Por: Fernando Torres Mejía
Si Juan Manuel Santos cuando firmo el “falso” acuerdo de la Habana, hubiese llevado el estado a los territorios ocupados por la guerrilla de las FARC, este país sería otro, pero como la historia se repite gracias a la soberbia, al egoísmo y al no querer construir sobre lo construido de los gobernantes de turno, esto mismo le está sucediendo al gobierno de Petro, que en vez de aprovechar que por fin un partido de izquierda llegó al poder y hacer lo que realmente se requiere, se puso a pelear y tratar de imponer sus ideas recalcitrantes contra las otras ramas del poder, la fiscalía, la contraloría, los gremios, incluso contra el pueblo.
Si, por el contrario, y de verdad inicia un diálogo nacional, convoca a los partidos a un acuerdo para que entre todos nos unamos y llevar al país por el camino correcto y demostrar que sí puede gobernar y abrir espacios a nuevos líderes de la izquierda, tendríamos sin duda otro panorama, pero lo que está haciendo es tenderles alfombra roja a los partidos tradicionales para que de nuevo tomen las riendas del poder y ahí sí que difícilmente lograrán volver tenerlo.
Petro perdió una oportunidad de oro y le cerró la puerta a esa corriente que definitivamente sigue demostrando que algunos de sus alfiles son buenos congresistas, pero pésimos administradores y además arrogantes que no aceptan que los contradigan, son cerrados, tercos, no les gusta el diálogo ni mucho menos los acuerdos, sino que, por el contrario, les gusta siempre ganar, que los veneren y que los idolatren como “Dioses”.
Los hechos recientes demuestran que la inmensa mayoría de colombianos, incluyendo gran parte de los 11.2 millones de “ingenuos” que se dejaron convencer y lo eligieron, se cansaron de las promesas incumplidas, que todo sigue igual y nada ha cambiado ni cambiara, que el nepotismo, la corrupción, el abuso de poder, la violencia, la inseguridad, el secuestro, la extorsión, la pobreza, el hambre, el abandono, el desplazamiento el querer imponer su ley, las “chuzadas”, el abuso en los impuestos, las alzas en la canasta familiar, la podredumbre en el funcionamiento del estado, todo absolutamente todo sigue igual o tal vez peor y eso se ve reflejado en escenarios y en cuanto evento multitudinario que sé de en el país, donde, 100, 1.000, 30.000, 40.000, 50.000 o más personas cantan a todo pulmón “fuera Petro, fuera Petro, fuera Petro.
Pero claro, hay encuestas donde participan 1.200 o 1.500 personas que se hacen en sectores donde aún creen que el país va a cambiar o se les pregunta a jóvenes a quienes se les pagara un millón de pesos por no matar, que si le gusta el gobierno de Petro, a lo que responden con un rotundo “Sí”, como también hay encuestas contratadas por el gobierno como la del Centro Nacional de Consultoría que muestra una imagen positiva de 51.7%.
Ahora no sé qué pensarán o mejor, ¿a quién le creerán los colombianos, si a las encuestas como las del CNC, o las que se están viviendo en los estadios, en los espacios públicos o incluso en eventos privados?
Lo único cierto es que estamos en un momento complejo, no solo porque se perdió todo lo que se avanzó durante el periodo de Álvaro Uribe en materia de seguridad, economía, inversión nacional y extranjera, en educación, etc., sino porque estamos ante una incertidumbre total, donde en materia económica vamos camino al precipicio, donde las organizaciones al margen de la ley son las únicas que están viviendo “sabroso”, donde las relaciones internacionales se están dirigiendo a las “patadas” por cuenta de peleas absurdas que se casan con sus homólogos, donde las únicas soluciones son incrementar precios, impuestos, pero no se buscan otras alternativas para tapar los huecos fiscales, sino que, por el contrario, hay más derroche, se crean ministerios para la “desigualdad”, se aumenta la planta de personal con nuevos cargos y se contrata a diestra y siniestra como ocurrió en la cancillería, es por esto que todos “gritan”, fuera Petro, fuera Petro, fuera Petro.
Entretanto: Hay que hacerle entender a Petro la independencia de poderes y que no se crea que es el jefe del fiscal, quien a propósito esta semana le toco salir de nuevo a Francisco Barbosa a “pegarle” dos regaños muy oportunos.
“Si el presidente quiere un enfrentamiento con la institucionalidad colombiana, yo estoy listo a darlo en cualquier momento” y este “Que no se le olvide que él no está por 20 años en el poder, en dos años vuelve a ser un ciudadano común y corriente”.