Por: Andrés Villota
A pocos meses de su elección, desde cuando empezó a mal gobernar, Gustavo Petro se hunde en medio de la violación de los derechos humanos de los colombianos, del abuso de las drogas, de su improvisación, de su ineptitud, de su incompetencia, de su corrupción, de su incapacidad, de sus profundas contradicciones y de las luchas intestinas propias de los regímenes comunistas.
El fanatismo de los seguidores de Gustavo Petro, para defender y justificar su pésimo gobierno, tratando de evitar su renuncia o eventual extradición, los ha llevado a difundir rumores que van desde un golpe de Estado (blando o duro), hasta un cáncer terminal para causar lástima y evitar los señalamientos y los cuestionamientos de la opinión pública y la acción, inminente, del aparato judicial colombiano o internacional.
Otros, menos básicos, se dedicaron a diseñar una Teoría de la Conspiración copiada de los fundamentalistas estadounidenses del partido Demócrata que la han usado para tratar de salvar a Joe Biden, su líder supremo, de la responsabilidad absoluta que tiene en la destrucción de la democracia, las libertades, la economía y la hegemonía de los Estados Unidos.
El pasado mes de abril del 2022, anunciaron que Gustavo Petro había dado negativo en una prueba de COVID. Ese aviso, en el lenguaje de los teóricos de la conspiración, significa que Petro había roto su compromiso de colaborar con la justicia.
Compromiso que había adquirido en marzo del 2021 cuando dio positivo para COVID en medio de un paseo por Florencia, Italia, país azotado de manera inclemente por la pandemia, destino escogido por Gustavo Petro para ir de paseo en un momento en el que ningún colombiano podía viajar al extranjero.
Gustavo Petro fue un privilegiado, un de buenas porque, en ese momento, las autoridades italianas solo le habían dado permiso de ingresar a su país a él y a los miembros del equipo de filmación de la película House of Gucci, coincidencialmente, una película sobre la familia fundadora de una de las marcas de lujo preferidas por Petro y su glamorosa esposa.
En la simbología conspirativa, dar positivo para COVID, vacunarse o ser hospitalizado, significa haber aceptado un arreglo con la justicia a cambio de perdón, olvido y evitar el oprobio público para su familia (la familia del hampón). En caso de incumplimiento de lo pactado, se expone a la revelación de los múltiples crímenes cometidos.
Lo que está haciendo el presidente Nayib Bukele en El Salvador, al parecer, es lo mismo que se había comprometido Gustavo Petro a hacer en Colombia pero no lo pudo hacer porque se rodeó y se acercó a los más perjudicados con todo lo que se había comprometido a hacer.
La Guardia Pretoriana de Gustavo Petro, los petristas más fanáticos que son los mismos teóricos de la conspiración, se han convertido en sus defensores de oficio diciendo que el gobierno de Petro “está sano” y que el alto gobierno fue infiltrado por los corruptos del ultrasamperismo y del ultrasantismo que lograron introducir en el primer anillo del poder a sus miembros más prominentes: Roy Barreras, Armando Benedetti, Alejandro Gaviria, Álvaro Leyva, Mauricio Lizcano, Cecilia López, José Antonio Ocampo, Alfonso Prada, Laura Sarabia y Luis Fernando Velasco.
Gustavo Petro no cumplió con su parte del trato, aunque estaba muy confiado que no se revelaría la información sobre su participación en múltiples delitos porque él, siempre, ha sido inmune al accionar de la justicia terrenal y divina como si hubiera hecho un pacto con el diablo y le hubiera vendido su alma.
Jamás le ha pasado nada durante toda su existencia, salvo por unos meses que fue recluido en la cárcel cuando militabaen el grupo terrorista M19 pero salió pronto, gracias a una amnistía otorgada por el gobierno de turno.
Desde su tierna infancia en Zipaquirá, Cundinamarca, no le pasó nada cuando murió uno de sus compañeros de la Institución Educativa Municipal San Juan Bautista de La Salle, mientras fabricaba un artefacto explosivo que se activó, justo, cuando se salió del cuarto en el que explotó la bomba, provocando la muerte al amigo del niño Gustavo Petro.
Tampoco le pasó nada, cuando explotó un carro bomba que pretendía colocar un comando terrorista, dirigido por Petro, en la estación terrena de Chocontá, Cundinamarca, para aislar a Colombia del mundo. La bomba explotó en una estación de servicio mientras los terroristas del M19 hacían una parada técnica en la ruta.
No se afectaron las relaciones diplomáticas de Colombia con Israel cuando izó la bandera de Palestina en la Plaza de Bolívar, siendo alcalde de Bogotá DC y fue la muy poderosa Colonia Judía de Bogotá la que le dio el espaldarazo necesario para poder llegar a la Casa de Nariño.
Fue restituido en su cargo de alcalde de Bogotá, por la oenegé Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), a pesar de haber sido destituido por la Procuraduría General de la República de Colombia, por líos en la administración de la ciudad.
Salió airoso del escándalo creado por la revelación de un video en el que aparece recibiendo fajos de dinero en efectivo que introduce en unas bolsas, porque un arquitecto comunista salió en su defensa y se inventó que él, le había dado ese dinero que lo tenía guardado entre unos tarros de galletas.
Al final, el culpable de todo resultó siendo el que grabó el video, Juan Carlos Montes, ex subdirector de Construcciones del Instituto Distrital de Recreación y Deporte de Bogotá, amigo íntimo de Petro, que tiene una orden de captura y circular roja de la Interpol por haberse negado a comparecer y enfrentar un proceso en su contra por hechos de corrupción.
El pasado mes de enero del 2023, Gustavo Petro se reunió de manera privada en Davos, Suiza, con Alain Berset, presidente de la Confederación Suiza, supuestamente, para tratar el tema de Montes y evitar su captura en Suiza, donde fue ubicado por la Interpol.
Sin embargo, o es verdad la teoría petrista de la conspiración, o a Gustavo Petro se le venció su contrato con el diablo y está teniendo, por primera vez, un gran revés en su vida criminal con la revelación de sus múltiples delitos.
Primero, su nuera, Dayssuris del Carmen Vásquez Castro, contó que a su esposo, Nicolás Petro, el Hunter Biden colombiano, le entregaron varios cientos de miles de dólares americanos, unos mafiosos que no son emprendedores.
Luego, se supo que, en las mazmorras del régimen petrista, se violaba los derechos humanos de las empleadas domésticas de los miembros del régimen, se atropellaba los derechos laborales de las trabajadoras humildes y se perseguía a las colombianas más vulnerables que son víctimas de falsos positivos promovidos desde la Casa de Nariño.
Armando Benedetti, un burócrata multimillonario con pinta de fauno, tras negociar con la DEA y el Departamento de Justicia de los Estados Unidos, reveló las intimidades del gobierno de Gustavo Petro que resultaron siendo la versión aumentada de todas las malas prácticas de la administración de los recursos públicos para pagar la financiación ilegal de la campaña política que puso en el poder a la extrema izquierda colombiana.
Benedetti puso en evidencia a un sistema mafioso en el que los lavaperros que ayudaron a coronar, le exigen al capo el pedazo del botín que, asumen, les corresponde por el grado de participación en la consumación del delito.
Las arcas públicas son saqueadas de manera inclemente a través de la repartija burocrática, por eso, Armando Benedetti le reclama a la que fuera su subalterna, Laura Sarabia, su preocupación porque en el cargo que le dieron, no ve recompensada, de manera suficiente, su participación en el fraude electoral a gran escala.
Mientras los compañeros de Benedetti se quedaron convencidos que no les iba a pasar nada porque les habían dicho que ellos eran los más poderosos, en la realidad, Benedetti es el más poderoso de todos por conocer en detalle todas las cochinadas del gobierno del cambio.
Los mercados financieros están dando por descontada la salida de Gustavo Petro y de Francia Márquez del poder. El precio del dólar y el precio de los TES de julio del 2024, ha llegado a los mismos niveles de cuando no había llegado el régimen comunista de Petro.
Gustavo Petro, si quiere una salida digna, en el remoto caso que conozca el significado de la palabra dignidad, debe renunciar hoy mismo.