Por: D´mar Córdoba
Los pazólogos no tendrán cómo defender lo que está pasando con las FARC por estos días, y es que definitivamente “para verdades el tiempo, para justicia Dios”. Las FARC se dividió en dos facciones; una que está en el monte como hace 56 años cuando se alzaron en armas contra el Estado, y otra, que en virtud del acuerdo de impunidad que firmaron con Juan Manuel Santos, hacen presencia en el Congreso con 9 curules sin que ninguno hubiera respondido por los señalamientos en su contra, por la comisión de delitos atroces y de lesa humanidad entre otros.
El país no puede dejar pasar como un hecho más, dos acontecimientos de la mayor gravedad; por un lado el comunicado del bandido narcotraficante de las FARC alias Jesús Santrich, el presunto ciego que contó con el apoyo de la extrema izquierda para fugarse de la justicia; claro con la ayuda de la Justicia Especial para la Paz, que le garantizó la NO extradición a los Estados Unidos, y que resolvió hace unos días salir a contradecir la versión de alias Carlos Antonio Lozada sobre su presunta responsabilidad en el magnicidio de Álvaro Gómez Hurtado; y el segundo hecho, es la carta que entregó a sus excompañeros de las FARC, alias Romaña, donde dice aclara varios “punticos”
Santrich en un comunicado afirmó que «no es cierto que el ajusticiamiento de Álvaro Gómez Hurtado fuera ordenado por el ‘Mono Jojoy’, como lo afirmó el “senador” Carlos Antonio Lozada, quien además reconoció que presuntamente, él ejecutó la orden de mandar a asesinar al líder conservador, lo que para vergüenza de este país, no produjo su salida del Congreso, ni su inmediata presentación ante un juez de la República, sino el aplauso de los amigos del acuerdo que se conmovían con la “verdad” de las FARC, que lejos está de ser la verdad que vivió el país.
Pone al descubierto Santrich, si es que algo se le puede creer a los bandidos, que Lozada no dice la verdad sobre el crimen de Álvaro Gómez Hurtado, que de acuerdo con tres exfiscales; Alfonso Gómez Méndez, Alfonso Valdivieso y Luis Camilo Osorio, jamás existió indicio en el ente de investigaciones del país, de que las FARC pudieran estar involucradas en ese asesinato.
Pero como lo dice la familia del doctor Álvaro Gómez Hurtado, para las FARC hacerse cargo de un delito no significa nada, y sí ayuda a Samper, compañero de lucha política de de ese grupo, quien era presidente para el 2 de noviembre de 1995, cuando asesinaron a Gómez Hurtado.
El segundo hecho que no puede quedar como palabra que lleva el viento, es la reveladora carta de alias Romaña, que en 9 puntos aclara varios asuntos que el país desconocía y que los pasólogos no podrán controvertir.
Romaña en la carta revelada por la Revista Semana y que es del 20 de diciembre de 2019, que llegó a manos de Pastor Alape, Timochenko y Carlos Antonio Lozada, habla de la ‘adquisición’ de tierras por parte de las FARC, de inmuebles como apartamentos, balnearios y otros que evidentemente no fueron entregados en el inventario para reparar a las víctimas, del oro que tienen en La Habana, de testaferros, de presuntos millones de dólares entregados a Carlos Antonio Lozada, y al final de la misiva, les advierte que sabe de las órdenes que dieron para matar algunos de sus excompañeros, incluso a él mismo.
Han pasado varios días desde esa revelación donde queda en evidencia una vez más la farsa de las FARC con asuntos tan graves como la entrega de bienes, la posesión de dinero y las presuntas acciones para mandar a asesinar a miembros de las FARC, por parte del ala política que está en el Congreso.
Decía Herbin Hoyos, el vocero de las víctimas de las FARC, que la separación de Márquez, Santrich, Romaña y el Paisa de los políticos del partido de la rosa, no fue por la paz de Colombia, sino por la plata con la que se quedaron y de la que no le participaron a las FARC del monte, así lo expresó en el programa de radio, La Hora de la Verdad.
Por mucho que la JEP y los pazólogos quieran tapar la verdad de lo que está pasando entre las FARC del monte y las del Congreso, el tiempo hace justicia, y se van revelando verdades, esas mismas que han pretendido callar o manipular para no responder ante la justicia.