Por: Fredy Garzón @ELDENUNCIANTEo
La reciente terna presentada para el cargo de Procurador General de la Nación ha desatado un torbellino de críticas. Los tres candidatos, provenientes del Consejo de Estado (Luis Felipe Henao), la Corte Suprema de Justicia (German Varón Cotrino) y la nominación del Presidente Gustavo Petro (Gregorio Eljach), son figuras políticas de renombre, pero también de controversia. En un país donde la corrupción y la desconfianza en las instituciones son problemas persistentes, esta selección genera serias dudas sobre la verdadera independencia del Ministerio Público.
La metáfora de «poner a cuidar el queso a los ratones» es, lamentablemente, acertada. Estos ternados, si bien cuentan con trayectorias en el ámbito profesional ylegal, traen consigo un bagaje de intereses políticos y partidistas que puede comprometer su capacidad para actuar con objetividad y ética. En un contexto donde la Procuraduría debería ser un baluarte contra la corrupción y un defensor de los derechos de los ciudadanos, la elección de políticos de carrera para este cargo sugiere una priorización de lealtades partidistas sobre el interés público.
La elección de un Procurador General debe ir más allá de las conexiones políticas, necesitamos un Procurador que pueda desafiar al poder, que no se sienta atado a compromisos previos y que esté dispuesto a actuar con firmeza frente a la corrupción. En lugar de fortalecer el tejido institucional, esta terna parece perpetuar la tradición de prácticas políticas que han socavado la confianza de los ciudadanos en sus instituciones.
Sin lugar a dudas la elección del Procurador General de la Nación por parte de los 108 Senadores no será una revisión técnica y objetiva del que se encargará de investigar, sancionar, intervenir y prevenir las irregularidades cometidas por los gobernantes, los funcionarios públicos, los particulares que ejercen funciones públicas y las agencias del Estado en las regiones donde tienen influencia y corbatas burocráticas estos mismos Senadores.
Los vínculos políticos de Cotrino, Henao y Eljach,pueden ser considerados parte del problema en lugar de la solución en la elección de la cabeza del que llevará las riendas del Ministerio Público. En última instancia, la elección del Procurador General debe reflejar una búsqueda genuina de justicia, una aspiración de rendición de cuentas y un firme compromiso con el bienestar de todos los colombianos. La ciudadanía merece un procurador que, en lugar de servir a los intereses de unos pocos, esté al servicio de la verdad y la justicia.
La historia de Colombia nos enseña que los intereses del país a menudo han sido subordinados a los de unos pocos; así está diseñado el sistema. Por ello, es fundamental que se promueva una discusión seria yabierta sobre cómo se deben elegir estos cargos en la administración pública, de justicia y de control, donde políticos eligen a otros políticos.