Por: Luis Manuel Ramos Perdomo
Son tiempos de cambio pero no necesariamente buenos tiempos. Cuestionados procesos electorales han permitido la llegada al Poder de la Izquierda Socialista y Progresista en América Latina con lo que se avanza significativamente en el cumplimiento de la Agenda del Foro de Sao Paulo, de manera simultánea movimientos Globalistas se apoderan del Poder Político en muchos países, del Gobierno Corporativo de las grandes Empresas Multinacionales y obviamente de la Dirección de importantes Organismos Internacionales, incluida la Iglesia.
Ese contexto viene siendo el “Caldo de Cultivo” de un sinnúmero de ideologías y movimientos culturales que pretenden en términos generales el rompimiento de lo que consideran paradigmas e imposiciones generadas por un sistema opresor político, económico, cultural y religioso que ha servido como mecanismo de control social.
Surge en consecuencia un activismo proselitista y fanático que invocando “nobles causas” ha dado nacimiento a formas anárquicas de ejercicio de las Libertades, Derechos y Poder Político que han trascendido a la desnaturalización de los conceptos de Justicia e Igualdad.
De todos esos Movimientos e Ideologías he decidido escribir estás líneas sobre el NEOFEMINISMO y LA IDEOLOGÍA DE GENÉRO alejado del discurso neurosexual y la bioética sobre el cual existe bastante literatura antagónica por demás.
Me motiva a la elaboración del presente artículo el vergonzoso discurso con el que se trata de defender desde los partidos políticos que integran la bancada de gobierno la gestión de la Señora Irene Vélez quien fuera nombrada Ministra de Minas por Gustavo Petro.
Desde su llegada al cargo una serie de eventos generados como consecuencia de sus pronunciamientos ha puesto en tela de juicio su idoneidad y competencia para el ejercicio del cargo, sumado a las consecuencias negativas que ha generado la información contradictoria basada en sus entelequias para la economía nacional dada la pérdida de la confianza inversionista y, la inseguridad jurídica y técnica.
Al parecer la alta preparación teórica, académica y profesional de la Ministra contraviene estructuralmente los requerimientos de unas políticas públicas minero energéticas acordes con los desafíos que la realidad impone y la economía nacional reclama.
Se equivocan absolutamente aquellos que consideran que la Censura, cuestionamientos, críticas y descalificación de la Ministra corresponden a una oposición irreflexiva o a actos machistas, sexistas y manifestaciones de misoginia, basta recordar las múltiples ocasiones en que la funcionaria se ha visto obligada a retractarse y recular o ha sido corregida de manera abierta y pública por sus compañeros de Gabinete, al punto de trascender y llegar a conocimiento de la opinión pública el consejo de sus asesores para guardar silencio y abstenerse de dar declaraciones.
Los áulicos defensores de la Ministra se han empecinado en manifestar que la discriminan y “censuran por ser mujer en un gremio de hombres blancos y poderosos”, argumento ridículo y contraevidente al que para infortunio de la Ministra y agravio a las Mujeres le han agregado a la perversa narrativa como vehículo de victimización la identificación del Sexo (condición orgánica), en este caso femenino con la ignorancia en manifiesta contraposición al concepto de inteligencia, con lo que, como se dice popularmente: “les salió el tiro por la culata” Para no extenderme bastará con afirmar que el contenido étnico o racial que invocan está a todas luces fuera de contexto y lo único que tienen en común la Genitalidad y la Genialidad son la mayoría de letras con las que se escriben.
No se es más o menos inteligente por ser hombre o mujer, no obstante la existencia de teorías que le atribuyen a la presencia de un mayor número de neurotransmisores y hormonas como en la oxitocina en la mujer (dada la capacidad multiorgásmica y su mayor presencia tanto en el parto como en la lactancia) generando un estado afectivo emocional que puede incidir positivamente en la toma de decisión.
En el debate han entrado a terciar otros factores como la MEGALOMANÍA y el EGO de directores y miembros de partidos políticos y, de muchos quienes han llegado a cargos al interior de las ramas del poder público que buscan congraciarse con el gobierno y verse beneficiados con la repartija de “mermelada” bajo la premisa de que en Colombia la Política es Dinámica. Son personajes detestables cuya ética y escrúpulos les permitiría perfectamente pasar de TRANSFUGUISTAS a TRANSEXUALES atendiendo las conveniencias.
En qué momento las Mujeres dejaron de ser Mujeres para considerarse Seres Menstruantes y a partir de allí victimizarse construyendo una narrativa de violencia, odio y discriminación con la que pretenden justificar y dar respuesta a serios cuestionamientos de oposición formulados contra sus planes, programas y políticas muchos de ellos impertinentes, incompetentes, carentes de fundamentación lógica y racional, que rayan con el disparate y cuya sostenibilidad suele depender de una ambigua y difusa transversalidad??
Hábilmente inspiran lástima o compasión para capitalizar políticamente la identificación emocional de quienes han sido víctimas o padecido dolor. Utilizan como pocos las acertadas estrategias del PLEXOMARKETING (Teoría creada por el Profesor Alejandro Sala) para manipular el inconsciente colectivo, los procesos de toma de decisiones y la responsabilidad que se genera con ellos. Lo cuestionable de esa narrativa y discurso es su naturaleza falaz acompañada del esfuerzo por imponerla utilizando “todas las formas de lucha”.
Con seguridad hemos escuchado el debate existente entre biología e ideología, como consecuencia de ese debate algunos activistas suelen mezclar de manera arbitraria, acomodaticia y generalmente contradictoria argumentos, conceptos, investigaciones y estudios para sostener su vulnerabilidad.
Para nuestro caso y de manera puntual la protección constitucional y legal contra toda forma de maltrato, violencia y discriminación contra la mujer existe y viene siendo reforzada por fallos de la Corte Constitucional ( SU 080 de 2020, C 102 de 2021 y T 356 de 2021 entre otras) que se ocupan de la problemática desde la perspectiva de género, atendiendo necesidades biológicas de las mujeres en un marco de justicia y equidad a lo cual se unen por bloque de constitucionalidad un importante número de instrumentos internacionales de promoción y protección de los Derechos Fundamentales de las Mujeres, en especial los relacionados con los temas de violencia y discriminación con énfasis en los procesos biológicos, derechos reproductivos y de manera más reciente y en lo pertinente, los derechos de los miembros de la comunidad LGTBQ en punto de la denominada transición de Mujeres a Hombres y viceversa.
A lo anterior se une la tipificación de conductas al interior del ordenamiento penal que imponen fuertes sanciones privativas de libertad y restringen o eliminan determinados beneficios procesales a quienes resulten judicializados por atentar contra ellas. Indiscutiblemente existe un proceso de inflación normativa y jurisprudencial generado por lo que se considera la discriminación de las Omisiones Legislativas y las Omisiones Legislativas Relativas a las que se le atribuye el desconocimiento de géneros ideológicos (no biológicos) que se seguirá presentando ante el nacimiento de nuevas minorías con identificación ideológica por lo cual, el Estado Social y de Derecho, Pluriétnico y Pluricultural terminará convertido en un conglomerado anárquico gobernado por una verdadera tiranía de las minorías.
Mujeres y Hombres al igual que todo aquel que se identifique ideológicamente con una particular condición o calidad al ser elegidos, nombrados, designados o encargados en un empleo público asumen unas funciones dirigidas a servir y velar por el bien común y para nada su género, sexo o condición se puede convertir en distractor o excusa para incumplir el ejercicio de sus funciones vulnerando la Constitución y la Ley pues ellas mismas garantizan su igualdad por el simple hecho de existir y habitar nuestra Patria. Ya es hora de trabajar, evitar recular, dejar de gastar, no improvisar y cumplir las promesas por las que se hicieron elegir sin escudarse en narrativas, engaños o ideologías.