Por: Duván Idarraga
Para nadie es un secreto el impacto económico qué tuvieron hace un par de meses los anuncios de la incompetente ministra de minas y energía del actual gobierno respecto a su definición de suspender contratos de exploración y explotación de hidrocarburos y empezar a comprar a otros países tanto gasolina como gas para atender la demanda interna. Una vez se conocieron dichos pronunciamientos, el sistema económico y los mercados financieros reaccionaron como correspondía, dada la incertidumbre que está medida implicaba. Por un lado, el valor de la acción de ECOPETROL en mercados internacionales se desplomó; por otro, la devaluación del peso Colombiano se disparó.
El ministro de Hacienda José Antonio Ocampo tuvo que salir a corregir esos anuncios ante el impacto y repercusiones económicas que estaban teniendo para el país; el mercado se calmó y si bien el dólar se mantuvo por encima de $4.700, se logró contener su continúa alza. Con esa relativa calma pasaron varias semanas, hasta que llegó el Foro Económico Mundial en Davos, Suiza y se volvió a alborotar el avispero, como dicen coloquialmente.
En dicho Foro, Felipe Bayon, Presidente de ECOPETROL, un experto en materia energética y quien ha formado parte del equipo directivo que ha logrado importantes resultados económicos y técnicos en los años recientes, expuso el proceso serio, basado en tecnología, debidamente planeado y articulado para buscar la transición energética del país.
Han usado sistemas eólicos, geotérmicos, hidrógeno y energía solar, entre otros; pero manteniendo la producción actual de hidrocarburos dadas las necesidades del país.
También recordó que dicha empresa representa al menos el 10% del total de los ingresos del Estado colombiano; por ende, son plenamente conscientes de la enorme responsabilidad que tienen. Escucharlo generó tranquilidad entre los expertos, dada la claridad de sus argumentos, la contundencia de sus cifras y la adecuada definición de sus estrategias energéticas.
En otro momento, igualmente en ese Foro, efectuó su exposición la incompetente Ministra de minas y Energías del actual gobierno y reitero el mensaje que suspenderían contratos de exploración de gasolina y gas como una contribución del país al tema medioambiental en el mundo.
Lo particular y absurdo de este anuncio, es que el aporte de Colombia en gases de efecto invernadero solo equivale al 0,37% del total del mundo; algo verdaderamente marginal y que demuestra que esa decisión no tiene un verdadero impacto ambiental y que está sustentada en otros aspectos.
Dónde si se daría un devastador efecto es en aspectos económicos y fiscales del país; como lo han expresado y sustentado varios expertos, la magnitud de recursos financieros relacionados con esta industria son cuantiosos, no contar con ellos tendría un devastador efecto en las finanzas públicas y en el entorno económico y social del país. La industria de hidrocarburos aporta más del 40% del total de las exportaciones del país, representa anualmente ingreso de divisas por montos entre los $16.000 y $17.000 millones de dólares; adicionalmente representa más del 30% de la Inversión Extranjera Directa en Colombia y entrega regalías al país por montos cercanos a los $13 billones por año.
Acabando con esta industria, desaparece la principal fuente de ingresos del país, se generaría una gran incertidumbre lo que a su vez impulsaría la devaluación (tal como sucedió después de junio de 2022) y podría implicar salida de capitales e incremento del nivel de riesgo para nuestra deuda pública, encareciéndola más (como se dio en el segundo semestre de 2022 ).
Por otro lado, como lo comenté en columnas anteriores, está el impacto en el presupuesto de egresos del país al tener que importar y pagar, a precios internacionales, las necesidades en materia de gasolina y gas para el consumo interno; eso sin mencionar el efecto político que tiene el depender de otros países en materia energética, aspecto que está viviendo con creces Europa (en especial Alemania) después de la guerra de Rusia y Ucrania, cuando el primero dejó de venderles gas.
Si se acaba la industria de hidrocarburos el país deja de percibir por año más de $ 35 billones que son la principal fuente de financiamiento del Presupuesto General de la Nación y que fondea muchos de los programas sociales y económicos del país, ¿cómo piensan reemplazar estos recursos? El presidente mencionó el tema de la industria del turismo, algo paradójico pues es conocido su cuestionamiento a la construcción de grandes autopistas requeridas para la movilización de pasajeros; por otro lado, no podemos olvidar que en su reforma tributaria el IVA a los tiquetes aéreos que estaba en el 5% (valor así definido en el gobierno de Presidente Ivan Duque como medida para incentivar el turismo, algo totalmente coherente) lo subió al 19% y que con su decisión de acelerar el incremento en el precio de la gasolina los costos de los pasajes terrestres igualmente se han incrementado, lo que afecta la movilidad.
Adicionalmente, las cifras tampoco dan. En el mejor año, antes de pandemia, a Colombia ingresaron casi 5 millones de turistas; para reemplazar los ingresos de la industria de hidrocarburos, esa cifra tendría que multiplicarse por 3. Además, a los argumentos ya expuestos, las condiciones de inseguridad que se están viendo en diferentes razones del país hacen poco atractivo para turistas visitarnos.
No sería extraño que Petro vuelva a plantear una de sus ideas de campaña, la de reemplazar los ingresos de la industria de hidrocarburos por la exportación de aguacates; algo muy descabellado toda vez que para llegar a esos niveles de ingresos por venta de ese producto, más de medio país debería dedicarse al cultivo del mismo con el agravante que no toda esa área es apta y tendría que acaparar la totalidad de la demanda mundial. Por donde se mire, algo inviable e irrealizable.
La decisión de acabar con la industria de hidrocarburos en Colombia, como lo ha planteado el gobierno actual, sería una decisión de enorme y negativo impacto para el país; algo totalmente desastroso en lo económico y en lo social.