Por: Andrés Villota
“Del malo”, contestaron en coro las mujeres más jóvenes, cuando el profesor, Eduardo Pastrana, le preguntó a sus alumnas: ¿Ustedes de quién se enamoran? ¿Del bueno o del malo? “Pues esa es la estrategia de las FARC”, concluyó Pastrana, ex militante de las FARC y el mejor amigo de Luis Alberto Albán Burbano, alias Marcos Calarcá, en su época de universitario.
El profesor Pastrana lo dijo en el año 2015 cuando todavía no se había firmado el Acuerdo de Paz de Juan Manuel Santos. Hoy, es claro, no se trata solo de una estrategia de las FARC sino que es, y ha sido, la estrategia del comunismo a nivel global para cautivar a las sociedades más enfermas y poder dominarlas a su antojo.
En lo corporativo, también, las jefes sugar mommy, por ejemplo, prefieren estar rodeadas de un grupo de malandrines. Son sus protegidos, por eso se perpetúan en las empresas y son inmunes a los despidos masivos, convirtiéndose en catalizadores del colapso corporativo. La vieja verde, prefiere a su trío de malos por encima del sentido común.
Preferir al malo, ha sido una realidad desde los tiempos bíblicos como sucede en la parábola del Hijo Pródigo. Los comunistas, para ir a la fija, se esmeran por ser los más malos. Reclutan en sus filas a los más bellacos. Parece cómo si hiciera el casting en alguna secta satánica o entre los más avanzados de una logia masónica.
Genocidas, asesinos, terroristas, convictos, violadores, mafiosos, narcotraficantes, pederastas, traficantes de niños, lavadores de activos, cleptócratas o tiranos golpistas, son los que gobiernan. Salvo contadas excepciones, el mundo está siendo gobernado por hampones, cafres, canallas, elegidos por un pueblo embelesado con tanta maldad.
En Colombia, más de tres millones que votaron por Gustavo Petro, están muertos de amor por él. Los miembros de los partidos políticos que pertenecen a la coalición del gobierno, como la abortera, María Fernanda Carrascal, o el modelo de comerciales de televisión, Agmeth Escaf, se refieren a Petro, igual que se tratara de su pareja amada. Defienden a muerte a su líder, con una vehemencia que va mucho más allá de una simple afinidad política.
El tigre es su amigo y el pato es su enemigo, le dijo la mamá lombriz de tierra a sus pequeños hijos. El concepto del malo es relativo. Los malos para el comunismo, son fácilmente identificables en un mundo gobernado por los más malos.
Los malos, son los que ellos perciben como una amenaza para lograr sus objetivos de dominación total. Lo curioso es que, de esos malos, para ellos, no se enamoran, por el contrario, los odian. Una excepción a la hibristofilia que padecen.
El presidente Nayib Bukele es malo, por meter a la cárcel a los asesinos y defender los derechos humanos del pueblo salvadoreño. El presidente Vladimir Putin es malo por haber liberado a varios cientos de niños que permanecían secuestrados en Ucrania.
Tim Ballard es malo por haber dicho en el Congreso de los Estados Unidos que las FARC y el ELN raptan niños para venderlos a las élites pedófilas globales, no para reclutarlos. Herbin Hoyos era muy malo por haber denunciado la desaparición de 40.000 niños que había “reclutado” las FARC.
Los miembros del Foro de Madrid son malos porque pidieron anular el resultado fraudulento de las elecciones presidenciales de Colombia en el año 2022, con base a las múltiples pruebas que se han encontrado en España que destaparon los fraudes electorales que ha patrocinado INDRA en Iberoamérica.
Avise Pérez en España y Daniel Briceño en Colombia, son un par de malos, perversos, por dejar al descubierto toda la trama asquerosa de corrupción que involucra a los gobiernos de un par de forajidos como Pedro Sánchez y Gustavo Petro.
Hoy, muchos, siguen adorando y venerando a los más malos. Francisco Largo Caballero, un genocida abominable, Juan Domingo Perón, un pedófilo dictador sangriento, Fidel Castro y Ernesto “El Che” Guevara, un par de asesinos homofóbicos, son objeto de culto.
En una rara mezcla entre hibristofilia y necrofilia, la veneración a la muertos, a la muerte, a la profanación de las tumbas y el culto a las momias, incluida la de Eva Perón, no es una coincidencia.
De un par de candidatos a la presidencia de Colombia, en el año 2022, le oí a varios afirmar que eran los mejores pero no votaban por ellos porque eran muy buenos y “les faltaba mucho”. Supongo, les faltaba, saquear el erario público, perpetrar un par de masacres, acondicionar tres carros bomba, violar a 5 niños y raptar a otros 100 niños, para poder ser elegibles en medio de una sociedad trastornada.
En España, a pesar del desastre económico y social causado por Pedro Sánchez, van a reelegir a Sánchez del Partido Socialista Obrero Español (PSOE), según las últimas encuestas. Los argentinos quieren que la condenada, Cristina Fernández de Kirchner, no se vaya nunca del poder y que mantenga el legado de Juan Domingo Perón, el dictador desalmado que logró convertir a la rica nación argentina, en un pueblo miserable. En España y en Argentina, aman a los más malos.
En las elecciones regionales de Colombia, programadas para este año, los grandes favoritos para arrasar con las gobernaciones y las alcaldías, son todos los malos que apoyan y rodean a un convicto como el presidente Gustavo Petro.
El amor por los más malos, no se acabó con la muerte de Pablo Escobar. Ahora es peor, con el agravante que la mayoría de los jóvenes colombianos son los que padecen esa parafilia. El amor es ciego.
No utilizo el prefijo “ex” porque un veterano periodista me enseñó que los ex no existen. No hay ex terroristas, no hay ex violadores, no hay ex convictos y no hay ex putas, me dijo.