Álvaro Uribe Vélez tiene un propósito en la vida: demostrarle al país más allá de cualquier duda las infamias de las que ha sido víctima durante su carrera política. Es el recuerdo que quiere dejarles a sus nietos, a las nuevas generaciones, y a las personas que creyeron en él desde sus inicios en la brega política en la Gobernación de Antioquia hasta llegar a convertirse en el presidente más poderoso e importante de los últimos tiempos en Colombia. Defender su legado; demostrar que como cualquier ser humano ha cometido errores en su vida pública pero nunca delitos; que no es un paramilitar, asesino o comprador de testigos, como lo quiere dibujar la aceitada máquina de propaganda de la izquierda.
El Uribe 2002 -2010 puso a temblar a las FARC y marcó un estilo de gobernanza que lo llevó a ocupar el liderazgo de la centro derecha en Latinoamérica y a tener las mejores relaciones con la Casa Blanca y el mundo entero. Desde entonces su figura incomoda.
La poderosa máquina de propaganda en su contra ha construido toda una narrativa para ponerlo al nivel de un dictador desalmado. Sus enemigos como Iván Cepeda se han valido de falsos testigos como Pablo Hernán Sierra alias Pipinta y muchos otros cuya instrumentalización está más que comprobada.
La izquierda en todo su esplendor tiene alineadas sus miras contra él desde que dejó la Presidencia de la República e inmediatamente comenzó una cacería judicial liderada por el entrante presidente Juan Manuel Santos y sus cómplices la fiscalía de Eduardo Montealegre y la Corte Suprema liderada por José Luis Barceló y el Cartel de la Toga en pleno llevándose por delante a personas de su familia como su hermano Santiago y su primo Mario Uribe y otras de mucha confianza como Andrés Felipe Arias.
La estela de perseguidos políticos de su gobierno es larga y la mayoría de ellos fueron condenados por la misma Corte Suprema que hoy lo quiere poner tras las rejas por cuenta de un una denuncia que él presentó contra el Senador Iván Cepeda pero que sus abogados dejaron que se revirtiera en su contra.
No cabe duda que la Corte Suprema está en ese plan y no precisamente impulsada por la buena fe y la justicia. Una Corte Suprema que dejó escapar a un narcotraficante internacional pedido por los Estados Unidos como Jesús Santrich es un tribunal jugado a todo, sin temor y con compromisos ineludibles en los que al parecer la cabeza del expresidente es el plato fuerte y la impunidad de Santos el postre.
La Corte Suprema de Justicia tiene la intención de poner tras las rejas al expresidente Álvaro Uribe. Es una decisión que forma parte de un paquete de acuerdos político judiciales de muy alto nivel como en la que de alguna manera jugó la elección de Francisco Barbosa como Fiscal General de la Nación de manera unánime por una corte antiuribista y que no se había logrado poner de acuerdo para llenar sus vacantes. Con ese punto se marcaba el destino judicial del expresidente. Los tres actos siguientes a la elección del Fiscal General van en esa dirección y confirmarían esa tesis.
Ver: Humo gris en la Corte Suprema: sin el quorum mañana escogerán nuevos magistrados
El 13 de febrero el Fiscal General Francisco Barbosa designa como vice fiscal a Juan Francisco Espinosa. Un día después, tras la denuncia de El Expediente y la carta del expresidente Andrés Pastrana advirtiendo su cercanía con Juan Manuel Santos y su desempeño como director de la UIAF, dio un paso al costado. Dijo que había tomado la decisión de no aceptar el cargo por razones familiares luego de haber asistido a la rueda de prensa en el Bunker donde fue presentado con todos los medios de comunicación.
Pocos días después el Fiscal General ordenó el cambio de todos los fiscales del caso Odebrecht alegando que no habían entregado los resultados esperados por el país. Entre las descabezadas estaba la Fiscal Amparo Cerón, un funcionaria seria y competente que había sufrido un atento en Chile a raíz de esa investigación y que según pudo confirmar El Expediente tenía lista la imputación contra Alfonso Prada exsecretario General del Presidente Juan Manuel Santos.
Entre tanto la Corte Suprema de Justicia hacía sus cálculos. El 28 de febrero terminaba el periodo constitucional del magistrado Ariel Salazar –quien se había opuesto al nombramiento de Hugo Quintero Bernate y Fabio Ospitia por su cercanía con el cartel de la toga y sus posiciones abiertamente antiuribistas- y una vez desocupó su escritorio procedieron sin darle respiro. Ese mismo día se reunieron a puerta cerrada y decidieron cambiar el reglamento interno y disminuir el quorum para escoger a dos magistrados: Hugo Quintero y Fabio Ospitia.
El nombre de Quintero era más que una papa caliente. El abogado había actuado en procesos contra personas cercanas al expresidente Uribe como Bernardo Moreno y María del Pilar Hurtado y se dedicaba a insultarlo y a difamarlo sin contemplación desde sus redes sociales. Es un rabioso antiuribista.
Nada importó. Hugo Quintero Bernate finalmente llegó a la Sala Penal con amplio respaldo y el propio presidente Iván Duque y el Fiscal General validaron esa jugada de la Corte. Ya con la bendición de la Casa de Nariño que no objetó la leguleyada de la Corte, Quintero Bernate se atornilló y no ha perdido el tiempo.
Dato: Eduardo Montealegre y Hugo Quintero -recien electo magistrado- fueron los enlaces de @FrBarbosaD para conseguir los votos de la Corte Suprema. Lo negarán pero los hechos lo confirman. Se dice que están por aterrizar los asesores de esa nefasta fiscalía Montealegre-Perdomo. pic.twitter.com/wdKhO8uM1Q
— Gustavo Rugeles (@GustavoRugeles) March 1, 2020
Dato: Hugo Quintero Bernate, posible nuevo magistrado de la @CorteSupremaJ también fue abogado defensor del exmagistrado Yesid Ramírez Bastidas en el proceso por el reloj que le regaló Giorgio Sale. CC @AlvaroUribeVel
— Gustavo Rugeles (@GustavoRugeles) February 28, 2020
Tan solo un mes después, el 1 de abril, como miembro de la Sala Penal firmó junto a otros tres magistrados la preclusión por vencimiento de términos de la investigación por falso testimonio contra Pablo Hernán Sierra alias Pipinta una de los falsos testigos que Iván Cepeda le presenta a la Corte como el testigo estrella contra el expresidente.
La verdad es que Pablo Hernán Sierra se ha contradicho en todas sus versiones y fue desmentido con contundencia por la defensa del expresidente Uribe y su hermano Santiago quienes incluso lo denunció por injuria y calumnia en el año 2011. Pasaron nueve años y la Corte Suprema donde terminó el caso nunca tomó una decisión de fondo sobre ese falso testigo, no lo declaró inocente o culpable y prefirió archivar las acusaciones en su contra.
Lo cierto es que si se cae el testimonio de Pablo Hernán Sierra se caen más de la mitad de falas acusaciones contra los hermanos Uribe Vélez.
La Corte está en plan de protegerlo como testigo y por eso le archivo la investigación mediante el documento SP 2020 Radicación 46963 aprobado en el acta número 74 del pasado primero de abril que paso por debajo del radar noticioso pero trae serias implicaciones en el proceso contra el expresidente Álvaro Uribe en la Corte Suprema de Justicia. El magistrado Quintero Bernante no se declaró impedido a pesar de todos los antecedentes personales contra el expresidente y mostró que llegó a la Sala Penal de la Corte a participar en la manguala contra la cabeza del Centro Democrático.
CASACIÓN No. 46963. DR. EYDER PATIÑO CABRERA PABLO HERNAN SIERRA 727PM
VER: ‘’Humo gris en la Corte Suprema: sin el quorum mañana escogerán nuevos magistrados’’