Síndrome de Petro

Por: Roberto Trobajo

El suicidio social al que empuja Petro será irreversible para sus seguidores, máxime jóvenes, pues la devaluación moral en la que caerían no tendrá reversa.

Petro les muestra que no hay que deparar en nada, manipular sin escrúpulos, con tal de salirse con las suyas y más empeñándose en tener poder sobre los demás.

Las madres populares, así llama Petro a las mamás de los jóvenes que a logrado engatusar, le tienen miedo a ese cacique izquierdoso, y él mismo lo reconoció en la entrevista que le regaló al influencer mamerto Levy Rincón.

Sin especificar miedos a qué, porque no sabría cómo argumentar ante la aplastante fuerza de esas mujeres que tan duro han criado a sus hijos y que sufren preocupadas por las andanzas en que se meten los petristas.

Esas señoras, abnegadas, se angustian y sufren desvelos, temerosas de los males que saben podrían acabar con las vidas de sus hijos.

Vidas trabajando duro, rompiéndose lomos, sacrificando muchísimo por sus hijos, añorando verles erigirse como personas de bien de las que puedan vivir muy orgullosas… y tener que andar sufriendo angustias por no saber si regresaran sanos y salvos a sus casas, tras plantones y “protestas” con las que se alimenta el enfermizo de poder Petro.

Ellas, muchas aún jóvenes, han sido y son revolucionarias, simpatizantes de cambios, inconformes…joven que no sea revolucionario no vive la juventud.

Lo que una cosa es hacer revolución, la verdadera: cambiar todo lo que amerite ser cambiado; y otra, nada que ver, la anarquía que entraña destruir y luego se verá cómo se componen las cosas.

Esa propaganda de la “libre libertad”, el libertinaje, el enfatizarse en derechos pero aceptándose deberes según conveniencias, es el que arrebata hijos; robándoselos un Petro que se les vende a los desadaptados jóvenes como un “papá” que les permitirá vivir como quieran –aún “ninis” (los que ni trabajan ni estudian) porque se lo merecen todo, aunque sea a costa de todos, pues Petro es el cambio crucial soñado.

Para ello Petro enajena, engatusa, emboba, corrompe, porque en definitiva no son sus hijos ni parientes, y lo de él es querer ser presidente del país…aunque lo destruya. Y ya verán que harán los gobernantes que vengan después de él…cuando muera tras perpetuarse en el poder todo lo más que pueda, a lo Fidel Castro.

A esas madres nadie las engaña y por eso no votan por Petro, pero se angustian –impotentes- al ver a sus hijos ¡tirándose vidas!

En las familias populares, que son mayorías, conservadoras de valores y tradiciones, no se ven con buenos ojos la devaluación a que Petro expone a los más jóvenes.

Hacía el interior de las familias, donde la dignidad es de alta valía y se respetan los compromisos, donde siempre a prevalecido el usarse y no el utilizarse, impulsándose a ser ambiciosos y no egoístas, cada vez preocupa más que la calle les devuelve a otros muy distintos a quienes criaron.

Dentro de esas familias populares abundan los que lucharon para alcanzarse las conquistas sociales que se disfrutan hoy. Y qué ven que les muestra Petro a los jóvenes: si toca ser desleal con los que apoyaron, en el momento que no convenga, las ambiciones personales tienen que prevalecer.

Esos del Comité Nacional del Paro, que en el pasado reciente armaron marchas a las que Petro les echó manos para erigirse sobre el caos culpando a Duque, hoy a Petro no le sirven.

Hasta el otro día Petro decía que eran justas demandas las que hacían los del Comité del Paro, y ahora (y así dijo Petro al Levy Rincón) son PENDEJADAS las peticiones que hacen los sindicalistas de ese Comité Nacional del Paro.

Cuando los necesitó, les defendió, y ahora rechaza a esos del Comité del Paro porque el pueblo colombiano no quiere volver a saber de paros.

Lo paradójico es que ese Comité Nacional del Paro se sumó, y sigue unido al Pacto Histórico de Petro.

Y por qué: ¿acaso nada les importan las justas demandas de trabajadores y estudiantes?; ¿negociaron $ o puestos con Petro?; ¿o jamás han sido lideres sindicales y si tránsfugas corruptos?

Porque sí son auténticos sindicalistas debería salirse del Pacto, enfrentar a Petro, quitarle apoyos…Pues ya les dejó claro que para él los reclamos de obreros y estudiantes son pendejadas, que nada le importaran si llegase a ser presidente.

Para ganarle a Petro, o hacerlo perder, hay que dejarlo hablar y decirle a la gente lo que él mismo dice para que abran los ojos y reaccionen.

Lo de Petro es malparides, que si no se para, corta, ataca, entonces hace metástasis y empuja a la destrucción social de familias enteras que le apuestan al mejor mañana que sus hijos meren.

El síndrome de Petro es peor que un SIDA o el más mortal de los cánceres. Petro es malparides mortal.

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