Por: Fredy Garzón
La promesa de la «Paz Total» que el presidente Gustavo Petro presentó como uno de sus pilares de campaña ha demostrado ser, hasta el momento, un rotundo fracaso.
A pesar de las expectativas de una rápida desarticulación de grupos armados ilegales, como el ELN, y el control de los cultivos de coca, la realidad en el terreno es otra.
A solo dos (2) años de su mandato, el ELN sigue operando con fuerza, con recientes comunicados que aseguran que las negociaciones se extenderán hasta 2026, algo que contradice la promesa de Petro que como candidato le mintió a Colombia diciendo que en tan solo tres (3) meses de su gobierno acabaría con el ELN.
Mientras tanto, este grupo terrorista anuncia paro armado en el sur del Chocó y el incremento de las acciones violentas dejan claro que la situación no solo no mejora, sino que empeora, como el reciente atentado que sacudió al municipio de Jamundí Valle del Cauca, luego del estallido de una moto bomba que al momento deja más de 15 heridos.
Por otro lado, el aumento de los cultivos de coca, que se ha visto como una consecuencia de la falta de un plan efectivo para combatir el narcotráfico, muestra que las políticas de Petro no han logrado frenar el avance de los carteles y las economías ilegales.
Los Alcaldes y Gobernadores, desbordados por la violencia que se extiende por las ciudades, luchan sin el respaldo adecuado del gobierno central, mientras las fuerzas de seguridad, desmotivadas y sin un rumbo claro, enfrentan un reto cada vez mayor y con bajas en sus filas por los crímenes perpetuados por estoss terroristas, como los ocurridos en recientes días en el Plateado-Cauca y Catatumbo.
La «Paz Total» de Petro ha resultado ser más una promesa vacía que una estrategia eficaz. A medida que los grupos armados continúan expandiéndose y la inseguridad se incrementa, la administración actual parece incapaz de dar respuestas efectivas, dejando al país atrapado en un ciclo de violencia y desconfianza.
La única paz que parece real es la que internamente los grupos ilegales han logrado, mientras que el resto de los colombianos sigue esperando el “Cambio” que nunca llegó.