Por: Luis Felipe Arango
Colombia vive las consecuencias de haber elegido a Gustavo Petro como presidente en las elecciones de 2022, un hecho legítimo pero cuyas implicaciones se han sentido profundamente en la sociedad y la economía del país.
Petro ascendió al poder aprovechando el descontento social exacerbado por la pandemia y, a través de estrategias mediáticas que incluyeron noticias falsas y medias verdades, logró movilizar a las masas. Estos movimientos, representados en ocasiones por la llamada ‘Primera Línea,’ recurrieron incluso a vías violentas para amplificar su mensaje.
Sin embargo, tras más de dos años de gobierno, las expectativas que generó su mandato están lejos de cumplirse, lo que ha llevado incluso a antiguos aliados y ministros de su gobierno a distanciarse de su gestión.
El desafío de la sucesión presidencial
Con el final del gobierno de Petro acercándose, la pregunta clave es quién ocupará su lugar. Los nombres en consideración provienen de diversos sectores políticos: 1. Centro Democrático: Este partido presenta figuras como María Fernanda Cabal, Paloma Valencia y Miguel Uribe Turbay.
Sin embargo, las controversias personales y políticas que rodean a algunos de ellos dificultan su aceptación como opciones viables para liderar el cambio. Por ejemplo, Cabal enfrenta un conflicto de intereses evidente debido a su vínculo matrimonial con un negociador del gobierno Petro, mientras que Valencia ha perdido credibilidad al aliarse con figuras cercanas al actual gobierno.
2. Movimientos Independientes: Destaca Juan Daniel Oviedo, un candidato preparado y con experiencia técnica que podría ofrecer una alternativa seria y fresca. Sin embargo, su alcance dependerá de su capacidad para generar un movimiento que trascienda las líneas partidistas.
3. Partidos tradicionales: Los liberales y conservadores, como es su costumbre, probablemente esperarán para unirse al candidato con mayores opciones de victoria, priorizando sus intereses políticos sobre los del país. El contexto regional y una posible inspiración para Colombia En América Latina, los países que han logrado revertir gobiernos progresistas han optado por líderes externos al establishment político. Nayib Bukele en El Salvador, Javier Milei en Argentina, y Daniel Noboa en Ecuador son ejemplos recientes de cómo figuras disruptivas pueden canalizar el descontento social hacia un proyecto de cambio.
Este modelo podría ser clave para Colombia, donde las instituciones políticas tradicionales enfrentan un grave desprestigio.
Entre las figuras ajenas a la política que podrían representar esta ruptura en Colombia, destaca el nombre de Vicky Dávila, periodista reconocida y con una postura firme frente a los abusos de poder. Su candidatura podría convertirse en un punto de convergencia para los ciudadanos que creen en las instituciones democráticas, la protección de la propiedad privada y la iniciativa individual. Los retos más urgentes: seguridad, economía y corrupción El próximo gobierno deberá enfrentar desafíos monumentales.
La seguridad es alarmante, con un crecimiento desmesurado de cultivos ilícitos y el auge de la producción y exportación de drogas. La corrupción, profundamente arraigada en el gobierno, el Congreso y otros sectores, ha erosionado la confianza ciudadana. Además, la economía sufre los efectos de políticas populistas que no han resuelto las necesidades fundamentales del país.
El catastrófico gobierno de Gustavo Petro ha servido para dejar en evidencia la incapacidad de los anteriores presidentes para abordar temas urgentes relativos con la agenda social del país, la igualdad de oportunidades, el incentivo a la generación de empresa y negocios, así como su absoluto fracaso en la lucha frontal contra la corrupción. Este vacío de liderazgo y visión estratégica fue el caldo de cultivo que permitió la llegada de Petro al poder. Por ello, es imperativo que el próximo presidente no surja de estos partidos tradicionales que ya demostraron su incapacidad, sino de sectores diferentes, alejados de las pésimas costumbres de la política colombiana. Solo así podremos iniciar un largo camino hacia el cambio, un trayecto que debe estar cimentado en el crecimiento económico, la paz social y la transparencia en todos los niveles de la actividad nacional.
Una propuesta para el cambio Propongo considerar a Vicky Dávila como candidata presidencial para 2026, acompañada de una fórmula vicepresidencial liderada por Juan Lozano, una figura con experiencia y compromiso con el país. Aunque Lozano no ha manifestado interés en una posición de este tipo, su perfil sería ideal para acompañar un proyecto que busque reconstruir las instituciones y devolver la esperanza a los colombianos. Colombia enfrenta un momento crítico.
Las elecciones de 2026 no solo definirán al próximo presidente, sino también el rumbo de una nación que debe decidir entre seguir por el camino del populismo o apostar por un liderazgo auténtico, capaz de restaurar la seguridad, la confianza y la prosperidad. Es hora de reflexionar y actuar. El futuro de Colombia está en nuestras manos.