Por: Fredy Garzón
En la jungla del tráfico bumangués, Carlos Bueno se convirtió en la estrella de su propio reality show, con su celular en mano, Carlos no solo supervisaba los operativos, sino que también los grababa como si estuviera en una película de acción.
¿Quién necesita un equipo de comunicaciones cuando puedes tener tu propio canal de YouTube? Y es que, mientras los agentes de tránsito lidiaban con la seriedad del tráfico y los operativos, él optó por una estética más: “Alférez Influencer”, mezclando las responsabilidades de un Director con las de un Youtuber.
“¡Miren, miren! ¡Otro borracho más!”, parecía decir mientras se grababa en plena acción. Pero la trama se tornó amarga cuando el alcalde decidió solicitar protocolariamente renuncia a todos sus integrantes de gabinete como comúnmente hacen todos los mandatarios para evaluar la gestión de sus subalternos.
“Barbas” el antiguo “Alférez Influencer” indignadamente no presentó su renuncia y fue declarado insubsistente, su salida fue tan rápida como la publicación de sus trinos; en un abrir y cerrar de ojos, a hoy su cuenta de Twitter se convirtió en la única vía de escape de su carrera. Con su salida, la movilidad en Bucaramanga siguió igual de horrorosa como cuando el mismo “Barbas” llegó en el gobierno de Cárdenas.
Solo mejoró el “tráfico” en su Twitter, donde sus tres fieles seguidores siguen haciendo eco de sus insólitas aspiraciones políticas, como si fueran su fan club personal. Ahora, Carlos Bueno juega a ser candidato de cualquier cargo que le ofrezcan, como un niño que no quiere dejar su juguete favorito: “¿Congreso? ¡Podría ser! ¿Alcaldía? ¡Claro! ¿Concejal? ¡También!”
Quizás el gran legado de Carlos Bueno sea habernos recordado que el estado de opinión en las redes sociales es lo que vale en la administración pública.
Mientras tanto, nosotros, los ciudadanos, seguimos atrapados en el embotellamiento, la escasa movilidad y las reiteradas y peligrosas infracciones de tránsito; esperando que algún día el Director General de la Dirección de Tránsito sea alguien más que un tuitero con ínfulas de estrella. ¡Suerte en tu próxima aventura, Carlos! y si es en la arena política aquí te esperamos. La ciudad puede que no te extrañe, pero tus tres aduladores y detractores en redes, sin duda, sí.