Por: El Expediente
Ana Bejarano, hija de Ramiro Bejarano, lidera la ONG ‘El Veinte’, la organización detrás de la demanda ante la Corte Constitucional que dejó a millones de colombianos sin acceso gratuito a WhatsApp, Facebook e Instagram. Mientras ‘El Veinte’ oculta quién los financia, nosotros encontramos un nombre: Luminate, una fundación internacional ligada a Open Society que, según su propia página de Internet, promueve censura, el ciberpatrullaje y el control en internet.
Luminate, creada en 2018 por Pierre Omidyar, el fundador de eBay y uno de los hombres más ricos según Forbes, opera en Colombia, América Latina, África y Asia.
Su página web dice que busca “interrumpir, desfinanciar y degradar sitios de desinformación”, pero ellos deciden qué es desinformación.
En Colombia, han dado plata a organizaciones como la Fundación para la Libertad de Prensa (FLIP), que recibió un millón de dólares entre 2019 y 2023, Temblores, Cuestión Pública, El Espectador y JustaPaz, que usó fondos para meter más representación de ‘grupos marginados’ en el Congreso en 2022.
Muchas de estas organizaciones apoyaron la llegada de Gustavo Petro al poder, y algunas, como JustaPaz, tienen vínculos directos con figuras como Roy Barreras, quien los trajo junto a José Miguel Vivanco a firmar un acuerdo con el Congreso de la República en 2022
https://x.com/RoyBarreras/status/1553432747833786370?t=cPGX6_kv68UFvMqXlgtwiw&s=19
‘El Veinte’ recibió 50 mil dólares de Luminate en 2020 para un proyecto sobre datos y derechos digitales durante la pandemia, según la propia web de Luminate. Pero, tras el escándalo de la demanda, ‘El Veinte’ borró de su página cualquier mención a sus financiadores. Antes, ahí estaba el nombre de Luminate, ahora no.

Luminate no acepta solicitudes de financiación; ellos eligen a quién darle plata. En Colombia, sus aliados suelen tener una línea editorial de izquierda y, según algunos, buscan uniformar el pensamiento y silenciar medios o voces que no les parecen confiables. Su programa ‘Índice de Desinformación Global’, con casi 300 millones de dólares invertidos, tiene el mismo objetivo: atacar lo que ellos llaman desinformación.