El Clima es el nuevo Coco

Por: Andrés Villota

En medio de la situación de pobreza y miseria que viven todos los países del mundo por la devastación económica que trajo las cuarentenas obligatorias decretadas en casi todo el planeta, y a pesar de las imágenes desgarradoras de la gente muriendo asfixiada en los pasillos de los hospitales que no dan abasto y de las imágenes de morgues atiborradas, Joe Biden consideró oportuno citar a una Cumbre Mundial sobre el Clima en medio de semejante cuadro de tragedia, desolación y muerte.

La iniciativa de Biden coincide con la presentación de su Ley de Presupuesto para la Infraestructura que incluye partidas multimillonarias por $20.000 millones de dólares para “promover equidad racial y justicia medioambiental”, y otra por $10.000 millones de dólares para crear una “Corporación Civil para el Clima” que le dé contratos a tanto activista varado, sin oficio, para que trabaje en “la conservación de nuestras tierras y aguas públicas, reforzando la resiliencia de las comunidades y promoviendo la justicia medioambiental”, según la Casa Blanca.

En la reunión virtual, António Guterres, Secretario General de la ONU, sentenció amenazante que el tiempo se agotaba ante el inminente final del planeta por culpa del clima porque sabe que, después de la desastrosa gestión mostrada durante la pandemia, su oenegé probó que es innecesaria en la Comunidad Internacional y demasiado costosa para lo que hace, o mejor, no hace. La relación costo beneficio de la ONU y del resto de oenegés de su sistema, es demasiado baja para seguir siendo sostenida por gobiernos empobrecidos y al borde de la quiebra por la pandemia, por lo tanto, Guterres se debe mostrar necesario creando él mismo la necesidad, culpando al clima de las nuevas desgracias de los seres humanos.

En el libro Apocalypse Never de Michael Shellenberger, un experto ambientalista reconoce y advierte que toda esa retórica sobre el cambio climático es una gran mentira. Lo dice, después de varios años de estar participando en la farsa. A ese estudio se han sumado otros en los que se prueba que no existe ninguna correlación entre la producción industrial y el clima. Cuando hay un fenómeno climático, siempre lo comparan con uno igual que ocurrió en el siglo antepasado, entonces, el clima era peor antes que había menos industria y mucha menos contaminación? Tal vez por eso, últimamente, instrumentalizan a los niños para que hablen del tema y que nadie sea capaz de cuestionarlos o podrían acusarlo de maltrato infantil por refutarlos.

Durante 100.000 años no existió vida humana porque todo estaba congelado, hasta que hace 10.000 años empezó el período inter glacial del Holoceno, en el que aún nos encontramos. La vida humana apareció en África que hace mucho calor. El problema es que se caliente o que se enfríe la tierra? Esa parte no la entiendo desde mi visión de financista. Cuando la tierra estaba fría, muy fría, no existía el hombre, pero ahora el deber ser es que la tierra esté fría y no caliente?

El Siglo XX fue el siglo de las amenazas adicionales a la Guerra Nuclear, por ejemplo, a la Capa de Ozono se le abrió un hueco gigante por las personas usar desodorante en aerosol que iba a ocasionar que el hielo de los polos se derritiera y aumentara el nivel del mar y nos íbamos a ahogar todos, como si viviéramos debajo de un gran domo, como si la tierra fuera un enorme Glass Snow Globe. El 2KY fue la versión tecnológica de la amenaza y lograron amedrentar a las grandes corporaciones que, en el cambio del milenio, iba a desaparecer toda la información porque el que se inventó el sistema operativo de todos los servidores del mundo, era cortoplacista y solo le puso fechas hasta el 31 de diciembre de 1999. Miles de millones de dólares se gastaron para evitar que eso ocurriera.

El cambio de milenio coincidió con el cambio de agenda de las oenegés que se dieron cuenta que necesitaban crear nuevas amenazas que justificaran su existencia y, lo más importante, los flujos de fondos ilimitados necesarios para soportar la actividad de una gran cantidad de jóvenes profesionales que optaron por estudiar carreras sin ninguna utilidad en el mundo real que, encontraron en las oenegés su única alternativa laboral.

Temas como aunar esfuerzos para consolidar la paz en Colombia o luchar contra el racismo en Estados Unidos, abrió los cuernos de la abundancia del erario público y de los filántropos que han terminando financiando a muchos avívatos que pescaron en río revuelto convirtiéndose en activistas de cualquier causa que les genere ingresos inconmensurables. Por ejemplo, la cabecilla del grupo BLM, Patrisse Khan-Cullors, se compró 4 mansiones en diferentes lugares de los Estados Unidos y estaba preparando la compra de otra mansión en las Bahamas en un sitio en el que la casa más barata cuesta $5 millones de dólares, según informó el New York Post.

El presidente Donald Trump, por haber retirado a los Estados Unidos del Acuerdo de París, fue criticado duramente por todos aquellos que iban a perder millonarios contratos con su salida. El tema del clima, aparentemente, ha sido la justificación para desviar recursos públicos a oenegés que devuelven en comisiones, dineros a políticos locales y lobistas que tramitan las donaciones públicas. No es nuevo usar temas altruistas para gastar el erario público sin limitaciones, sin preguntas y sin auditorías incomodas.

En Estados Unidos en la Ley de ayuda por el COVID, por ejemplo, se incluyeron millonarias partidas destinadas a fundaciones como la Getty, institutos como el Smithsonian y otras partidas multimillonarias para repartir por todo el mundo entre oenegés que promueven causas que no tenían relación con la salud y con la atención de la pandemia.

El presidente Donald Trump vetó esa Ley y dijo que, ojalá no existiera vida en otros planetas o también le enviarían a ellos el dinero de los contribuyentes estadounidenses que esperan, por elemental sentido común, ver sus impuestos redistribuidos y reinvertidos en el bienestar de su país, no en el de otros países que, con el tiempo, han creado unos fuertes lazos de dependencia de esos recursos que termina por anular la iniciativa de desarrollo económico y de generación de valor de los países receptores de la cooperación internacional.

La oenegeada mundial está en alerta máxima por el divorcio de los Gates que en el 2010 habían firmado un documento que llamaron el Giving Pledge para convencer a otros, igual de multimillonarios a ellos, que donaran toda su fortuna a las oenegés después de muertos. No saben lo que pueda pasar con la fortuna dividida en dos, aunque la fundación “Bill y Melinda Gates”, casualmente, dona todos los años miles de millones de dólares a oenegés especializadas en el cambio climático y en la igualdad de género, aunque no es muy clara la destinación de esos fondos porque lo que vimos en la Cumbre del Clima es que a pesar de tanta inversión en el tema, hecho durante décadas, no ha dado resultado porque cada vez la situación está peor que antes, según Guterres. El Clima es el Coco.

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El prestigioso Wall Street Journal publicó un estudio en el que se confirma que las encuestas que se divulgaron en los meses previos a las elecciones presidenciales de los Estados Unidos en noviembre del 2020, han sido las peores en los últimos 40 años, teniendo en cuenta las enormes diferencias con los resultados reales. Cuando se confirme el resultado de las auditorías de Arizona, Michigan, Wisconsin y Georgia, entre otras, el WSJ se habrá quedado corto en su afirmación.

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