Nazis anti Nazis

Por: Andrés Villota

En el próximo mes de agosto del 2022 se llevará a cabo, en Rusia, el Primer Congreso Internacional Antifascista dentro del marco del foro técnico-militar Armiya 2022. El evento tiene como objetivo principal, “unir los esfuerzos de la comunidad internacional en la lucha contra la ideología del nazismo y neo nazismo, sea cual sea su forma de manifestación en el mundo contemporáneo”, según el Ministro de Defensa ruso, Serguéi Shoigú.

El Kremlin, guarda los secretos de los nazis y de los fascistas por tratarse de movimientos que fueron concebidos ideológicamente, soportados teóricamente y financiados por el comunismo soviético. Por ejemplo, el Kremlin, guarda la verdad sobre la estrecha relación del comunismo con el Vaticano desde que el Secretario General del Partido Comunista italiano, Benito Mussolini (padre del Fascismo), firmó los Pactos de Letrán que crearon el Estado Vaticano.

Guarda la explicación del origen del Nuevo Orden Mundial, surgido durante la posguerra. Guarda el nombre de los banqueros que financiaron a los Nazis en su empresa genocida. Guarda la verdad sobre el Holocausto Judío. Y guarda la verdad, sobre la relación de la Declaración Balfour con el anti Semitismo y la creación del Estado de Israel. Supongo que en ese congreso anti nazi y anti fascista, se revelarán todas esas verdades que determinarán la desaparición del comunismo para siempre.

En el año 2010, los pocos comunistas que quedan en el parlamento ruso, se opusieron a que Rusia reconociera la autoría de la Masacre de Katyn y pidiera perdón a Polonia por haber exterminado a la oficialidad de su ejército en la primavera de 1940.

Esa masacre, la invasión a Polonia y la ocupación soviética de la Polonia Oriental fueron varios de los acuerdos incluidos en el Tratado, secreto, Ribbentrop-Molotov firmado en agosto de 1939 por Joachim von Ribbentrop en representación del gobierno Nacional Socialista Obrero Alemán (NAZI), y la dictadura comunista soviética representada por Viacheslav Mólotov.

Los comunistas rusos querían seguir ocultando, a perpetuidad, la afinidad ideológica y el maridaje institucional entre los nazis, los fascistas y los comunistas soviéticos. Negar que los Nazis y los Fascistas son comunistas, se convirtió en una obsesión para los comunistas desde la segunda mitad del Siglo XX.

La principal estrategia de los comunistas, para negar el origen comunista de los Nazis y su militancia en el comunismo, ha sido calificar de “Nazis” a todos los que no son comunistas ni militan en el comunismo, anulando a sus opositores porque, hábilmente, los convirtieron en su némesis. Los comunistas lograron, usando esa mentira, ser percibidos por la sociedad como los buenos, las víctimas de los Nazis que son, una gente muy malvada. La solución maniquea a su falta de argumentos políticos.

Gracias a eso, los comunistas, no han desaparecido, se mantienen vigentes y aún existen comunistas como Gustavo Petro, que le dan validez e instrumentalizan al discurso anacrónico y fallido del comunismo porque, dicen, están luchando contra los Nazis. Dicho de otra manera, los Nazis son los mismos enemigos de los Nazis.

El comunismo, no es un movimiento político, social y económico que tenga algún tipo de utilidad en el mundo real o que sus postulados busquen una sociedad mejor. El comunismo, es un esquema de dominación que ha tratado de adaptarse a los tiempos, aprovechándose de los más ignorantes y vulnerables de las sociedades que ha pretendido dominar.

Solo un analfabeta o alguien con un nivel de coeficiente intelectual llegando a cero, puede estar convencido que, el Partido Nacional SOCIALISTA OBRERO Alemán (NAZI), es un partido de extrema derecha. Solo un imbécil o un perfecto ignorante, podría afirmar que el partido hermano de los Nazis, el Partido SOCIALISTA OBRERO Español (PSOE), es un partido de extrema derecha.

El Capital de Karl Marx es usado como un pretexto para justificar la existencia de las dictaduras, de los regímenes totalitarios que eliminan la libertad propia de la democracia. Los Fascistas y los Nazis, son dos de las formas que adoptó el comunismo para poder imponerse y dominar al mundo.

Los comunistas usan, constantemente, la palabra “cambio” (hasta para bautizar a sus medios de comunicación). Ese cambio surge, según la Dialéctica Hegeliana, del enfrentamiento entre dos contrarios, del choque entre dos posiciones radicalmente opuestas. Los comunistas siempre están al acecho, a la cacería de sus opuestos que, cuando no existen, se los inventan, los crean, los fabrican. Hugo Chávez empezó a desaparecer cuando el presidente Álvaro Uribe se fue del poder y con Juan Manuel Santos desapareció para siempre porque Santos era idéntico a él. La existencia de un comunista como Chávez estaba determinada por la existencia de su antónimo.

Los comunistas se inventaron, por ejemplo, que los ejércitos de los narcotraficantes, herederos naturales del Cartel de Medellín y del Cartel de Cali, contra los que las FARC y el ELN se disputaban el dominio del negocio del narcotráfico en Colombia, eran grupos armados fascistas, de “fachos”, que los querían exterminar por ser comunistas. Las vendettas entre mafiosos narcotraficantes las muestran como ataques de la extrema derecha en contra del comunismo revolucionario romántico.

Los comunistas lograron, con ese invento, desligar al fascismo del comunismo, victimizarse para que el Estado los protegiera, disfrazar su actividad criminal mafiosa y justificar su accionar terrorista porque se estaban defendiendo de grupos fascistas que los bautizaron como grupos Paramilitares o “Paracos”, para que lo entendieran y lo repitieran, más fácil, los analfabetas y los colombianos más ignorantes.

El nazi, Gerardo Reichel-Dolmatoff, es considerado como el padre de la antropología en Colombia por haber trazado la doctrina, los lineamientos académicos y de contenido del programa universitario de antropología. Según documentos del Archivo Federal Alemán, Reichel-Dolmatoff, había sido miembro del Partido Nazi, servido en la SS hitleriana y perteneció a la guardia personal de Adolfo Hitler.

Los antropólogos colombianos, que no necesitan acreditar un puntaje alto en los exámenes del Estado para ser aceptados en el programa de Antropología, que estudian a profundidad la doctrina de Gerardo Reichel-Dolmatoff, son todos comunistas. Están muy lejos de ser miembros de la extrema derecha colombiana, por el contrario, son bien comunistas, no importa que les guste jugar al polo.

Jorge Eliecer Gaitán se formó en la Italia de Benito Mussolini. La Marcha del Silencio de Gaitán fue una replica de la Marcha sobre Roma de Mussolini que tenía la misma forma, con gente vestida de color negro portando banderas negras, igual a los Camisas Negras fascistas, y con el mismo fondo, que era tomarse el poder.

Cómo no pudo hacerlo, en ese momento, lo mataron los mismos comunistas para poder tener una razón para fabricar una revolución artificial y, ahí sí, tomar el poder. Una medida fascista de Jorge Eliecer Gaitán, siendo alcalde de Bogotá, fue prohibir que los bogotanos usaran alpargatas y los obligó a todos a cambiar sus zapatos de fique por zapatos de cuero de color negro.

El negro, el color de la muerte, es el color favorito y representativo de los Nazis y de los Fascistas que es el mismo de grupos terroristas comunistas como ANTIFA que justifica su existencia porque, supuestamente, lucha en contra del fascismo, Black Live’s Matter (BLM) y la Primera Línea colombiana, cuyos integrantes vestidos de negro, portan pendones y estandartes con los colores negro, rojo y blanco propios de los nazis, como los que llevaban el día que intentaron asesinar a los Eurodiputados que asistían al Foro de Madrid, realizado en la ciudad de Bogotá, Colombia. Atentaron contra la vida de los asistentes al foro porque, según los terroristas, eran fascistas y “Bogotá será la tumba del fascismo” como decía uno de los pendones de estilo Nazi que portaban y que anunciaba su objetivo de masacrar a todos los asistentes al foro.

En el otoño de 1939, Adolfo Hitler, firmó una autorización para realizar un programa de eutanasia, la limpieza social supremacista mediante el asesinato sistemático de pacientes con discapacidades mentales y físicas que después se extendió a las razas consideradas inferiores y a todos los que no fueran Nazis. A los Nazis les gusta la muerte. Eso explicaría la razón por la que Gustavo Petro no firmó el “Pacto por la Vida” y explica, también, que los comunistas son los que promueven el aborto y la eutanasia desde el Congreso y las Altas Cortes de Colombia.

Los Nazis aman a la muerte, así como aman el ocultismo, la magia negra, lo esotérico, los chamanes, la santería (y el Santismo) y los rezos con sahumerios paganos de los aborígenes. Las comunistas supremacistas aborteras ateas han intentado incendiar iglesias y los artistas comunistas ateos han profanado cultos religiosos católicos en la Catedral Primada de Colombia. Los pogromos realizados por los comunistas colombianos en contra del pueblo cristiano son idénticos a los pogromos realizados por los Nazis en contra de las sinagogas y del pueblo judío.

Los Nazis quemaban libros. Ya no hay libros porque los Nazis contemporáneos se apropiaron de la narrativa del cambio climático y prohibieron hacer papel. La quema de libros actual es la censura en las redes sociales, la censura ejercida por las opiniones personales de los fact checkers como el de La Silla Vacía y por la censura impuesta por los decadentes medios de comunicación tradicionales. Los Nazis se oponen a la libertad de expresión porque deben dominar el contenido de la información y ejercer la censura necesaria para que nadie sepa lo que todos deben saber.

La gran mentira de afirmar que todos los que se oponen a ser dominados por la minoría comunista, son “Nazis de extrema derecha”, logró satanizar a los que están a favor de la vida, de la verdad, de la libertad, del libre mercado, de la libre competencia económica y de la democracia que son los valores y los postulados que promueve y defiende la Derecha.

Un dictador psicópata como Adolfo Hitler, nunca podrá ser considerado como un militante de la Derecha, porque su ideología, sus políticas económicas y su vida cotidiana fueron las de un comunista radical. Los Nazis han hecho lo mismo que Fidel Castro en Cuba, José Stalin en la Unión Soviética o Nicolás Maduro en Venezuela. Exactamente lo mismo que va a hacer, Gustavo Petro en Colombia.

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