Por: Jennifer Gallón Martínez
El fin de semana, vimos que se generó una polémica debido a la difusión de un grafiti donde se veía la cara de un policía persiguiendo a unos jóvenes que corrían asustados y el policía tenía cara de villano, además en la parte inferior se podían ver unas calaveras que hacían alusión a la muerte, mural que se realizó en el puente de la calle 53 con avenida de las Américas, cerca al club militar. Esta imagen, se difundió rápidamente cuando varios cabildantes de la ciudad de Bogotá, tales como Andrés Forero quien dijo : ¿Esto hace parte del contrato de los 3200 millones para pintar puentes?. ¿No hay plata para tapar huecos, pero Claudia López se gasta nuestros impuestos en pinturas que denigran a nuestras fuerzas armadas?. La bajeza, el derroche y la incompetencia se dan la mano en esta alcaldía.
Asimismo, varios ciudadanos trinaron rechazando la imagen reiterando que es inconcebible que la alcaldía destine los recursos públicos para difundir mensajes de odio contra la policía nacional que vela por la vida y la seguridad de los ciudadanos y que además realiza una labor social fundamental en la sociedad.
De igual forma, distintos sectores políticos exigieron que la Alcaldesa Claudia López, que explicara porque se autorizó por parte de la alcaldía y del IDARTES que se pintaran grafitis que contenían mensajes de apología al odio hacia la Fuerza Pública, específicamente contra la Policía Nacional; ello generó la ira ciudadana, toda vez que se pagó con recursos públicos y presuntamente dicho contrato, tendría un costo total de 3200 millones de pesos, lo cual ante las circunstancias que vive la ciudad capital no debía ser una prioridad, por cuanto hay muchos problemas graves tales como : la falta de movilidad, inseguridad, problemas en la malla vial entre otros que pareciera que se han dejado de lado.
Recordemos que bajo la administración actual de Claudia López, se ha incrementado la inseguridad en la ciudad capital, teniendo en cuenta que la cifra de homicidios del 2019, fue era de 7.43 por cada 100 mil habitantes y en el 2021 se incrementó en 8.41% lo cual fue distinto bajo la alcaldía de Enrique Peñalosa en el año 2018, la cifra de homicidios era tan solo de 12.6 casos por cada 100 mil habitantes la cifra mas baja desde el año de 1970.
La indignación ciudadana, así como la individual pueden tener detonantes inesperados y manifestaciones igual de inesperadas como respuesta a estos hechos que anteriormente hemos mencionado. Por ello, el día domingo un ciudadano valiente abogado que por temas de seguridad no mencionaremos su nombre, decidió pasar de las palabras a los hechos y salió de su residencia a pintar de color blanco el polémico grafiti ya que él como muchos ciudadanos, consideró que se generaba odio y estigmatización contra la policía ya que dicho grafiti, llevaba un mensaje contra las Fuerzas Armadas en una de las columnas de un puente vehicular de la ciudad y claro, surgieron comentarios de ataques, pero muchísimos más identificados con el ciudadano por su acto altruista ante el cansancio de los bogotanos por esa mezcla de populismo, incoherencia, sectarismo ideológico, falta de gerencia y discurso de odio que se ha convertido el mandato del Partido Verde y del Polo Democrático.
Y en el tema de la coherencia, me voy a detener para analizar ese discurso de odio antimilitarista y anti policial que se ha dejado en el aire, debido a que desde hace varios años ese discurso, ha sido acompañado de actos terroristas y vandalismo promovido por sectores de izquierda liderado por Gustavo Petro que en redes sociales convocaba a los jóvenes a atacar a la institucionalidad que ha cobrado la vida de muchos policías y ciudadanos. Recordemos el siempre condenado atentado ocurrido en enero del 2019, contra nuestros policías que fue perpetrado en la Escuela de Oficiales de Policía General Santander y esa incoherencia va contra todo, incluso contra el discurso y la práctica del marxismo y de las diferentes tendencias de izquierda en Colombia, ya que promueve la violencia la lucha de clases el odio contra las instituciones y el Estado de derecho.
Vamos de lo simple a lo complejo: en Argentina hace algunos años cuando la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner continuó el desmonte de figuras de la dictadura militar llamada Proceso de Reorganización Nacional (1976-1983) de lugares públicos y escuelas militares, varios sectores tanto antiperonistas como peronistas de derecha lanzaron críticas diciendo que era un gobierno anti militar. Inmediatamente Cristina, sale en una alocución en todos los medios defendiendo a las Fuerzas Armadas desligandolas de las violaciones de los Derechos Humanos realizadas por ese gobierno en particular. Ese largo discurso tiene una frase memorable para esta columna: “¿Cómo van a pensar que un peronista en odiar a los militares, si los peronistas seguimos a un general del ejército argentino».
Ningún país del mundo, bajo ningún sistema político o religioso permite jamás que se le falte al respeto a sus militares, policías e incluso a los agentes de inteligencia. No sobra decir que la tradición del Día de los Veteranos en Estados Unidos o el Día de la Victoria en Rusia, inspiró a que muchos años después se estableciera no solamente una fiesta sino una política pública de apoyo y bienestar a nuestros héroes y sus familias en nuestro país. Y esto se dio porque durante décadas, muchas instituciones privadas y medios de comunicación estuvieron preocupados recaudando fondos para suplir esas necesidades y permitir a los que fueron heridos en combate continuar con sus vidas.
No sobra recordar que hasta hace tres años la institución con más cariño y admiración junto a la Iglesia Católica, ha sido siempre el Ejército Nacional seguido de la Policía, y muy por encima del Congreso, partidos políticos, Fiscalía y protagonistas del jet set de la política.
Durante siglos, los ejércitos han sido una parte fundamental del nacimiento y estructura de las sociedades. En América Latina, están directamente vinculados a los procesos de independencia de la Corona Española y nacen al mismo tiempo que las nuevas naciones. Estar contra las Fuerzas Armadas es estar contra la historia y el presente de una sociedad. Y si esos discursos emanan del mismo Estado, en el caso de Claudia López, nada más y nada menos que la alcaldesa de la capital del país, da un mensaje muy contrario a la unión y a la reconciliación discursos de campaña de centro tan de moda en estos días de campaña.
El binomio que ha sacado adelante a la sociedad colombiana ha sido el de los emprendedores, las Fuerzas Armadas y de Policía, como representantes de lo mejor de sí misma y en algunos momentos de la historia, tuvieron que unirse para lograr que todos tuviéramos una vida, libertad y una sociedad mejor. Ningún discurso, dibujo o mural en una pared o propaganda sistemática, nos va a sacar del corazón a quienes hacen parte de todo lo que somos y a los que día a día, luchan por garantizar la vida, bienes y honra de los ciudadanos a lo largo y ancho del territorio nacional.
Que viva la Fuerza pública y que ¡Viva la Policía Nacional de los Colombianos!