Por: Andrés Villota
Gustavo Petro, lanzó oficialmente su candidatura a la presidencia de la República de Colombia, en Madrid, España. Durante su estadía tuvo la oportunidad de reunirse con Pedro Sánchez, Presidente de España, Secretario General del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) y cabeza visible del mayor accionista de la empresa INDRA, gracias a la participación del 25,2% que tiene la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI) en INDRA, empresa tecnológica dedicada a la consultoría en transporte, defensa, seguridad, administración del transporte aéreo y proveedora de software electoral.
Pedro Sánchez es la cabeza visible de la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI) por tratarse de una empresa adscrita al Ministerio de Hacienda y Función Pública de España. La fundó el presidente Felipe Gonzales (PSOE) en 1995 para que el Estado español pueda ser accionista de empresas privadas como INDRA y pueda beneficiarse de las mieles del capitalismo, inmiscuirse en la actividad privada y tenga la oportunidad de transferir recursos públicos a las empresas privadas con bastante facilidad.
INDRA estudia acciones legales contra Alvise Pérez, por haber publicado voluminosa información sobre la venta que realizó INDRA a Azerbaiyán de material militar, país sujeto a embargo por la Organization for Security and Cooperation in Europe (OSCE). Pérez, también, denunció un caso de corrupción de INDRA en la operación de venta de radares a la China Popular. Y otros escándalos de corrupción en Angola, República Dominicana y Venezuela. Sin contar con las varias demandas en contra de INDRA, que se siguen en diferentes países, incluidos España y Estados Unidos, por adulteración de los resultados electorales utilizando a Smartmatic o Dominion.
España hace una fuerte presencia institucional y corporativa en Hispanoamérica, como si existiera una versión contemporánea y en español de la Commonwealth of Nations y los países con mandatarios del Foro de São Paulo siguieran bajo el dominio de la Corona Española. Esa presencia comercial y dominio institucional se materializa a través de “consultorías” realizadas, especialmente, por los militantes del partido de extrema izquierda PODEMOS que, por ejemplo, redactaron la Constitución de Bolivia, el Acuerdo de Paz de Juan Manuel Santos con las FARC y el borrador de la nueva Constitución de Chile.
Al parecer, el enorme poder que ejerce España en Hispanoamérica está asociado a que INDRA conoce los secretos de la forma cómo llegaron al poder, los mandatarios de extrema izquierda de la región, lo que fomenta la “venta cruzada” de los productos y servicios de INDRA. “Te pongo en el poder y me pagas con contratos y si no me das contratos, cuento lo que hiciste para que te pusiera en el poder”, parece ser el lema y la estrategia comercial.
Tras conocerse en Colombia el resultado electoral, el grueso del pueblo colombiano no celebró la cuestionada victoria de Gustavo Petro. La celebración se limitó a la minoría que domina a Colombia, de la que ya hace parte Gustavo Petro desde hace varios años. Me cuentan, vecinos de la más rancia oligarquía colombiana y de los políticos tradicionales más poderosos de Colombia que, el after party, se alargó hasta el otro día. La fiesta de celebración se había iniciado en el Movistar Arena de Bogotá, ciudad emblemática del poder, de la burocracia y de la oligarquía creada a partir del saqueo inclemente del erario público. La réplica de Washington DC en la mitad de los Andes.
Alvise Pérez (el de las denuncias contra INDRA) lo define como una Mafia. “No son partidos. No son bloques ideológicos. Es una mafia que controla los cuatro poderes (incluyendo a la prensa tradicional) al servicio de sus propios intereses”.
En Colombia, para referirse a esa minoría dominante, Álvaro Gómez Hurtado le decía el Régimen y, en época más reciente, Daniel Raisbeck López le dice los PEPOBUCOS (Periodistas, Políticos, Burócratas y Académicos). En Estados Unidos le dicen el Deep State. Y en Argentina, Javier Milei, el próximo presidente de Argentina según todas las encuestas, le dice la “Casta”.
La Revolución Francesa marcó un hito porque significó la ampliación de los cupos para pertenecer a ese selecto grupo, al que solo los Reyes tenían el derecho divino de pertenecer. En Colombia, la firma de la Constitución de 1991 marcó, también, la apertura de inscripciones y la entrega de formularios para ampliar los cupos y poder pertenecer a esa selecta logia o secta o club. Desde ese momento Gustavo Petro entregó su formulario diligenciado y entró a estudio.
Con el Acuerdo de Paz de Juan Manuel Santos con las FARC se perfeccionó el ingreso formal de Petro a esa logia o secta o club. Mientras que su nombre estuvo expuesto en la “cartelera” demostró que era el candidato perfecto porque a él, no le pasaba nada. Como si hubiera hecho un pacto con el diablo. Siendo terrorista fue amnistiado. La CIDH lo restituye en su cargo de alcalde de Bogotá cuando fue destituido por actos de corrupción. Viajó por el mundo, a Cuba y a Europa, en plena pandemia, cuando el colombiano común y corriente tenía prohibido ir a la casa de al lado. Fue grabado recibiendo plata en efectivo en la casa de un amigo que se esconde en Suiza en la actualidad y la Corte Suprema de Justicia de Colombia le pareció que eso era una conducta no criminal y muy normal.
Esos méritos le sirvieron para que nunca le echaran “balota negra”. Demostró, al interior de la logia o secta o club, ser el digno sucesor de Juan Manuel Santos, versión mejorada. En el 2018 ya estaba programado pero algo pasó a última hora y pusieron de Juan Manuel Santos III a otro, por eso se puso furioso y amenazó con incendiar a Colombia. Y, por si le pensaban volver a hacer conejo, pusieron a su hija a amenazar a los colombianos con acciones terroristas.
Lo que representa Gustavo Petro y Francia Márquez, en el imaginario de los colombianos, es el prototipo de los que pueden expoliar al pueblo colombiano sin mayor pudor, afán o resistencia, porque con ese acto están cobrándole a la sociedad todo lo que, supuestamente, les debe. Los colombianos deben despojarse de todo y dárselo al Estado. Ese “Vivir Sabroso” es la versión de Suárez del “En 2030 no tendrás nada y serás feliz” de Davos. Aunque le aseguran al pueblo colombiano que solo los más ricos pagan impuestos, el Día Sin IVA, salen los más pobres a comprar para no tener que pagar impuestos. Si solo los más ricos pagaran impuestos, no debería existir el Día Sin IVA.
Los que lideran la oposición y la resistencia a sus planes de saqueo y dominio total sobre la población, son odiados por los miembros de la logia o secta o club. El presidente Donald Trump, el senador Javier Milei o el senador Rodolfo Hernández no cobran sueldo por su actividad al servicio de la comunidad, exigen la reducción del tamaño del Estado y promueven acabar con el gasto público inútil, lo que es considerado como una total herejía por la minoría que vive del gasto público inútil y desbordado.
La pérdida de influencia y poder de las oenegés, debilita la narrativa con la que Gustavo Petro llegó a la Casa de Nariño. La gran mayoría de los colombianos no quiere que los sigan explotando, timando, estafando con la retórica de la paz, de la inclusión, del feminismo, del indigenismo o del cambio climático.
Rusia regresó al Patrón Oro, a la vez que anunció la creación de un sistema de transferencias bancarias internacionales alternativo al SWIFT que se llama SPFS y será usado, inicialmente, por los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica). Más de cien países están creando su Central Bank Digital Currency (CBDC). Jamaica, por ejemplo, es el primer país en el mundo en legalizar su divisa digital y convertirla en moneda de curso legal, eliminando para siempre el uso de dinero en efectivo.
Siendo Virrey de España o Juan Manuel Santos IV, Gustavo Petro muestra un profundo arraigo con el pasado, con el modelo de dominación tradicional que va en contravía del cambio que está experimentando la humanidad. Colombia no se puede quedar por fuera de las nuevas dinámicas comerciales y financieras para quedar convertido en un Estado paria por culpa de los intereses mezquinos de los miembros del Pacto Histórico.