Por: Isabel Mejía
Mientras otros países en América Latina daban la bienvenida al S. XXI Colombia a finales de los 90’s tuvo uno de los momentos en temas de seguridad más críticos, el país estaba sometido ante el accionar criminal de múltiples grupos terroristas, todos ellos auspiciados y financiados por el brazo económico del narcotráfico. Hoy, 21 años después con unas Farc abiertamente en política, gracias a un proceso de paz que solo sirvió para que los criminales cambiaran de vestidura, de centro de operaciones del crimen, y para fortalecer un brazo armado que coordina y ejecuta acciones delictivas desde la clandestinidad, el país vuelve a vivir un escenario similar al de los 90’s, Colombia bajo terrorismo.
Pese a que Fidel Castro con la caída del Muro de Berlín entendió que la llegada al poder no se podía hacer a través de la vía violenta, la izquierda radical sigue creyendo que esa puede ser una opción para que los pueblos crean que los terroristas son revolucionarios, Robin Hood que se hacen matar por el pueblo, les hizo falta leer mejor al pueblo colombiano. Ya sabemos por experiencia propia que la izquierda criminal siempre termina masacrando al pueblo en cuyo nombre habla y este estallido criminal lo ha ratificado, por eso lloran los criminales de la Primera Línea y se atreven a denunciar que los ciudadanos los rechazan.
Pues bien, en Colombia hay un terrorismo apoyado, como siempre, por politicos que historicamente han sido aliados de las guerrillas y aunque los métodos pueden parecer no convencionales, sus acciones guardan similitud. Veamos los hechos: al igual que las Farc del 2.000 entrenaba a los niños ‘pisasuaves’ para atacar a miembros de la Fuerza Pública, hoy el grupo criminal Primera Línea entrena menores en ciudades con el mismo objetivo; cambiaron los bombazos en estaciones de policías por incendios y ataques a CAI’s. El objetivo es claro, zonas barriales despejadas, control territorial; cambiaron las pescas milagrosas por los “bloqueos”, porque aunque los han pretendido legitimar y normalizar, este tipo de actos son secuestros en unos casos, en otros actos extorsivos y no perdieron la costumbre de utilizar a la población civil como escudos humanos, por eso el escenario perfecto para el terrorismo es en la mitad del transporte público o zonas residenciales. Lo que si no ha cambiado es el medio de financiación, el narcotráfico.
El 20 de julio veremos una nueva jornada de despliegue terrorista, todo está organizado para ese día, una vez más buscan disfrazar el terrorismo de causa justa, de lucha social, la pregunta es, ante una Colombia bajo terrorismo, ¿qué hará el Estado? ¿Van a permitir que nuestras ciudades sean las réplicas de Siloé? Bien decía Álvaro Uribe: “Creo en la democracia, pero la democracia no funciona sino a partir del ejercicio de la autoridad”.
Colombia bajo terrorismo y… ¿qué hará el presidente? ¿ya se prepararon para la guerra virtual, bélica y mediática?. Algo no menos importante, ¿qué vamos a elegir los colombianos, el miedo o la valentía de defender nuestro modelo republicano?