Por: Roberto Ortiz Urueña
La democracia participativa permite revocar el mandato a los gobernantes después del primer año de gobierno cuando estos están incumpliendo sus promesas como lo autoriza la Constitución, la ley.
Es por ello que el país ha visto como ciudadanos de Medellín, Bogotá y Cali, han venido promoviendo en estos días la revocatoria del mandato de los gobernantes porque consideran, con justas razones, que estos han traicionado la voluntad popular, como quiera que unas cosas prometieron en campaña electoral, y otras muy diferente, están haciendo como gobernante.
Pero pese a ello, siempre he considerado que no es buena la revocatoria porque los gobernantes utilizaran el presupuesto público para hacer campaña a su favor, y esto hará más grave la crisis económica de las ciudades, pues la arrogancia y el apego al poder hará que estos malos gobernantes gasten más en su defensa que en cautivar la solidaridad de los ciudadanos, y porque considero, igualmente, que los gobernantes deben terminar su periodo y el mejor castigo en no reelegirlos
nunca más.
Pero no hay duda que existen muchas razones para solicitar la revocatoria del Alcalde, aunque yo prefiero avanzar en el control político, y en estimular que la gente salga a la calle a reclamar sus derechos y a luchar contra el mal gobierno de Ospina.
El Alcalde de Cali, nunca dijo en su campaña que haría nuevamente mega obras a través de créditos públicos por más de 650 mil millones de pesos; que igualmente, como las mega obras pasadas, las pagaremos los contribuyentes en los próximos ocho años con altos interés, mientras el alcalde Ospina solo pagará durante su administración 60 mil millones de pesos.
Además, en su campaña nunca dijo que su forma ideal de inversión serían obras eludiendo la contratación pública mediante el sistema de los convenios interadministrativos para evadir las licitaciones y el pliego único, diseñados para combatir la corrupción y el amiguismo. Tampoco mencionó en campaña que entregaría muchas dependencias, entre ellas, EMCALI, a los sectores más corruptos de la política en el Valle del Cauca, cuyos jefes políticos están pendientes de ser condenados por peculados por apropiación y otros delitos.
Jorge Iván Ospina, aparte de que no ha cumplido sus promesas de gobierno, se ha dedicado a manejar el presupuesto público como plata de bolsillo en momentos de grave crisis de COVID 19, y en momentos en que varios médicos de los hospitales para la gente más necesitada como lo es el Duarte Cancino se han visto obligados a renunciar porque no les pagan sus salarios.
El Alcalde prefirió invertir más de 22 mil millones de pesos en contra de la voluntad ciudadana en una feria virtual, que resulto invisible, y en el desfile del alumbrado del muñeco del COVID 19.
No hay que olvidar, que dos de sus secretarios de despacho fueron sancionados en primera instancia por la personería por irregularidades en el proceso de contratación de los mercados para atender a los más pobres en esta pandemia que estamos viviendo.
Invito, entonces a los caleños a que se organicen en sus barrios para reclamar mediante la lucha organizada el cumplimiento de las promesas incumplidas por el Alcalde en el marco del derecho a la movilización. Por mi parte, continuaré ejerciendo el control político como Concejal de la ciudad, honrando el voto de confianza que me dieron 200 mil caleños.