Por: Fernando Torres Mejía
Los angustiantes gritos de desesperación de un joven soldado después del ataque feroz perpetrado por los guerrilleros del ELN, seres humanos que tal vez consumidos por las drogas que ellos mismos producen perdieron la conciencia, el valor de la vida a quienes se les olvidó el sufrimiento de esos militares y el de sus familias, muchos de ellos hijos de madres cabeza de hogar o campesinos, que al igual que la gran mayoría, no tienen la culpa de lo que sucede en las altas esferas de la sociedad y la forma como los gobernantes dirigen el país.
Ataques que ponen en riesgo, niños y adolescentes de las escuelas donde sin ningún pudor, estos asesinos colocan sus explosivos o circulan los vehículos para hacerlos explotar al paso de caravanas de jóvenes inocentes, que incluso irónicamente en muchos casos podrían tratarse de sus propios familiares que están prestando su servicio militar.
Voladuras de los Oleoductos como el de Caño Limón Coveñas, que por la misma ignorancia de estos grupos narcoguerrilleros, no saben que a quienes realmente están perjudicando es a la sociedad y no al gobierno ni mucho menos a sus gobernantes.
Llevamos años viendo como masacran a nuestras fuerzas militares, hablando de los horrores que cometen estos grupos guerrilleros y eso pareciera que es lo que menos importa, porque como siempre, seguimos sentados en las mesas de negociación perdiendo el tiempo, “suplicándoles” a estos bandidos quienes al final solo buscan un interés personal, ya que son los cabecillas los únicos quienes al final son los beneficiados, además de los negociadores quienes ganan fuerte sumas de dinero para nada, porque acá todo seguirá igual hasta que tengamos un estado que de verdad utilice las armas en contra de estos narcoterroristas y de una vez los extermine como lo vienen haciendo los gobiernos que realmente quieren acabar de una vez por todas con estos desalmados, como lo está haciendo Israel.
Recordemos que Las Farc aceptaron desmovilizar una parte de su grupo de narcoguerrilleros porque se vieron obligados debido a que el presidente Uribe los hostigo, acorralo y casi que los extinguió, al punto que no les quedo otro camino que negociar, aunque Santos los revivió y ahora de nuevo con la complacencia de Petro se están reorganizando al igual que los otros grupos delincuenciales.
Esta semana otro de los soldados del atentado en Arauca falleció y 7 más están en cuidados intensivos, como se olvidaron tan rápido que el 19 de enero de 2019, asesinaron 22 cadetes con un carro bomba en la Escuela General Santander, pero a pesar de esto el pasado jueves Petro les vuelve hacer “coquitos” a los terroristas del ELN. Duro saber que a pesar de que nuestros verdaderos héroes dejan todo por su patria y su familia, a estos gobiernos no les ha importado y antes, por el contrario, los han puesto al mismo nivel de los grupos insurgentes, donde precisamente la JEP está más interesada en condenarlos mientras sus creadores los de las Farc, les siguenbrindando impunidad total.
Mientras Petro sigue con sus delirios y locuras de que lo quieren matar, continúa el avance criminal de los grupos narco guerrilleros que cada vez avanzan con miras a tomarse el país por cuenta de una administración que se los está permitiendo de forma permisiva, ojalá fuera cierto que lo quisieran tumbar o darle un golpe blando, pero no, no es así, este es un estado que permite que sus gobernantes así sean perversos como muchos de los que por ahí han pasado, terminen sus periodos y en este caso con mayor razón, para que los colombianos entiendan y se den cuenta de que la izquierda es inepta para gobernar, que se les dio la oportunidad y demostraron que son un desastre, que son pésimos administradores y que una vez terminen en 2026, Colombia por donde se mire será un desastre, llena de inseguridad, una salud quebrada, la educación en su peor momento, la economía en su peor momento con indicadores en rojo, la deuda en crecimiento, en fin al que quiera ser el nuevo presidente le tocará recibir una situación paupérrima y bien difícil de recuperar.
Gracias al engaño de Juan Manuel Santos, y la pésima “paz total” de Petro, estamos como estamos, si se hubiera dado continuidad a la seguridad democrática de la “mano firme y corazón grande”, no estaríamos así por la permisividad de estos dos mandatarios que permitieron que avanzara y se permitiera de nuevo el crecimiento de la delincuencia y el narcotráfico.
¿Será que un ser humano normal es capaz de atentar contra unos soldados que en su gran mayoría son hijos de campesinos o de familias de escasos recursos que deben dejarlos ir a que unos desalmados los acribillen, los asesinen o mutilen cómo sucedió con estos militares? No se entiende cómo los jefes de estos grupos de narco asesinos dan la orden de atacar a estos muchachos que en muchos casos son jóvenes que apenas están empezando a vivir.
Para finalizar, es increíble que el Monseñor Héctor Fabio Henao y el presidente de la JEP entre otros, estén restando importancia al atentado del ELN y le piden al gobierno que vuelva a la mesa de negociación con este grupo. Esto sin duda es inhumano, pero claro cómo no son ellos ni sus familias los que a diario pierden a sus seres queridos, seguiremos escuchando esto gritos desgarradores,“Aflójeme la bota, quítenme la bota”