El periodista, referente de un sector de extrema derecha que se alejó de la figura del expresidente Uribe como líder político, afronta un momento difícil en Miami, ciudad a la que tuvo que emigrar con su familia ante las persecuciones judiciales en Colombia de las personas a las que denunció durante su carrera periodística. Puentes fue el periodista que descubrió las inconsistencias que permitieron lograr la libertad del Coronel Alfonso Plazas Vega y desde entonces reside en Estados Unidos donde encontró apoyo de un grupo de amigos afectos a su causa, que lo apoyaron para radicarse y continuar al aire con su portal Periodismo sin Fronteras. Una de esas personas fue la periodista Lia Fowler, una ciudadana americana con quien mantuvo una estrecha amistad hasta mayo de 2018 cuando que terminó rompiéndose por razones que la propia Lia describe en una carta que publica El Expediente, a petición de nuestros lectores.
El Expediente le preguntó a Ricardo Puentes su posición frente la comunicación de Fowler. El periodista dice que muchas cosas son ciertas y otras no, pero sostiene que solo tiene agradecimiento con Lia y con su familia.
Comunicado Lia Fowler
20 de julio de 2019
Respecto a la declaración de Teresa de Jesús Marmolejos sobre Ricardo Puentes Melo debo manifestar lo siguiente: desde hace mucho tiempo no tengo amistad con Ricardo por motivos que mantuve en reserva. Pero al enterarme de los esfuerzos de Ricardo para obtener dinero usando falsos pretextos, resulta para mí un deber (penoso) relatar algunos hechos, esperando que ello contribuya a evitar que gente de buena fe sea víctima de engaños.
Esta semana descubrí que el 12 de mayo del 2018, Ricardo pidió una suma de dinero enorme a Teresa Marmolejos diciendo que sus arrendatarios lo estaban citando a corte por falta de pago. En un audio de septiembre del 2018, repitió el tema de la corte y agregó que lo habían multado. Es falso que en mayo del 2018 lo citaran a la corte por falta de pago. Lo sé porque mi esposo firmó su contrato de arrendamiento y recibía toda la correspondencia sobre el tema. Por entonces nosotros aún aportábamos dinero para el alquiler. Antes de explicar más ampliamente este asunto, debo señalar que en ningún momento se desalojó a Ricardo del apartamento, no hubo ningún proceso de desahucio.
También me enteré de que a un señor conocido le había pedido $5.000 con el pretexto de que el concesionario le había incautado el carro por falta de pago, y con esa plata el carro era rescatable. El señor me contó que le envió ese dinero. No es posible que a Ricardo el concesionario le haya incautado el carro. Lo sé porque firmé el contrato de arrendamiento de ese carro. En octubre del 2018 pagué la totalidad del préstamo y al recibir el título del carro, en diciembre de 2018, se lo cedí a Ricardo. El carro está libre de toda deuda. Al señor en cuestión le envié el título.
Enseguida un resumen más amplio de los hechos, pues en vez de reconocer sus mentiras a Teresa Marmolejos, Ricardo y sus amigos han decidido atacarla. Es ella valiente al exponerse a alguien con una pluma tan venenosa. Y sería yo muy cobarde si no la apoyara cuando lo que dice es cierto.
a. Cuando llegó Ricardo a EEUU en el 2015, yo no lo conocía ni había oído hablar de él. Pero averigüé quién era y corroboré que sí había hecho una gran labor en el caso del coronel Plazas Vega y otros, y que sí era perseguido jurídicamente por personajes malignos, como Ángela María Buitrago. Con base en esos hechos consideré que merecía ayuda para obtener asilo político.
b. Por esos motivos conseguí que una firma de abogados tomara su caso de asilo pro bono (gratis) . Sabiendo que en ese proceso el permiso de trabajo se demora muchos meses, y queriendo respetar las normas laborales de EE. UU, recaudé fondos para él y su familia vía GoFundMe. Mucha gente colaboró y conseguimos unos $8.000, pero eso es insuficiente para mantener a una familia de cinco por mucho tiempo. Al enterarme de que vivían en condiciones penosas, mi esposo y yo decidimos ayudarle a vivir en un apartamento adecuado, donde los niños pudieran estar cómodos y tranquilos. Desde agosto o septiembre de 2015 hasta enero o febrero de 2018 pagamos la totalidad del alquiler además de los servicios. Como Ricardo no tenía historial de crédito ni permiso de trabajo, mi esposo firmó el contrato de arrendamiento con él. Pasado febrero de 2018, seguimos contribuyendo al alquiler en menor cantidad. En ningún momento a Ricardo lo echaron del apartamento, no hubo nunca ningún procedimiento judicial relacionado con el alquiler del apartamento, y tampoco lo multaron. Siendo mi esposo responsable de ese contrato, cuando Ricardo finalmente se fue de ahí en septiembre del 2018, la compañía de alquiler contactó a mi esposo con el saldo de mudanza que quedaba pendiente, y nosotros lo pagamos. Con mucha sorpresa, entonces, vi el texto de Whatsapp de mayo y escuché un audio en el que Ricardo pedía dinero diciendo que lo habían echado del apartamento, que había tenido que ir a un juzgado y que lo habían multado. Puedo asegurar que eso es completamente falso.
c. También cuando llegó, le ofrecí clases privadas de inglés por medio de un amigo que tiene ese negocio. Entendí que para poder trabajar y salir adelante, el inglés era primordial. Las clases duraron muchos meses, hasta que me di cuenta de que no era una prioridad para Ricardo y que yo estaba perdiendo esa plata. Cuando por fin recibió su permiso de trabajo, su explicación para no encontrar empleo fue la falta de dominio del inglés.
d. Ricardo me pidió también que firmara un contrato por la compra de un carro. Lo hice con gusto para que tuviera cómo ir y venir de algún trabajo. Me aseguró que pagaría el carro, gracias al cual podría trabajar. Pero como el crédito era para mí y no para él, yo sería la persona responsable si no pagara las cuotas. Cada vez que no pagaba la cuota, me llegaba una notificación. Siempre pagué la cuota. Después de varios meses de tener que pagar la cuota atrasada, y pensando que quedaban seis años del préstamo y esto podría afectar negativamente a mi historial de crédito, mi esposo y yo decidimos, en octubre de 2018, pagar la totalidad del préstamo y cederle a Ricardo el título. Repito: desde octubre del 2018, ese carro ha estado libre de cualquier deuda. Desde diciembre el título está a nombre únicamente de él. Fue entonces sorprendente enterarme de que ha pedido a personas dinero supuestamente para recobrar su carro, diciendo que el concesionario se lo quitó por falta de pago. ¿Dirá que estaba hablando de un carro distinto? Sería imposible de creer, pues no califica para un préstamo (por eso nosotros siempre tuvimos que ser cofirmantes.
e. Reitero que la ayuda inicial a Ricardo fue totalmente voluntaria de mi parte y de parte de Greg. En ese sentido no me siento engañada pues era cierto que sufría persecución y que no tenía permiso de trabajo. Quizá apoyarlo además en sus investigaciones. Cuando quiso formar una ONG le di dinero para eso. La ONG no llegó a nada. Cuando dijo que quería empezar un periódico le recordé lo difícil que sería y la cantidad de dinero que se requeriría. Era evidente que Ricardo no tenía los recursos ni el conocimiento del mercado ni del negocio para que ese proyecto prosperara. Le recomendé una y otra vez conseguir un empleo seguro con ingresos fijos. Tres años más tarde, sigue pidiendo enormes sumas de dinero para este proyecto.
f. Retiré mi apoyo económico por dos motivos: primero, empezó a ser una carga insostenible. Es imposible para alguien como yo mantener a una familia de cinco personas toda la vida. Segundo, porque después de más de tres años, y casi dos, tanto él como su esposa, con permisos de trabajo, no vi ningún esfuerzo por sostenerse. De todas maneras, le dimos bastante plazo para encontrar algo, y aun después de retirar la asistencia mensual, cumplimos con las obligaciones del apartamento y el préstamo del carro.
g. Corté definitivamente relaciones amistosas cuando en marzo de 2018, sabiendo que ya era una carga para nosotros, me pidió $2.000 citando inconvenientes con su hija. Se los mandamos. A los tres días vi en Twitter fotos suyas en un viaje a Miami.
h. Yo vine a EE. UU. a los dieciocho años. He trapeado pisos, he sido mesera, como la mayoría de los inmigrantes en este país. Para mí cualquier trabajo es digno. Ricardo en un audio dijo que él no quería limosnas sino lo que “se merecía.” No sé qué será eso, pero entendí que para él, eso no incluye ser “empleado.” Mi esposo y yo, que fuimos empleados públicos y de empresa privada toda la vida, no podemos respetar esa posición. Sentimos que seguir acolitando esa dependencia no era ni justo para nosotros y nuestra familia, ni benéfico para él. Aunque no nos sentimos inicialmente engañados, fue decepcionante verlo desperdiciar la oportunidad que le dimos para hacer una vida acá, y fue triste ver que hacia el final de nuestra amistad se aprovechó de nuestra buena fe y de los contratos que habíamos firmado por él.
i. Aunque en público Ricardo manifiesta agradecimiento hacia mí, en un audio que escuché ayer dijo que yo le había cortado mi asistencia en su momento “más necesitado.” Pensaría yo que ese momento fue cuando no tenía ni apartamento, ni permiso de trabajo, ni conocimiento del idioma. En ese momento se la di, y le di tres años más. Supongo que en su mente, mi esposo debió posponer su retiro para seguir manteniendo a Ricardo y a su familia. ¡Decepcionante!
j. Por haber hecho todo esto voluntariamente y a pesar de mis sentimientos sobre el tema, no comenté públicamente lo ocurrido por dos motivos: no quise hacerle daño ni prevenir que consiguiera eventualmente un trabajo que lo dejara salir adelante (a fin de cuentas ésa fue siempre la meta). Tampoco quise ayudar a quienes lo han perseguido jurídicamente.
k. Pero la consecuencia no intencional de haber mantenido esta información bajo reserva, como Ricardo sabía que yo haría, fue que tuvo la oportunidad de aprovecharse de otra gente. Para mí es claro que ha pedido enormes sumas de dinero bajo falsos pretextos. Me es imposible callar ante esta información y ante las afirmaciones verídicas que se han hecho. Tal vez esta declaración pueda prevenir que otras personas sean engañadas.
l. Estos hechos no desvirtúan de ninguna manera la persecución jurídica de la cual ha sido víctima Ricardo, ni las buenas labores que Ricardo ha hecho en el pasado. De sus actividades actuales no sé nada más que lo relatado, pues he estado desvinculada desde hace más de un año, excepto por la logística de los pagos del carro y el traspaso.
Vi con tristeza pero sin sorpresa, que la reacción de Ricardo fue menospreciar la ayuda de Teresa, diciendo primero que ni se acuerda de cuánto fue, y luego menospreciando los $150. Primero, fue mucho más que eso. Un solo dólar adquirido bajo falsos pretextos ya es un dólar de más. Segundo, está el tema del préstamo estatal que le sugirió Ricardo. Pedirle a ella que sacara un préstamo estatal para un proyecto bajo su propio nombre en su estado para dárselo a él en otro estado era pedirle que cometiera un delito contra el estado. Tal vez no entendió eso, pero entendía que tendría que implicar mentira. Afortunadamente, Teresa sí lo entendió y no se prestó para eso.
Vi también en redes el típico llamado a que Ricardo demande a Teresa por supuesta difamación. Les recuerdo: en este país no es delito expresar que uno se sintió engañado. Lo que sí es delito es recibir dinero bajo falsos pretextos. Eso no es una amenaza, es una simple verdad.
A quienes lean estas declaraciones, que les sirva para tomar decisiones informadas. Quienes crean que esto es parte de algún “complot” en contra de Ricardo, ya saben a dónde mandar sus cheques. Dejando en claro mi apoyo a la veracidad de lo escrito por Teresa, me retiro otra vez de este medio a disfrutar nuevamente de mi vida privada.
Lia Fowler