Por: Andrés Villota
Haciendo un acto de fe sobre los datos que reporta el Partido Comunista Chino (dueño de todos los bancos y de todas las empresas de la China) a Standard & Poor’s para realizar el S&P Global Market Intelligence’s annual global bank ranking, los bancos, Industrial & Commercial Bank of China, el China Construction Bank Corp., el Agricultural Bank of China y el Bank of China, son los bancos más grandes del mundo por el tamaño de sus activos.
De ser verdad esos datos, el capital de los bancos de la China sería la mejor prueba de la acumulación de capital inconmensurable que logró el Partido Comunista Chino en los últimos 25 años. La codicia de los empresarios americanos, asiáticos y europeos, y la de los miembros del PCCh, resultó creando la mayor plusvalía (tan cuestionada por Marx) de toda la historia del capitalismo.
En 1916, Vladimir Lenin, escribió un libro que tituló “El imperialismo fase superior del capitalismo”. Pretendía actualizar la obra de Carlos Marx que, ya desde ese momento, era anacrónica y obsoleta pues había sido escrita medio siglo antes, y porque trataba de hacer una crítica estructural al capitalismo, a los monopolios, a los bancos, al capital financiero, a la exportación de capital, a la expansión territorial de los países más ricos y al dominio político ejercido sobre los países más pobres.
Lenin, sin saberlo, escribió un tratado que un siglo después se convertiría en la hoja de ruta, en el manual, en el vademécum, en el libro de cabecera del dictador comunista de la China, Xi Jinping. Pero no para usarlo en su discurso anti capitalista sino, quién lo creyera, para aplicarlo en su totalidad y hacer en la práctica todo lo que el marxismo pretendía condenar y proscribir.
Varios analistas culpan de la debacle económica de la Unión Soviética a la estructura parasitaria en la que los soviéticos mantenían la economía deficitaria de las dictaduras de la Cortina de Hierro y la de dictaduras sumidas en la absoluta miseria como la cubana y la vietnamita. Todo para poder demostrar el supuesto éxito del modelo comunista, incluso, a costa del hambre de los propios soviéticos. En la China el espacio para el mesianismo ideológico comunista de Mao, fue reemplazado por el pragmatismo de la generación de ingresos basada en la producción capitalista del mundo libre.
El atraso tecnológico heredado desde el ostracismo maoísta y las ineficiencias económicas creadas por los monopolios y monopsonios estatales, no dejaba a la China ser autónoma para montar un aparato productivo competitivo por lo que, el PCCh, tuvo que salir a transar con las economías más avanzadas y atraerlas con lo único que podía ofrecer: gran cantidad de mano de obra no calificada, por ende, barata. A cambio recibieron del mundo capitalista, su know how, su tecnología y, sobre todo, sus secretos industriales para ellos poder copiarlos.
Copiar y falsificar ha sido una práctica milenaria china. Lo que ha puesto en duda si ellos fueron los que se inventaron la pólvora, el papel o la porcelana. Probablemente fueron inventos llevados a la China por los comerciantes extranjeros, y fueron fielmente copiados y presentados como propios. Así lo hizo Mao Tse Tung con el equipo militar y la tecnología creada en la industria militar soviética, cuando la Unión Soviética le enviaba a los partidos comunistas de Corea del Norte y Vietnam, armamento y soporte logístico para enfrentar la guerra. En el paso por territorio chino de esos equipos, Mao se quedaba con lo que le parecía digno de ser copiado y le enviaba lo que desechaba, a los norcoreanos y vietnamitas.
Así desarrolló su aparente poder económico. Un inmenso monopolio y un inmenso monopsonio de propiedad del Partido Comunista Chino. Una economía capitalista de fachada, una estructura montada por los empresarios del mundo libre. Basada en el conocimiento desarrollado por las economías más avanzadas. Y alentada por la codicia de los empresarios que persiguieron el albur de los bajos costos de producción para aumentar sus utilidades.
La ausencia de libre mercado y de democracia crea enormes ineficiencias en la economía china que, se manifiesta en la construcción de mega obras como ciudades que nunca son habitadas (ciudades fantasma) o mega autopistas que no van a ninguna parte. Esas ineficiencias del “mercado” interno, forzaron al PCCh a buscar por fuera de la China, mercados capitalistas reales, con libre competencia, sin monopolios estatales, con capacidad adquisitiva real en donde puedan lograr ingresos reales y recibir divisas.
El PCCh se fue por el mundo a buscar países con gobiernos débiles y necesitados de financiación. El Ecuador del progresista Rafael Correa (hoy prófugo de la justicia) que, después de declarar la “deuda odiosa” tenía cerrado el acceso a los mercados de capitales globales, cumplía perfecto con los dos requisitos.
Al Ecuador, la China le hizo un emprestito que ha significado para las finanzas públicas ecuatorianas un duro golpe. La dificultad para realizar el pago de la deuda, ha llevado a los ecuatorianos a cederle en su totalidad la explotación de la industria de oil & gas al PCCh. Es tal el nivel de compromiso del erario público ecuatoriano que, los chinos, se sintieron con el derecho de ingresar con una flota pesquera de 260 barcos a las aguas sagradas del santuario ecológico de las Islas Galápagos.
En Colombia existe un precedente remoto, cuando en 1856 la Real Armada Británica intentó bloquear el puerto de Cartagena para presionar el pago del empréstito Mackintosh, contraido en 1821. Una deuda de Colombia con un particular, en la que interviene el gobierno británico con una acción cohercitiva para obligar el pago de la deuda. Gran Bretaña invadió a Egipto en 1882 como consecuencia del incumplimiento en el pago de una deuda.
Si bien es poco probable que se repita una situación de cobro militar, para nadie es un secreto el arma de dominación que utiliza la China para poder someter a los paises. En Europa trató de comprar empresas de servicios públicos, pero no pudo. En Africa, está haciendo obras de infraestructura y otorgando créditos a los paises, para que se las puedan pagar (las obras). En Colombia se está apoderando del sector de la construcción de grandes proyectos de infraestructura que, tambien financian. Y ahora la China ofrece un crédito por USD$ 1.000 millones a Latinoamérica, para que le puedan comprar las vacunas que, la misma China, va producir.
Como se trata de una negociación con una dictadura comunista, los terminos de intercambio y las condiciones de los contratos son leoninas por tratarse de una relación desigual. Por eso los paises con economías fuertes, no han creido en los “cuentos chinos”. La coyuntura creada por el aislamiento obligatorio mostró asomos de la injerencia de la China en los asuntos internos de otros países, para lograr dividendos políticos, supeditando su eventual “ayuda” durante la crisis sanitaria a que los gobiernos hagan lo que Pekín les dice. Los diplomáticos representantes de la dictadura en Colombia, por ejemplo, estuvieron muy atentos para bloquear la ayuda humanitaria ofrecida por Taiwan, para evitar el reconocimiento de facto de la existencia de dos Chinas.
Ante el final del sistema de producción global, como consecuencia de la nueva realidad creada por la pandemia, la única salida que tiene el dictador Xi Jinping para mantener un nivel de ingresos alto, es darle continuidad a su política de exportación de capital, expansionista e imperialista. Lenin al escribir su libro y cuestionar el imperialismo, jamás se imagino que un dictador comunista tuviera que usar al imperialismo, como su última alternativa para tratar de sobrevivir en un mundo gobernado por la democracia y por el capitalismo.