En el momento de mayor efervescencia del escándalo de Odebrecht a comienzos de 2017 el entonces ministro de Hacienda Mauricio Cárdenas, quien sin ningún reparo había aprobado todos los recursos para la ejecución de las obras y adiciones corruptas de Odebrecht como fue la Ruta del Sol II, el 9 de febrero de 2017 puso a una persona de su entera confianza en la Unidad de Análisis e Información Financiera UIAF, única entidad del Estado con los dientes para rastrear la ruta de los dineros de Odebrecht y otras empresas extranjeras que aportaron a la campaña Santos 2014.
En ese momento, el saliente director Luis Edmundo Suarez, había dejado un informe de 56 páginas en el que describió la telaraña de las FARC para lavar cerca de diez mil millones de dólares a través de cooperativas, fundaciones, juntas de acción comunal y hasta iglesias. Luis Edmundo Suarez salió de una patada del gobierno por atreverse a filtrar información ‘confidencial’ publicada por The Economics.
Ver: Director de la Uiaf deja su cargo por el informe de ‘The Economist’
Con el nuevo director Juan Francisco Espinosa, un abogado del Rosario experto en contratación –no en finanzas como lo requiere ese cargo- y que venía de trabajar en el despacho del Minhacienda y en el consejo de ministros, Santos y las demás cabezas del gobierno involucradas en el pasa manos de dineros, lograron mantener su tranquilidad, al menos durante 18 meses que duró en el cargo, hasta septiembre de 2018 cuando renunció para asumir como viceministro de justicia del gobierno Duque.
Al momento de su llegada las verdades de Odebrecht habían explotado. Los abundantes titulares de prensa de diarios internacionales y los reportes que llegaban desde la justicia de Estados Unidos y Brasil, exigían actuar pronto, enterrar el escándalo, y si era el caso, decir que todo fue a sus espaldas.
Espinosa y la UIAF, eran claves para ese propósito que desde entonces ocupa a los exministros y al expresidente. Salir airosos de las inminentes investigaciones que ahora toman más forma. Era la entidad a la que Jorge Enrique Pizano (Qepd) peda que se reportaran las operaciones sospechosas.
A la llegada de Espinosa la primera orden desde Palacio fue clara: proteger a Gina Parody y a Cecilia Álvarez, las exministras que Santos calificó de impolutas y son pieza fundamental en todo el entramado de corrupción de la multinacional brasilera.
Es de recordar que el presidente de la firma, Eleuberto Martorelli, visitó el despacho de la ministra de Educación durante cuatro horas el 1 de diciembre de 2015 y meses después dos firmas aliadas de los brasileros terminaron con multimillonarios contratos para la construcción de colegios. Un cartel que hoy investigan los entes de control.
Desde la llegada de Espinosa no se volvió a hablar de ninguno de los dos temas.
De la fortuna de las FARC y la operación de lavado de activos de las Farc ni una sola palabra y de Odebrecht ni una sola orden para al menos buscar las cuentas desde donde salieron los dineros, determinar cómo entró el dinero al país, o los titulares de los números cuentas en el exterior a donde distintas empresas extranjeras como Odebchercht y Cemex habrían tenido que consignar sus aportes. Tampoco acutó frente a los reportes de operaciones sospechosas hechas, por ejemplo por Bancolombia, entidad de la que sacó el dinero en efectivo el testigo Andrés San Miguel Castaño.
Juan Francisco Espinosa asumió como Vicefiscal General de la Nación el 13 de febrero de 2020 designado por el recién electo Fiscal General Francisco Barbosa.