Por: Andrés Villota
Friedrich Pollock, cofundador del Instituto de Investigación Social de Fráncfort que más tarde se convertiría en la Escuela de Fráncfort, el movimiento que lleva casi un siglo tratando de lavarle la cara al comunismo, en un artículo sobre el sistema económico NAZI, describe el método de Adolfo Hitler para destruir los rasgos esenciales de la propiedad privada.
Adolfo Hitler le negó a las empresas el derecho a establecer nuevos negocios en las áreas donde podían ser más eficientes y aumentar sus ingresos y utilidades, a la vez que prohibió interrumpir la producción de lo que no fuera rentable. Estos derechos fueron transferidos en su totalidad a los miembros del Partido Nacional Socialista Obrero Alemán que asumieron el control y la dirección de la actividad productiva de la economía en su conjunto.
Adolfo Hitler afirmó en mayo de 1937:
“Le digo a la industria alemana, por ejemplo, “Tienes que producir tal cosa ahora”. Luego, vuelvo a ello en el Plan Cuatrienal. Si la industria alemana me respondiera: “No somos capaces”, entonces le diría: “Bien, entonces me encargaré yo mismo, pero hay que hacerlo”. Pero si la industria me dice: “Lo haremos”, entonces me alegro de no tener que asumirlo”.
Gustavo Petro afirmó en octubre del 2021:
“La exploración de nuevos pozos petroleros en el país (Colombia) se debe suspender. El eje central de cómo salvar el planeta pasa por descarbonizar la economía y llegar en un tiempo a cero carbón y cero petróleo”. “La minería fósil no puede tener futuro porque la humanidad perece. Eso es un hecho, no es solo el tema de salvar al planeta, sino salvar a la humanidad”
Hitler y Petro dicen lo que la industria puede y no puede hacer. Son los que determinan el rumbo del manejo de la economía que es una forma de eliminar la propiedad privada, al imponer limitantes. Al desaparecer la autonomía corporativa y el libre albedrío del empresario, la propiedad privada pierde su esencia, su valor, su sentido y su utilidad. De nada sirve ser el dueño de una empresa si el Estado es el que decide y el que dispone sobre el destino de la misma que va, incluso, hasta hacer desaparecer el sector industrial al que pertenece.
En sus primeros discursos, Adolfo Hitler plantea nacionalizar la tierra. Otto Wagener dirigió el Departamento de Política Económica del NSDAP y fue asesor de política económica de Hitler. Wagener recuerda lo que dijo Adolfo Hitler en 1930:
“Todo el concepto de nacionalización en la forma en que se ha intentado y exigido hasta ahora me parece erróneo, y llego a la misma conclusión que Herr Wagener. Si queremos llegar a una solución natural, sana y también satisfactoria del problema, tenemos que introducir un proceso de selección en el asunto, un proceso de selección para aquellos que deberían tener derecho a la propiedad y a la titularidad de las empresas”
Para Adolfo Hitler, las nacionalizaciones debían ser selectivas, se debía expropiar a quienes él consideraba que debían ser expropiados. Gustavo Petro replica en su totalidad la teoría de nacionalización o expropiación selectiva, planteada por Adolfo Hitler.
Gustavo Petro dijo:
“Le solicitaría a Ardila Lülle que entendiendo este proceso económico nos venda Incauca para la demostración de cómo se desarrolla el norte del Cauca. Si no quiere, no hay problema, compraremos a otros, pero 30.000 hectáreas de tierras tienen que trasladarse a las comunidades para producir diversidad de productos e industrializar”. También es selectivo al hablar de expropiar las tierras del presidente Álvaro Uribe, “un gran terrateniente poseedor de tierras, en general de ganadería extensiva, es decir no es productivo”, según palabras del mismo Gustavo Petro.
El riesgo de expropiación frena a la inversión (local o extranjera) porque existe el riesgo de perderlo todo en Colombia y los administradores de portafolios de inversión, cumpliendo con su deber fiduciario, no pueden exponer a sus clientes a ese riesgo. Los colombianos que están vendiendo todo para irse o que ya se fueron, son los que pueden ver más allá y saben que, cuando Petro dice “no vamos a expropiar sino a democratizar” usa un eufemismo para poder robarle todo a los colombianos cuando llegue al poder.
También, cuando Petro usa el verbo “comprar”, es una forma amable de referirse a las expropiaciones y los procesos de nacionalización. Hitler dijo que iba a “comprar” las obras de arte para fundar su museo en Linz, Austria, que fue la justificación perfecta para saquear las colecciones de arte privadas más importantes de Europa. Parte de esas obras resultaron en Colombia, traídas por la familia del nazi, Karl Buchholz.
Hitler decía que era necesario realizar un proceso de nacionalización de las grandes empresas, de la industria energética y de todas las demás ramas de la economía como la industria del hierro. Sin embargo, en la pre guerra no era políticamente correcto decirlo y empezar a apropiarse de todo. La época de campaña presidencial no es el mejor momento para que Gustavo Petro lo diga abiertamente, aunque debo reconocer que, desde que llegó de Italia, llegó más sincero, renovado, cambiado, como si fuera otro, un Petro nuevo. Su esposa, también, llegó muy cambiada de Europa, muy parecida a cuando fue Miss Corralejas, me dijo una persona que la conoció en esa época cuando fue reina de belleza. Hasta en eso coinciden Petro y Hitler, en su predilección por las mujeres mucho más jóvenes que ellos.
Mi amigo, Raúl Tortolero, filósofo y PhD en Derechos Humanos, en su libro “La contrarrevolución cultural frente al marxismo posmoderno” describe el fenómeno social del supremacismo, introducido por la extrema izquierda Iberoamericana. Del supremacismo ario de Adolfo Hitler que le permitía a los alemanes arios ser tratados como un grupo social superior, Gustavo Petro ha introducido los supremacistas que describe Tortolero en su libro.
El supremacismo feminista (aborteras), ecologista (cambio climático), indigenista, LGBTI, afro, gastronómico (vegano) o animalista, entre otros, que le permite a todas estas minorías ser tratadas y consideradas como grupos sociales superiores con derechos y privilegios que solo pueden tener ellos y que excluyen a la mayoría.
Hitler y Petro coinciden en el supremacismo. Los seres superiores no tienen contradictores, no tienen rivales políticos. Anulan el disenso, la pluralidad y la diversidad. Fomentan la corrección política para asegurar que nadie va a decir la verdad y mostrar la realidad, y eliminan la polarización porque obligan a todos a pensar y repetir lo que los supremacistas quieren que los demás piensen y repitan. Y cuando eso no pasa, recurren a la violencia y al terror para poder imponerse y dominar.
El comunista Giovanni Gentile creó el Fascismo junto al también comunista Benito Mussolini que, a su vez, había tenido una gran influencia del método violento para tomarse el poder, del también comunista, George Sorel como lo prueba James Gregor en su libro, Young Mussolini and the Intellectual Origins of Fascism.
El éxito de la Marcha sobre Roma de los Fascistas con sus Camisas Negras sembrando el terror para amedrentar al pueblo italiano, fue por la ausencia de la Fuerza Pública, por eso, Gustavo Petro va a desaparecer al ESMAD cuando sea presidente. Los Camisas Negras fascistas, los Camisas Pardas nazis, son los hermanos europeos de La Primera Línea de Gustavo Petro.
Con la desaparición del ESMAD, La Primera Línea y el grupo de aborígenes paramilitares (armados y equipados por Juan Manuel Santos) que intentaron tomarse a Cali y a Popayán, van a ser los grupos que se van a desplegar en las calles colombianas para que siembren el terror entre la población y puedan acallar todas las voces contrarias a su máximo líder, Gustavo Petro. Así mismo lo hizo Adolfo Hitler con los Camisas Pardas, inicialmente, y luego con la SS y la GESTAPO.
Desde la época del surgimiento del fascismo italiano y el nazismo alemán, siempre fueron considerados movimientos comunistas por todos los economistas, académicos, intelectuales, partidos comunistas europeos y el resto de la población europea. Sin embargo, el holocausto judío fue la causa para que los comunistas se desligaran del comunismo Nazi y Fascista.
Prohibieron el libro Mein Kampf (Mi Lucha) de Adolfo Hitler para que nadie pudiera leer que él (Hitler) era comunista e historiadores comunistas como el judío británico, Eric Hobsbawm, se apoderaron de la narrativa histórica y empezaron a tildar de “Extrema Derecha” a los partidos comunistas de Hitler y Mussolini para poder ubicarlos en la antípoda ideológica del comunismo. La justificación perfecta para desplegar todo el salvajismo y barbarie comunista porque se inventaron que están luchando contra el “fascismo de extrema derecha”. Los Mesías que nos van a salvar del monstruo que ellos mismos crearon.
Esto no se trata de probarle a alguien que el comunismo no funciona, esto se trata de la dominación total. Gustavo Petro sabe perfecto que el comunismo va a llevar a Colombia a la ruina y a la miseria. Eso es lo que él necesita y que todos sean bien ignorantes (FECODE hace su parte) para ejercer el dominio total sobre los colombianos, creando una dependencia total del Estado que, si quieren comer, van a tener que doblegarse ante su nuevo Führer.
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• Pedir un crédito ante una entidad financiera como una cooperativa, por ejemplo, y luego pre pagarlo con dineros de múltiple, dudosa y extranjera procedencia, aparece en las primeras hojas del libro “Lavado de Activos para Dummies”.
• Unos aspirantes al Congreso por el Centro Democrático, se creyeron muy astutos por promover candidatos en las consultas interpartidistas, a pesar que su colectividad ya tiene su propio candidato. Ahora están muy afanados porque sus electores van a votar por las listas de esos candidatos que ellos mismos promovieron. Genios.