Por: Alejandro Ramirez
No ha terminado el año cuando la cifra de masacres en Colombia supera las 90, suficiente como para hacer trizas “la Paz total”
En el olvido quedó el #NosEstanMatando de quienes se ensañaron en responsabilizar al gobierno y a la fuerza pública de los cobardes y aleves atentados terroristas, aún desde curules en el Congreso de la República, cuya vehemencia se ausenta para cuestionar a un Ministro de Defensa que reconoce sin vergüenza ni pena haber ordenado el retiro de la fuerza pública de los territorios del país donde pulula el terrorismo. No son pocos donde permitió el secuestro de Soldados y Policías sin sonrojarse ni dar un paso al costado. Se trata de la Paz que oxigenó al narcotráfico al ritmo de una abrumadora impunidad; a la que encimaron decretos de cese al fuego, patente para que los terroristas continúen en una serie interminable de secuestros, desplazamientos, homicidios, extorsiones: apenas una quimera.
Ni hablar de quienes hicieron trizas “el cambio” en numerosos como honerosos viajes de incontables comitivas al extranjero; y todo para hacer el triste papel de hazmerreír internacional, la última de las veces corregido por el Ministerio Federal de Asuntos Exteriores de Alemania luego de trivializar el exterminio judío a manos del régimen nazi: “identificar las consecuencias de la crisis climática para los más vulnerables del mundo es legítimo e importante. Combinar eso con el sufrimiento de Gaza es extraño. Inaceptable hacer comparaciones crudas con la era nazi y así relativizar el holocausto, como lo hizo Petro en la COP28”. Que, reconocemos, no fue el único disparate que soltó Gustavo Petro desde los Emiratos Árabes Unidos (con 5 veces la producción de crudo de Colombia) donde nos anunció el aniquilamiento de las rentas que percibimos los colombianos de los hidrocarburos, una vez culpó a la extracción del petróleo, carbón y gas de la muerte de los niños de la Guajira, a la vez que propuso reemplazar los fertilizantes a base de hidrocarburos por unos a base de hoja de coca.
Claro que fue su gobierno el que hizo trizas “el cambio” luego de llenarlo de cuotas de congresistas “a diestra y siniestra” con tal de pasar las más ilógicas e ilegales reformas a uno de los mejores sistemas de salud del continente; pero también hizo trizas la salud.
La cifra que no nos han revelado, es que los medicamentos desabastecidos (dentro de los cuales hay 18 medicamentos vitales no disponibles), sumados a los que están en riesgo de desabastecimiento y en monitorización (las cantidades disponibles reportadas por los titulares y fabricantes del registro sanitario de un medicamento son limitadas para los siguientes 3 meses de comercialización) ya sobrepasaron los 245 en cifras del INVIMA y se contabilizan más de 30 mil trámites de registros sanitarios sin evacuar, cuando la Procuraduría General de la Nación alertó sobre la falta de una política farmacéutica nacional que sigue sin tramitarse, pese a la medida cautelar de urgencia del plan de respuesta para resolver la crisis de escasez de medicamentos ordenada por el Tribunal Administrativo de Cundinamarca.
No son pocos los colombianos a quienes les han negado un tratamiento por falta de medicamentos poniendo en grave riesgo su salud, su vida, pero también por falta de especialistas, como sucedió en el Hospital General de Medellín, cuyo Gerente Mario Fernando Córdoba nombrado por el ex alcalde Daniel Quintero, ya dejó 1.300 trabajadores sin pago por cuenta de una nómina de burocracia ineficiente e inescrupulosas manos que permitieron su saqueo desde 2020. Pero esta semana pudimos ver al Ministro Luis Fernando Velasco defender a ultranza que alcaldes y gobernadores nombren los gerentes de los hospitales públicos. Una torpeza enorme. Un gran responsable de hacer trizas la salud en el gobierno Petro.
Seguramente, el principal de los responsables de este gobierno en hacer trizas la salud, el ministro Guillermo Alfonso Jaramillo, quien nos ha recordado la suerte que tuvimos en no tenerlo a cargo de una pandemia como la del COVID-19. Así mismo es responsable de hacer trizas la salud el ministro de Hacienda Ricardo Bonilla, quien ha permitido que el Congreso discuta una reforma sin que se extienda el aval fiscal puesto que desconoce el costo que esta pueda tener. En el último de sus informes clarificó que los gastos del sector salud serían de 91 billones anuales sin reforma para el próximo año y con reforma 92 billones con un déficit de 3 billones, elevando su costo en más de 7 billones para el 2025, en más de 9 billones para el 2026 y casi 11 billones para 2027; durante los primeros 13 años el gasto del Estado por este importe aumentará. Por supuesto no habla de las vidas que en el transcurso de su implementación se perderán.
A este punto, los colombianos esperamos que el Senado haga naufragar el adefesio. Sin embargo, todo ello terminará con el control de la Corte Constitucional, una vez advirtió que le dieron el trámite de una ley ordinaria pese a haber incluido cambios de raigambre estatutario.