Por: TC (r) Gustavo Roa C.
¿Qué es la izquierda? “Es el arte de reclamar privilegios, a costa del trabajo ajeno y de la libertad de los demás, en nombre de la igualdad”. Agustín Laje.
Los términos de derecha e izquierda. fueron utilizados en política en todo el mundo, durante el transcurso de la Revolución francesa (1789), cuando los partidarios del rey Luis XVI de Francia, se sentaban a la derecha en la Asamblea Nacional, mientras que los enemigos del rey, lo hacían a la izquierda.
Los años han pasado, desde el siglo XVIII, donde la historia de hechos políticos de la humanidad, nos permite hacer diversos, pero dantescos balances, sobre el transcurrir de una tendencia política, marcada por la ignominia, la tiranía, el despotismo, el autoritarismo y la injusticia.
Mas de cien millones de muertos que es una de las cifras más realistas, atribuida a la simbiosis del comunismo, que, recurriendo al juego de términos y de palabras inventadas cuidadosamente, de acuerdo con los cambios sociales, han bautizado al antiguo comunismo, con palabras llamativas, pero conservando el objeto final de su doctrina, qué consiste en el poder absoluto y omnímodo del Estado.
Por eso han acuñado, con el pasar del tiempo, términos como comunismo, socialismo, izquierda y recientemente progresismo. Desde esa época, donde nace como tendencia política, el comunismo, se inicia con la práctica, y la manipulación de las palabras, su significado etimológico y su alcance.
Esta simbiosis, les ha permitido flexibilizar la imposición de sus ideas, de acuerdo a las circunstancias sociales y económicas que se presenten en el lugar que han escogido para su proliferación, no sin antes, analizar cuidadosamente, los escenarios donde será instaurada.
En la mayoría de los casos, con la utilización de la fuerza y del poder como pretexto para establecer una doctrina, fundamentada, según su diatriba populista, en la supuesta “igualdad, equidad y justicia” y otras veces con la manipulación mental, gracias a una dialéctica victimizante, la cual les ha dado exitosos réditos, para convencer a ignorantes y convertirlos en fanáticos.
Millones de muertes en el mundo entero, se le atribuyen al comunismo durante el siglo XX, incluso superando en cifras el genocidio del nazismo ocurrido a mediados del mismo siglo. Esta dantesca cifra, no ha sido suficientes para que esta doctrina desaparezca del espectro de ideologías socialmente aceptadas.
Al nazismo, en cambio, le costó menos cadáveres, para ser proscrita de la faz de la tierra. Pues la dialéctica, utilizada por Hitler y sus segundos, no fue suficiente para convencer al mundo. A diferencia del comunismo, el discurso del nazismo se basaba en la superioridad humana de la raza aria, contrario al comunismo que su discurso se ha basado, en la igualdad.
Esta profunda diferencia, entre dos movimientos antagonistas desde el punto de vista ideológico, pero similar desde el punto de vista de su criminal aplicación, los ha diferenciado a nivel mundial, tanto que, en varios países europeos, es un delito portar símbolos asociados al nacional-socialismo. Mucha menos exposición y propaganda negra ha tenido la tragedia de los Kulaks en Ucrania, donde la denominada “cortina de hierro”, le permitió al comunismo de la Unión soviética, actuar a sus anchas y a espaldas de la humanidad.
La terrible hambruna, ocasionada por los líderes soviéticos y jamás evaluada en su impresionante dimensión o la masacre de Mao, de millones de chinos con su “gran salto adelante”, parece una fábula infantil, cuando se les compara con el horror de los campos de concentración del nazismo. Cientos de documentales, películas, conversatorios, investigaciones y libros, han terminado por posicionar, en la cultura popular, al holocausto nazi, como una aberración de la raza humana, sin antecedentes en la historia de la humanidad y cuya ejecución nunca debiera repetirse.
No obstante, la capacidad para proteger la verdadera información, sobre sus delitos y el alcance de su política de horror, que históricamente ha ejercido en los regímenes del comunismo, donde el silencio cómplice, es el fundamento de su filosofía. Llama entonces la atención, que las atrocidades comunistas estén lejos de ser percibidas de la misma forma. Surge entonces una pregunta: ¿A qué se debe esa suerte de indulgencia, o quizá de ignorancia, que cobija a las perversidades que se han incubado en estos regímenes? ¿Por qué esa capacidad a través de su narrativa, para convertir el crimen en justicia y el derecho en injusticia?
La más fuerte herramienta, de psicología social que han conformado los comunistas, socialistas, izquierdistas o progresistas, tienen que ver, con su dialéctica victimizante, la construcción del discurso, y el oportunismo de la causalidad.
Por esta razón encontramos, los muros de las universidades públicas colombianas, pintados con alegorías a los genocidios soviéticos y chinos, consagrados en documentos como el Holodomor en Ucrania o la Gran Purga en la Unión soviética, o la Gran Hambruna en China, o la disfrazada Revolución Cultural, sin olvidar el genocidio camboyano en Kampuchea, donde todos estos crímenes de lesa humanidad, se estiman, en una cifra superior a 140 millones de vidas, segadas por el comunismo.
A nivel latinoamericano, causa repugnancia, que la ignorancia permita que criminales e “ideólogos comunistas”, como el “Che” Guevara, Fidel Castro, Lenin, Mao y hasta Stalin, pasando por los hermanos Pizarro Leóngómez, alias “Tiro Fijo”, Raúl Reyes, Iván Márquez el cura Laín, alias el “Mono Jojoy”, Jesús Santrich, denominado recientemente como el “poeta”, según manifestación reciente, de su admirador y colega Gustavo Petro y otros sujetos, que conforman esas “galerías de arte de la ignominia”, instaladas en las paredes de las universidades públicas, donde se exaltan inexplicablemente, el crimen y el horror protagonizado por estos criminales, así como el mal gusto e indignantes manifestaciones, de los seguidores que respaldan el crimen, irrespetando y humillando la memoria de sus millones de víctimas.
En las cátedras de las facultades de humanidades, ciencias sociales o de derecho, el marxismo no ha dejado de ser una doctrina con gran influencia intelectual, por parte de profesores de pensamiento extremista, obtuso y resentido. En Venezuela, Ecuador, Bolivia y Nicaragua, gobiernos que se denominan socialistas del siglo XXI, pero que a todas luces aplican las viejas estratagemas comunistas, reciben el aplauso populachero, vigilado, obligado y controlado de cerca por ejércitos privados de los regímenes, defendiendo su “impecable” gestión y compromiso social, como publicidad falsa y mentirosa, ante la opinión pública internacional.
Miseria, conflictos, desplazamientos, hambre, pobreza, esclavitud física y mental, amenazas y muerte, han sido el legado de los proyectos comunistas donde quiera que han sido desarrollados de forma íntegra, en América Latina, desde México hasta la tierra del fuego y en el mundo, desde China hasta Cuba y de Camboya hasta Corea del Norte.
Todos estos tristes antecedentes históricos, no han sido suficientes, para que la sociedad del mundo, convierta a esta nefasta ideología, en marginal. Pero la explicación, para este fenómeno social, parece ser simple. La filosofía del engaño, ese contenido de procedimientos, normas, estratagemas, experiencias y resultados, son aplicados como un guión cinematográfico, por esta ideología, que conserva una identidad casi milimétrica, en todos los países donde se instala.
Manipula las mentes de sectores específicos de la humanidad y previamente seleccionados, tal como ocurre, con estudiantes y docentes, por ser los más consistentes multiplicadores de la ideología, sectores de la sociedad, económicamente menos favorecido, para explotar sus inconformidades y necesidades y finalmente, grupos de presión sistemática, como los “istas”, feministas, ambientalistas y grupos lgtbiq, a través de la utilización de supuestas buenas intenciones, que declaran, la igualdad, solidaridad y fraternidad, siempre y cuando que éstas falacias, no afecten sus propios intereses, personales, económicos e ideológicos.
La simpleza de un argumento utópico, dónde los ricos explotan a los pobres, pero solo los ricos que no profesan su propia ideología. La otra engañosa manifestación que obliga a que los ricos repartan su riqueza, entre los pobres, para generar dependencia, holgazanería y el proteccionismo, siempre y cuando, el capital no pertenezca, a sus pares ideológicos.
A través de este discurso falsario, torcido y de mala fe, proclaman que el “pueblo” debe estar en el poder, cuando el verdadero poder, está entre sus manipuladores y astutos dirigentes comunistas. Este tipo de dialécticas, son fácilmente aplicadas, a través de la psicología social, que se conectan directamente con la intuición más básica del ser humano.
Los criminales, como alias Tiro fijo, el Che Guevara, el cura Camilo Torres, Carlos y Hernando Pizarro Leóngómez, el primero reconocido carnicero de Tacueyó, Fidel Castro, Hugo Chávez, Nicolás Maduro, Jesús Santrich, y toda esa jauría de hienas hambrientas de poder, seguirán siendo vistos como un selecto grupo de rebeldes y soñadores, que se sacrificaron y derramaron su sangre por los pobres de América Latina y no como los burócratas, oligarcas comunistas de hoy y asesinos terroristas, que fueron en realidad.
Y no es que esté mal que un grupo de fanáticos ondeen la bandera de la hoz y el martillo, el primero de Mayo, en libertad, tienen derecho a tener proyectos políticos, pero no a generar una exaltación al crimen, tampoco es admisible, que un exintegrante del antiguo grupo terrorista M-19 y actual huésped de la Casa de Nariño, se jacte cuando sus fanáticos seguidores, ondean en actos públicos, la bandera del M19, impregnada aún, con sangre caliente de inocentes, que sufrieron la sevicia de este grupo terrorista
Sin embargo, los grupos terroristas con ideologías comunistas e izquierdistas, aún reciben con éxtasis los vítores y aplausos, de confundidos e ignorantes fanáticos, que, sin conocer la verdadera historia de esta tendencia, dan por seguro, qué es la única ideología que le permitirá al mundo progresar libremente, sin la tiranía, el crimen y la sevicia, que ellos han practicado por décadas, pero lo han sabido ocultar, con un discurso cínico y profano. Ojalá, estas reflexiones, pudieran llegar a las manos de aquellos fanáticos engañados por la izquierda, que son utilizados, por astutos y falaces dirigentes populistas, para seguir engañando al pueblo, mientras ellos, se enriquecen a velocidades astronómicas, con la misma velocidad que generan miseria, confusión, desconcierto y desorientación en países, como Colombia.
¡AUN ES HORA DE DEVELAR LA VERDAD!