Por: Duván Idarraga
Hace un par de semanas, a través de diferentes medios de comunicación y redes sociales, Ricardo Roa Presidente de ECOPETROL, ejecutó una estrategia publicitaria para mencionar los supuestos grandes logros de la empresa durante su gestión.
Utilizó frases como «nunca antes se habían visto” o como “mejores que en años recientes” para referirse a la producción, los ingresos, las utilidades; muy fiel a la estrategia de este gobierno de vender una narrativa favorable. Recordemos que la empresa es, de lejos, la más importante del país; no solo desde el punto de vista económico sino también como fuente importante de recursos para las finanzas públicas.
Copiando una frase de redes sociales “Dato mata relato” y como he procurado al escribir mis columnas, por ello me baso en información precisa; a partir del análisis de la misma, es clarísimo que los números de ECOPETROL, en las dos variables más importantes de una empresa (valor de la acción y la generación de utilidades), son desastrosos. Debo recordar que en agosto del año pasado escribí una columna titulada “Acabando la iguana de los huevos de oro, gobierno Petro torpe o malvado?” , donde expuse algunas consideraciones de por qué los resultados de ECOPETROL para la fecha se estaban pareciendo cada vez más a lo sucedido con PDVSA de Venezuela; en la misma mencioné 4 decisiones del gobierno Petro y el impacto que estaban teniendo en ECOPETROL, las voy a enumerar:
1. Suspender contratos de exploración y explotación de gas y petróleo; 2. Nombrar en la Presidencia de ECOPETROL a Ricardo Roa, alguien sin la idoneidad requerida (además de sus líos por la supuesta financiación ilegal de la campaña Petro, donde fue su Gerente); 3. Nombrar en la Junta Directiva a personas sin conocimiento del sector y además áulicos de su gobierno y sus ideas; 4. Impedir el negocio con la OXI para la participación de un desarrollo de yacimientos no convencionales en Estados Unidos que aportaba importantes cifras para la estabilidad de ECOPETROL (aumentar la producción 9%, las reservas en otro 9%, subir el EBITDA un 6%). Hoy incluiría un 5. Retirar de la empresa personas de gran experiencia y conocimiento técnico del sector. Esas decisiones han tenido repercusiones claras, las utilidades de ECOPETROL (cifras del diario La República) para el año 2024 cerraron en $14.7 billones, $17.3 billones en 2023 y $33.2 billones en 2022 (uno de los mejores años a nivel de cifras de la estatal petrolera).
La utilidad del año 2023 versus 2022, cayó $15.9 billones (47.89%); las utilidades del 2024 versus el 2023 cayeron $2.6 billones (15.03%); al hacer la comparación entre 2024 y 2022 la caída es de $18.5 billones (55.72%). Pero si por el lado de las utilidades los resultados son catastróficos por el lado del valor de la acción de ECOPETROL en la bolsa de Nueva York no son mejores.
En el año 2021 se cotizaba en US$12.9; para el 2022 en US$10.5; para el 2023 en US$ 11.9 y el 2024 cerró con US$7.9. Es decir, entre 2024 y 2023 se dio una caída de US$4 por acción que equivale al 34% y al comparar el 2024 con el 2021 la caída de US$5 por acción que equivale al 39%.
Una de las excusas que utilizan los defensores del gobierno, para tratar de justificar estos pésimos resultados, es decir que el sector petrolero a nivel mundial ha tenido resultados similares a los de ECOPETROL. No hay tal; según información publicada por Felipe Campos (experto analista financiero) en su cuenta de X, la acción de PETROBRAS pasó de US$11 por acción en 2021 a US$12.9 en 2024, una valorización de US$1.9 (17.27%). Otra multinacional del sector, OXI, el valor de su acción pasó de US $29 por acción en 2021 a US $49.4 en 2024; un crecimiento de US$20.4 (70.34%).
Dos empresas del sector petrolero tienen resultados muy favorables en el crecimiento del valor de la acción en la bolsa de Nueva York, mientras que la ECOPETROL cae de manera significativa. Es claro que todo es resultado de la gestión de cada empresa y sus directivos. Como se puede apreciar, los resultados son muy desfavorables para ECOPETROL y para las finanzas públicas del país.
Para agravar más la situación, en la Asamblea de accionistas, donde el gobierno Petro tiene mayorías, pedirá un incremento considerable en el valor de los dividendos por acción, ello con miras a mejorar de alguna forma la situación fiscal del país, pero en contravía de la estabilidad financiera de la empresa, requerida para adelantar futuros programas de inversiones estratégicas. Otro de los aspectos que Roa pretende destacar está relacionado con el moderado incremento de la producción; el cual se dio. Pero Roa no ha querido reconocer que ese leve incremento está relacionado con los yacimientos de petróleo no convencional (fracking), como resultado de contratos de asociación realizados por la anterior administración de ECOPETROL en cabeza de Felipe Bayona (un verdadero experto en la materia) en campos de Estados Unidos; es decir, que aquello que tanto molesta al gobierno Petro (el fracking), es lo que ha permitido esa leve mejoría en la producción de barriles diarios de petróleo, toda una paradoja.
Lastimosamente para Colombia, las decisiones del actual gobierno en materia de hidrocarburos por parte de la tristemente célebre Ministra de minas Irene Vélez (atendiendo instrucciones del presidente Petro) de suspender contratos de exploración y explotación de petróleo y gas han sido nefastas.
En el caso del gas al caer la producción, caen las reservas mientras el consumo sube lo que ha generado su importación, implicando un incremento en el precio al consumidor final de hasta el 36% en diferentes regiones del país. Petro anunció que quiere comprar gas a Qatar, en vez de comprarlo Estados Unidos, una decisión caprichosa que va a generar un sobrecosto en temas de transporte: la distancia a Qatar es muchísimo más alta, subirán sus fletes y por ende los costos, lo que se verá reflejados en el precio final que pagará el consumidor (mayor al 36% de alza ya generada). Con los pésimos resultados de ECOPETROL pierde Colombia, pierden las finanzas públicas (como he mencionado en muchas ocasiones, ECOPETROL se convirtió en una fuente importante de recursos para el presupuesto nacional; al caer sus utilidades caen los dividendos, caen regalías y cae el pago de impuesto de renta; también caen considerablemente las divisas del país ante la disminución significativa de las exportaciones de petróleo) y pierden los colombianos al tener que pagar más caro el gas, el ACPM y la gasolina que consumen.
Además, de fondo, las decisiones del gobierno Petro ponen en riesgo la autonomía energética del país, basadas en supuestos sin sustento como aquello de combatir el cambio climático (la producción de partículas de CO2 del país no llegan ni al 0,6% de lo que producen a nivel mundial). Simplemente dichas decisiones ratifican el odio de Petro por los hidrocarburos colombianos; en un futuro no muy lejano también se tendrá que importar petróleo (como ya se empezó a importar gas) y a precios internacionales, con las graves consecuencias que eso puede tener en precios para el consumidor final.