Por: José Félix Lafaurie Rivera
Me refiero hoy a un trino reciente sobre invasión de tierras: “Alcalde de Plato convocó Ejército y Policía a respaldar ganaderos en caravanas para intimidar supuestos invasores; imágenes y vídeos recuerdan a autodefensas y ningún participante desmiente impulso a iniciativa de @jflafaurie de retomar las Convivir”.
Este trino no es de un ciudadano cualquiera, sino del gobernador del Magdalena, Carlos Caicedo, quien tildó de paramilitares a un grupo de sus gobernados, que buscaban proteger pacíficamente sus propiedades; y se despachó contra mí por convocar a la solidaridad, con afirmaciones calumniosas que lindan con el Código Penal y con el régimen disciplinario de los servidores públicos.
No es de ahora su animadversión; en su proyecto de Plan de Desarrollo “MAGDALENA RENACE”, tal “renacimiento” se fundaba en acabar con la ganadería, lo que me obligó a defenderla con éxito ante la Asamblea.
Me temo que hoy pago esa derrota, pero la ganadería magdalenense bien lo vale. Frente al trino infamante de Caicedo quiero precisar que, primero, jamás he propuesto retomar las Convivir y, por tanto, mal podría alguien desmentir o no algo que no he dicho. Segundo, reivindicó la actitud responsable y solidaria del alcalde Peña, del Ejército y de la Policía.
Tercero, no sé qué recuerdos tenga el señor Caicedo de los paramilitares ni de su paso por organizaciones armadas ilegales, pero insisto en que es una falta grave de un funcionario público, hacer señalamientos infundados, como el de paramilitarismo, que ponen en riesgo la vida de las personas.
Cuarto, si los invasores se intimidaron, se logró el objetivo de mostrar que los ganaderos estamos unidos y apoyamos a las autoridades.
¿Quién ha dicho que es ilegal intimidar pacíficamente a quien pretende irrumpir en nuestra casa?; ¿desde cuándo está limitado el derecho de los ganaderos a la asociación?, ¿en dónde se prohíbe a los ciudadanos “colaborar”, sin entorpecer, con las autoridades en la protección, en este caso, del derecho a la propiedad?
Por el contrario, la colaboración ciudadana es un deber consagrado en la Constitución (art. 95), que nos pide “Obrar conforme al principio de solidaridad social, respondiendo con acciones humanitarias ante situaciones que pongan en peligro la vida o la salud de las personas”.
Por ello reitero mi invitación, ya atendida por miles de ganaderos, a conformar grupos voluntarios y solidarios de reacción inmediata, que acompañen pacíficamente al ganadero afectado, que agradecerá nuestro apoyo y mañana estará dispuesto a brindarnos el suyo.
Ese es el propósito, mostrarles a los invasores, a la sociedad y también a las autoridades, que el ganadero no es un “lobo estepario”, que, por el contrario, somos una “manada” organizada y pacífica; que nos une el trabajo de la tierra y que, en su defensa…, somos solidarios.