Por: Andrés Villota
Llegué a vivir en Argentina, dos semanas después de la posesión del presidente Javier Milei, por lo tanto, me considero un testigo de excepción sobre todo lo ocurrido durante el primer año del único gobierno libertario del mundo, desde mi óptica de ciudadano extranjero y de corresponsal acreditado ante la Casa Rosada.
Lo dije hace un año y hoy lo repito, el triunfo de Javier Milei en las elecciones presidenciales argentinas, marca un hito en la historia del mundo, que tiene mayor trascendencia, importancia y alcance que la Caída del Muro de Berlín, porque se trata de un cambio de paradigma en la estructura que rige al mundo desde 1941, año en el que los nazis impusieron el Nuevo Orden.
Estuve visitando Buenos Aires, las semanas previas a las elecciones presidenciales argentinas del año 2023. La propaganda política del nacional socialismo obrero argentino, que veía en las calles y en los medios, era una permanente repetición de amenazas, una campaña de terror que hacía énfasis en los riesgos mortales que significaba para el futuro de Argentina, si los argentinos eligen a la propuesta de vivir en la libertad.
Al llegar, me sorprendió el alto nivel de ignorancia, que rayaba en el analfabetismo, mostrado por los miembros de la Oposición. En una extraña y perversa redefinición de “democracia”, decían que, al crear más intervención estatal, más impuestos, más burocracia, más entidades, más controles, se lograba una democracia plena.
Los conceptos macroeconómicos básicos, tampoco los entendían y no podían comprender las consecuencias de las medidas económicas adoptadas desde los primeros días de gobierno como, por ejemplo, haber apagado la imprenta para imprimir billetes sin respaldo, que usaba sin descanso el gobierno anterior para pagar todos los privilegios de la minoría privilegiada de La Casta, que era, además, el único origen de la inflación.
La otra gran brutalidad, es que trataban al presidente Milei de nazi y de fascista por hacer todo lo contrario a lo que hicieron los Nazis y los Fascistas. Lo más patético del asunto era que, los que hacían esa falsa analogía, militan en movimientos políticos que sus dogmas son idénticos a los de los Nazis y de los Fascistas y su discurso y todas las decisiones que han implementado como, por ejemplo, la expropiación selectiva de YPF, es una fiel copia de lo dicho y hecho por Hitler en Alemania y por Mussolini en Italia.
En mi primera visita al Congreso de Argentina, como corresponsal extranjero, tuve el honor de entrevistar a José Luis Espert, miembro de la bancada de gobierno y uno de los líderes más importantes de La Libertad Avanza. Le pregunté a Espert sí, el alto gobierno, tenía contemplado hacer una gran campaña de alfabetización que le enseñara a los del nacional socialismo obrero argentino, conceptos básicos de economía y teoría política.
“Cuando ellos no gobiernan, es un quilombo”, me dijo. Y gracias a lo que hablamos, me hizo entender que durante ese periodo que los socialistas radicales llaman con sorna “la democracia”, han tumbado a todos los que no han estado dispuestos a seguir manteniendo ese esquema de dominación y saqueo institucional. El presidente Javier Milei, no iba a ser la excepción.
Entendí que no eran brutos, ni ignorantes, lo que pasaba era que querían, con la narrativa, evitar los hechos porque sabían que las consecuencias eran irreversibles. Le querían dar un golpe de Estado al presidente Milei, a los pocos días de haber llegado a la Casa Rosada, aplicando esa fórmula exitosa, patentada, con base a la creación de crisis económicas y sociales artificiales, para ellos aparecer como los salvadores y poder permanecer en el poder de manera vitalicia y “legitima”.
Tenían muy claro que, lo que se venía, era la desaparición total de los privilegios que Juan Domingo Perón y el Clan de los Kirchner, habían logrado vender como necesarios para poder justificar el expolio generalizado al pueblo argentino.
Como cualquier organización criminal, La Casta argentina, dejó armadas varias trampas, las mismas que dejan instaladas en sus guaridas los mafiosos cuando tienen que salir huyendo para escapar de la acción de la justicia, que se activan cuando ingresan los intrusos y, en medio del caos, pueden huir y, de paso, destruir a sus enemigos.
Son tan desalmados los miembros de La Casta, que dejaron armado un entramado de opciones put para que los compradores las ejercieran y quebraran a la economía argentina. En su lógica malvada, preferían que Argentina desapareciera, se extinguiera como una nación, antes que irse del poder y dejar de saquear a los argentinos de bien. Un representante de toda la decadencia y la podredumbre de La Casta argentina, Enrique “Pepe” Albistur, secretario de Medios durante el kirchnerismo, que dejó de ser un pobre diablo desde su paso por el alto gobierno y, de repente, se convirtió en multi, mega, tetra millonario; comiendo pochoclos (palomitas de maíz o maíz pira), desde una de las playas más exclusivas de Argentina, grabó un video, hablando con la boca llena, advirtiendo que, al presidente Milei, lo tumbaban en marzo o en abril del año 2024.
Tocaba tumbar a Milei, según La Casta, porque lo que iba a hacer era muy malo para los argentinos y tocaba evitar esa desgracia, cuando en la realidad, sabían perfecto lo que iba a pasar y querían evitarlo a toda costa. Tenían claro que el éxito asegurado de Milei, es la extinción de todas las castas en los diferentes países del mundo.
No es coincidencia que llegaran cruentos ataques desde Colombia, Chile, España, México y Venezuela, de parte de los líderes visibles del vetusto modelo de dominación basado en la miseria del pueblo. Hasta la economista prepago, Mariana Mazzucato, esa vedette mercenaria del nacional socialismo obrero mundial, se pronunció, advirtiendo, también, que lo que iba a hacer el presidente Milei, solo traería ruina, destrucción, desolación y hambre, mucha hambre.
En las calles, de manera artificial, con actos vandálicos y terroristas, las monarquías sindicales argentinas, usaban a sus lacayos para decir que, por culpa de Milei, en los pocos días de su mandato, Argentina se había convertido en un país inmensamente pobre y que tenían hambre, a pesar que lo decían unos tipos con obesidad mórbida a los que les dicen, precisamente, Los Gordos. Los líderes sindicales argentinos, con cargos vitalicios que se heredan al primogénito de la estirpe, tienen una vida de monarcas, llena de lujos y excentricidades gracias a una Ley que los autoriza a robarles el 2% del ingreso a todos los trabajadores formales argentinos.
El pueblo nunca se alzó, ni hubo estallidos sociales, cuando se acabó con la emisión de billetes que financiaba el gasto inútil, porque al pueblo nunca le llegaba la ayuda del Estado que se la quedaban unos “intermediarios” que la repartían en falsas instituciones, entonces, el pueblo no sintió que le quitaran algo porque, en realidad, unos delincuentes, se quedaban con todo. Entonces, los únicos que se quejaban y salían a las calles, era la minoría de delincuentes que cometen las fechorías porque sabían que su fuente inagotable de recursos, estaba condenada a desaparecer y, además, estaban bastante preocupados porque, en cualquier momento, podían ser llevados ante un juez para responder por sus múltiples crímenes.
La Casta argentina, de manera perversa, había logrado neutralizar a la Fuerzas Armadas, guardianes supremos de la Constitución, convirtiéndolos en los parias de la sociedad para que nunca se atrevieran o tuvieran la legitimidad necesaria para defender a la Constitución y preservar el Estado de Derecho.
En un acto ruin, se acusaba de genocidas a jóvenes soldados que durante la dictadura no habían nacido o a los hoy generales que, en ese momento, no habían ingresado a la milicia por su corta edad. El presidente Milei, a las Fuerzas Armadas argentinas, le devolvió el lugar que le corresponde, después de haber sido objeto de humillaciones y desprecio por los gobiernos socialistas de “la democracia”. Las Fuerzas Armadas argentinas, eran estigmatizadas por las madres y los descendientes de terroristas sanguinarios que, con una falsa victimización, además, habían logrado hacerse con una parte importante del botín de las arcas argentinas.
Eso explica que las principales cabecillas de Las Madres de Mayo, desde los primeros días del gobierno libertario, arremetieron en contra el presidente Milei, afirmando que, lo que ellas estaban viviendo en esos días del verano austral, no lo habían vivido ni en los peores momentos de la dictadura militar argentina.
En esta columna, sólo toqué algunos de los hechos ocurridos durante el primer año en el que he vivido en la libertad, que considero necesarios para entender el ambiente hostil que tuvo que enfrentar el presidente Milei y, sin embargo, logró salir adelante en medio de todo ese complot y de las bombas nucleares que le habían dejado activadas, hasta convertirse en un referente mundial y en uno de los líderes más prominentes de la actualidad. Mientras tanto, la libertad avanza.
