Por: Roberto Trobajo
El régimen cubano quiere “coronar” su diplomacia médica con un Premio Nobel de Paz porque eso les reportaría muchos más miles de millones de dólares para la dictadura, a costa de sus esclavos de batas blancas.
Los médicos cubanos que mandan a “misiones” viven pesadillas: son vigilados por funcionarios diplomáticos que les controlan sus relaciones con pacientes, movimientos, y obligan a que hagan proselitismo político.
A los médicos en la Isla les pagan unos 15 dólares al mes, pero los que se ponen a disposición de las “misiones” pasan a ganar 30 dólares mensuales y aseguran que a sus familias les den bonos de 50 dólares por mes: esos $80 USD corresponden al 25% del salario pagado por los países, ya que el restante 75% (240 dólares x médico, mensualmente) se los quedan las autoridades del régimen castrista.
Para controlar a sus esclavos médicos, en cuanto llegan a los países, les quitan pasaportes y son vigilados por agentes-oficiales del G2; así velan con quiénes comparten y obstaculizan que puedan abandonar las “misiones”…aunque muchos médicos ¡se maman! de tal explotación y logran ¡volarse!
La dignidad no tiene precio y los médicos dignos se van porque no están dispuestos a falsear diagnósticos para satisfacer estadísticas que se inflan con tal de mostrar éxitos de esas “misiones internacionalistas”
Quienes son detectados y les frustran abandonar “misiones” son devueltos para Cuba, castigándoles con pesadas guardias en urgencias y mal pagados hasta forzarles a que renuncien al ejercicio de la medicina.
A los médicos que se vuelan les prohíben visitar Cuba hasta pasados 10 años, impidiéndoles entradas ni con visas humanitarias para despedirse de padres o hijos; el pueblo cubano está plegado de testimonios de quienes han muerto sin poder verse por sus familiares médicos “desertores” que si llegan a entrar al país son detenidos y encarcelados por deserción, traición a la patria según la dictadura.
Dar a Cuba un Premio Nobel de Paz por enviar médicos a países será premiar a la esclavitud que debe abolirse ¡ya!