Por: Andrés Villota
El comportamiento de los Índices Bursátiles refleja la situación de la economía de un país porque se trata de “canastas” en las que se incluye a las acciones de las empresas más representativas con base al tamaño del patrimonio o al número de transacciones que se realiza diariamente sobre esas acciones. Operaciones de compra o de venta que materializan las expectativas creadas a partir del análisis de la información pública.
La información más ponderada por los inversionistas es sobre la estabilidad política y la continuidad en las condiciones favorables del entorno productivo que, ante la ausencia de información objetiva, se forma con base a situaciones ocurridas en el pasado o a coyunturas similares que viven otros países. Ante la crisis de credibilidad en los contenidos publicados por los medios de comunicación tradicionales (los pocos que han logrado sobrevivir a la bancarrota) los grandes tomadores de decisiones han buscado, también, la fuente directa en los departamentos de relaciones con los inversionistas de las empresas cuyas acciones cotizan en la bolsa.
Los nuevos medios digitales están llenando el vacío dejado por los medios que tuvieron su época de esplendor en el siglo pasado. Las redes sociales jamás han sido consideradas como una fuente de información creíble. Redes como Facebook y Twitter tienden a desaparecer después de la censura que ejercen sobre los contenidos que publican sus usuarios. Hoy, por ejemplo, Parler que no tiene tribunales de la “verdad” ni censura los contenidos publicados está en el top ranking de las aplicaciones más usadas, muy por encima de Facebook y Twitter que tienden a desaparecer en el corto plazo.
La información sobre la elección presidencial en los Estados Unidos ha sido determinante para crear las expectativas sobre el futuro de la principal economía mundial y del principal socio comercial de Colombia. Compra de votos, proselitismo armado, trashumancia de votantes, votos a nombre de personas muertas, escrutinios interrumpidos, errores en el software electoral, material electoral adulterado o falsificado (delitos electorales propios de los países emergentes) son el principio de un gobierno que por lo espurio de su elección va a tener inmensos problemas de gobernabilidad. La impugnación del resultado con base a las miles de pruebas de fraude electoral recaudadas tendrá al auto proclamado presidente (con base a resultados que son materia de investigación) gobernando con la permanente amenaza de un juicio político y de su destitución.
Los índices bursátiles de las principales bolsas estadounidenses habían mostrado comportamiento al alza en las semanas previas a la elección porque el mercado daba por descontada la reelección del actual presidente que había logrado mejorar y superar todos los indicadores económicos y situaciones de conflictos internacionales, condiciones sociales, relaciones internacionales y bienestar de la población que había dejado en un estado deplorable el muy mediático pero poco eficiente gobierno anterior.
El día de la elección el índice más representativo de la economía estadounidense, el Dow Jones Industrial, subió el 2,23% y el mercado se fue a dormir confiado en la reelección de Donald Trump con base a los resultados del escrutinio que ya había finalizado en la mayoría de los Estados, incluso en la Florida y otros que tenían un mayor número de votantes que Estados que seguían en el proceso como Michigan o Wisconsin en los que Trump llevaba la delantera.
Sin embargo y después de una repentina e inexplicable caída en el sistema de conteo de los votos se revirtió la tendencia de una forma burda, imposible en términos estadísticos, tanto que se empezó a hablar de la “Biden Curve” en alusión al trazado imposible de la curva de tendencia que había tomado el conteo de los votos. Fue tan burda la adulteración de los resultados que en algunos Estados solo aparecieron votos a favor de Biden y ninguno a favor de Trump después del restablecimiento del conteo.
Desde que el mercado abrió al día siguiente a las elecciones y sin tener aún un resultado definitivo, el mercado empezó a reaccionar a la baja frente a la incertidumbre que sumada a la aparición de denuncias soportadas en videos y registros numéricos previos, empezaron a mostrar la ocurrencia de un fraude. Ni siquiera la publicación del aumento de empleos creados durante el mes de octubre que estuvo por encima de lo esperado y que redujo el nivel de desempleo a niveles del 6,9% logró parar la caída de los índices provocada por la venta en masa de las acciones que conforman las canastas de los índices.
Desafortunadamente para Colombia y el mundo la incertidumbre creada por el fraude electoral en Estados Unidos, la democracia que era consideraba como la más sólida, tendrá consecuencias que pueden ser peores que las consecuencias de la cuarentena si tenemos en cuenta el papel que venía desempeñando la economía estadounidense en el proceso de recuperación económica global. Deja en el limbo, también, el proyecto “The Great Reset” que iba a ser propuesto en enero del año 2021 en el World Economic Forum Annual Meeting número 51 en Davos, Suiza que, con un Estados Unidos debilitado institucionalmente, no es viable en términos económicos reales.
Guardadas las obvias proporciones en Colombia ya vivimos una situación parecida durante el gobierno del presidente Ernesto Samper cuya campaña presidencial fue financiada con dineros del Cártel de Cali. Financiación fraudulenta que fue denunciada desde el día siguiente a su elección. Las expectativas negativas creadas frenaron la expansión del mercado bursátil. Fueron cuatro años perdidos para el desarrollo económico del país por la permanente situación de incertidumbre creada y porque la gestión del gobierno se limitó a defenderse de las acusaciones que vinieron, incluso, desde los mismos miembros del partido de gobierno que admitieron conocer el ingreso de los dineros a las finanzas de la campaña.
En esta coyuntura y dadas las condiciones políticas actuales en los Estados Unidos, la incertidumbre se va a apoderar de los mercados bursátiles generando expectativas negativas sobre el futuro. El precedente del caso del presidente Richard Nixon mostró que solo tras su renuncia, el pueblo estadounidense pudo superar la inestabilidad institucional y la incertidumbre en la que vivió desde que se hizo pública la denuncia del caso Watergate. Tristemente, lo peor está por venir.