Por: Roberto Trobajo
Los únicos que pueden salvar el futuro son los jóvenes, pero sin ser ecos de los viejos, y eso lo saben esos vejestorios políticos que les manipulan.
Tales vejetes van de salida, aunque esas momias políticas quieren consumarse en el poder en pos de pensionarse con altos honorarios una vez que dejen los cargos de congresistas y presidente, puestos que pretenden coronar a costa de los jóvenes que ponen a protestar en las calles.
La casi totalidad de los jóvenes que andan en las protestas callejeras son nacidos entre 1982 y el 2004, que en Latinoamérica son unos 176 millones, juventud muy vulnerable ante los embates de las Momias que agitan masas a través de las redes sociales, propagandistas conocedores de que estos jóvenes logran sentirse independientes dependiendo de las nuevas tecnologías.
Esos jóvenes viven inmersos en un universo donde sus padres y los adultos que les rodean casi no entran. Son chicos(as) rápidos y astutos, moviéndose como peces en el agua del ciberespacio sin pedir permiso a los mayores, donde absorben y distribuyen informaciones confiando mucho en recomendaciones de amigos y comentarios de las redes sociales, incluyéndose noticias que asumen como falsas o no según sus conveniencias o dictados de tribus.
Una primera mirada daría la sensación de que las redes pueden convertir grandes territorios en aldeas utópicas donde se concretan sueños colectivos; empero las redes virtuales son redes en las que puede caerse en un lodazal de mentiras, falsas promesas, ilusiones para que incautos se enreden en marañas que les harán malvivir frustrados…peor.
Los Millennials, por la poca atención de sus padres -más ocupados en trabajar que en tener una calidad de vida basada en compartir más con sus hijos- resultan chicos que han crecido escasos de valores como el civismo y la responsabilidad, muy desvinculados del pasado y por eso miran con indiferencia al mundo real y hacia el futuro, son la generación del “yo-yo-yo”según enunció Simon Sinek, profesor de Comunicación Estratégica de la Universidad de Columbia, opinando en la revista Time.
Para el filósofo de la “modernidad líquida” Zygmunt Baumann, los Millennials aspiran a crearse su propia comunidad a través del ciberespacio, utilizando las plataformas tecnológicas donde cohabitan, pero ahí no se construyen comunidades sino redes y que son cosas muy diferentes.
La soledad es la gran amenaza en estos tiempos de tanta individualización. En las redes es tan fácil añadir amigos o borrarlos que no se necesitan habilidades sociales. Mucha gente usa las redes sociales no para unir y ampliar horizontes, sino al contrario, para encerrarse en burbujas que les den confort, donde miran lo que quieren ver, oyen solo sus voces o ecos de los que saben decirles lo que quieren oir… y por ahí es que se les meten las Momias para colarse en las madrigueras millenials para comerles cerebros a estos jóvenes tan vulnerables.
Jóvenes que son más víctimas del mundo digital que protagonistas de cambios en una dura realidad, con adversidades para las mayorías -pues excluyo a las Momias por minoritarias oportunistas- trastornándose jóvenes en marionetas exhibidoras de violencias en países donde se trata de hacer prevalecer democracias.
Los de esa tal “Resistencia” anulan diálogos porque están contaminados por las Momias que les han trabajado para que solo les escuchen a ellos, esos vejetes “sabios”.
Y en qué queda el ideario de estos jóvenes: no ofrecen explicaciones propias, repiten frases dichas por las Momias, actúan, montándose en una estética de collage mutante: copian los escudos de las protestas en Ucrania, las capuchas del ISIS y los cócteles molotov habituales en los terroristas urbanos.
Huestes que utilizan la violencia tanto para amedrentar como para hacerse propaganda y captar adeptos, cazando aprovechándose de los paros que propician protestas contra gobiernos, escenarios donde bloquean vías sin importarles vidas, obedeciendo órdenes dadas por las Momias que luego suelen decir que nunca mandaron a parar ni violentar.
Aunque hay Momias, en Colombia, que descaradamente estimulan a violentos: recaudan $ para dotar a esas “1eras Líneas” de la “Resistencia”.
Si las Momias estuvieran interesadas en el bien vivir y buen futuro de los jóvenes, mayoría Millennials, recaudarían para financiarles emprendimientos productivos que fomenten Resiliencia propiciadora de futuros, en vez de mantener esos Focos de Resistencia donde empujan a jóvenes que resultan heridos y hasta muertos por los fuertes enfrentamientos con policías, violentos choques donde nunca estarán las Momias porque son carroñeras que se alimentan de la sangre de otros, recargándose con las malas energías emanadas de las destrucciones y del caos que necesitan para empoderarse a costa de los jóvenes.
La violencia, aunque pueda parecer ciega e irracional, forma parte de una estrategia política cortoplacista: arma de propaganda para amedrentar con la que atraen a jóvenes frustrados, solitarios, que uniéndoles en esas bandas de las “Líneas” les hacen sentir superiores dentro de grupos que intimidan a los demás, a la sociedad, esa que las Momias quiere tomarse para gobernarla en beneficio de ellos…Momias y secuaces.
Es que la actuación violenta está concebida para crearse un clima de inseguridad y enfrentamientos que permita a las Momias presentarse como la opción de poder que ofrece la restauración del orden (su “nuevo orden) porque “los de la Resistencia somos más fuertes”.
Lo que articula estas premisas es la condición de tribus, sectas, como esa tal Colombia Humana, hacía donde halan a los Millennials, entre 13 y 30 años, con preferencias por los que tienen más de 18 años porque ya pueden votar…por las Momias.
Esos chicos son los que abundan en la “1era Línea” de combate porque resultan ser los más agresivos, temerarios, a quienes los mayores (Momias) los manejan y utilizan en ataques contra la Fuerza Pública, ya que son jovencitos con cerebros estimulados por videojuegos que les dotan de altas dosis de tolerancia hacía escenarios violentos y sus delitos tendrían menos complicaciones legales al ser adolescentes o muy jóvenes.
La pasión no mata, pero el odio sí. Los que matan, queman policías, lo hacen por odios inculcados por las Momias que contaminan a jóvenes que deberían vivir en paz, emanando amor.
Jóvenes, sobre todo Millennials, no se dejen manipular, comer, por las desalmadas Momias parasitarias que quieren sobrevivir a costa a de ustedes, sin importarles el mañana próspero y en paz que los hoy Millennials merecen. El futuro puede ser ya.