Por: Francisco José Tamayo Collins
Mientras el otro candidato nos tiene acostumbrados a las amenazas, los paros inhumanos, la violencia social, los bloqueos que revientan la economía de nuestras ciudades y regiones, el lenguaje agresivo y la soberbia de un déspota, el ingeniero Rodolfo Hernández, con humildad y trabajo eficiente, nos ha enseñado una nueva manera de hacer política basada en premisas concretas y medibles: atacar la corrupción, cuidar cada centavo y comunicar un mensaje sólido, directo y sencillo; tres hechos que tienen temblando a las “joyitas” que desde hace décadas se roban el presupuesto que pagamos los colombianos con nuestros impuestos.
Desde que se conocieron los resultados de la primera vuelta presidencial de este 2022, el otro candidato y sus seguidores suplican casi de rodillas un debate, como pidiendo limosna, cuando en los últimos 4 años lo único que han hecho es campaña activa, movilizando sus líneas de ataque urbanas y prometiéndoles cielo y tierra a sus amigotes de la prensa, a quienes ninguna persona con dos dedos de frente y haciendo buen uso de su razón, les pone cuidado o les cree una sola línea de lo que escriben, o una sola palabra de lo que dicen por los micrófonos y medios digitales que tienen a su disposición.
Por su parte, el ingeniero Rodolfo Hernández en apenas unos meses ha logrado mantener una comunicación directa con el Pueblo que va a elegirlo en las urnas, por abrumadora mayoría, como nuevo Presidente de la República el próximo domingo 19 de junio, a través de una magistral estrategia enfocada en las redes sociales cuya efectividad y contundencia ha dejado a los expertos con la boca abierta.
Así las cosas, ¿para qué debates este año? ¿Para qué perder el tiempo cuando ya conocemos lo que hay detrás del otro candidato, cada vez más energúmeno y fuera de sí? ¿No creen que sería una falta de respeto con nosotros mismos darle espacio a una pelea de cuchilleros, que es lo que seguramente va a plantear el otro candidato quien, como es evidente, se ha quedado sin discurso para enfrentar al ingeniero?
Acaso, me pregunto, ¿el otro candidato todavía no ha captado que el Pueblo colombiano se mamó de la rabia polarizadora, las falacias, las mentiras, la hipocresía, el cinismo, las pésimas compañías y la prepotencia que caracterizan su propuesta irrealizable? ¿No ha entendido que se le cayó la máscara y que las costuras del disfraz que se ha puesto se rompieron? Al parecer, queridos lectores, el otro candidato no ha comprendido que la opción que representa no ofrece ningún “cambio por la vida”, sino el atajo perfecto para la muerte de todo un país.
La fuerza política cívica, independiente y sin partidos, que hoy rodea al ingeniero Rodolfo Hernández, no se va a dejar rapar la esperanza. Nuestra Nación no necesita de debates para decidir su futuro en Democracia.
Hoy se despertó y se levantó una sociedad que anhela unidad y no división, oportunidades y no opresión, prosperidad y no hambre; se ha puesto de pie una Nación soberana y autónoma que quiere darle un giro a su propia historia, disfrutando de la Libertad en la que cree desde siempre.
Simplemente, se cerraron los espacios para la violencia que genera el pensamiento comunista y se acabaron las tribunas para el marxismo caduco y anacrónico que no ha dado resultados en ningún lugar del mundo donde se ha querido aplicar.
Por La Derecha: Llegó el momento de pasar la página y pensionar a ese esperpento ideológico llamado marxismo, porque los problemas de la sociedad del siglo XXI no son los problemas de la sociedad del siglo XIX. Además, porque dentro de su bien calculado engaño, gran paradoja, Marx creía que el libre cambio era necesario para cualquier sociedad que quisiera progresar; es decir, como todo buen comunista, en el fondo de su alma, Marx era capitalista y a él también le gustaba la buena vida.