Por: Roberto Trobajo
Algunos en Colombia están eufóricos tras la izquierda tomarse la presidencia de Chile; anhelan que en tierras colombianas se repita lo que acabó de pasar allá, y esa ceguera les impide ver que acá Petro es un paquete chileno.
Petro y su séquito (esos “pre” candidatos que lo acompañan, quienes realmente son sus teloneros) soy iguales a él: no tienen nada de autenticidad, son una estafa política, pues ya han pasado por varios disfraces ideológicos para engatusar a los que sí son auténticos al querer cambios en Colombia.
Ese Pacto no es más que un paquete chileno y de los peores.
Si bien es innegable las similitudes existentes entre las sociedades chilena y la colombiana, pues ambas adolecen de los mismos males, realmente Chile y Colombia no tienen nada que ver.
Las actuales fracturas sociales entre los chilenos, son similares a las que sufrimos los colombianos.
Son fracturas sociológicas, culturales, generacionales, de género, y hasta demográficas.
En ambos países tenemos a los jóvenes contra los mayores, a los hombres contra las mujeres y viceversa, rurales contra los urbanos.
Más acentuadas entre los chilenos, pues allá han puesto a chocar al norte con el sur, y al centro contra ambos.
Esto tiene mucho que ver con los efectos que ha tenido una modernización acelerada, al punto de provocar quiebres culturales entre los menores de 35 años, más cosmopolitas, en un mundo tradicional que se siente amenazado.
En Chile, al igual que en Colombia, está aconteciendo un proceso de polarización que viene desde arriba hacía abajo: de “lideres” direccionando a sus “seguidores”; esas divisiones no han partido de una fractura de la sociedad, que sigue siendo centrista, moderada, conservadora.
En ambas sociedades se clama por cambios, profundos, trascendentales, pero sin que se vacíe el centro político y evitándose ir hacia extremos…radicalizándose.
En Chile, Gabriel Boric, si bien ejerció algún liderazgo en las andanadas de protestas, en su momento se opuso abiertamente a vandalismos y no incendió el país –algo que se le debe reconocer- sin embargo, capitalizó la rabia de los jóvenes y las frustraciones de mayorías.
Gustavo Petro, que ahora pinta a Gabriel Boric como un Salvador Allende (lamboneándole al recién elegido presidente chileno) lo hace más por manipular a esa juventud colombiana que Petro empujó a las calles y que cuando se vandalizó se mantuvo callado –cómplice- sin tener la mínima decencia de pronunciarse contra los extremistas violentos –lo que sí hizo Boric en su momento y que le repercutió en rechazos de los del partido comunista chileno- Petro nunca será un Boric, y tampoco los colombianos están para que nos nazca otro como el chileno ahora presidente electo.
En Chile se descuidó a las familias, los armónicos lazos entre empresarios y empleados, el saberse bien utilizar las regalías que les deja el cobre, el presidente Piñera careció de tacto y mando al asegurarse la seguridad ciudadana.
En Colombia, aún siendo similar en cuanto a los males sociales que afectan a Chile, todavía la mayoría de los colombianos preservan valores familiares, y si bien aquí estamos hastiados de la corrupción que roba tanto, se logró impedir que los violentos desbordaran el país hasta hacerlo ingobernable.
Petro fomentó la violencia, incendió débiles mentes jóvenes, y todos saben que por su esencia guerrillera es enemigo de la fuerza pública.
No creo que Colombia caiga en la trampa chilena, y no lo digo tan sólo porque se suba a un Boric colombiano, siento que la inmensa mayoría de los colombianos saben que se necesita de un presidente que conserve a la familia, frentee a la corrupción, fortaleza valores como la solidaridad, y se empodere en el liderazgo de los uniformados para asegurar el orden en el país… así son los conservadores, las mayorías en Colombia
Por ende el próximo presidente colombiano tiene que ser conservador, David Borguil es el más representativo y junto con un Fico o un Char, harían la dupla presidencial idónea, segura, para salir de la crisis, frenándose a un Petro que ahora se pinta como un Boric, quien cuando vuelva a perder empujará a sus hordas petristas para desestabilizar y hacer ingobernable a una Colombia que necesitamos salga adelante, sólida y progresando, avanzando aunque la azoten vientos huracanados bolivarianos.
La democracia colombiana, preservada, fortalecida, desde ya es el anhelado bastión social que tanto necesitan en Latinoamérica las personas de bien…esperanzadas.