¿Y la dignidad?

Por: Fernando Torres Mejía

¿Entonces ahora que ganaron, les cayó del cielo el “Mesías”, se acabaron los problemas?, ¿se acabó la corrupción?, ¿van a vivir sabroso?

Fue tan duro el golpe o tanta la sorpresa que pareciera como si ya nos hubiésemos olvidado rápidamente que para ganar, el Pacto Histórico trató a sus rivales de mafiosos, asesinos, narcotraficantes, corruptos de haber saqueado el país, entre otro número de insultos y mezquindades. Como olvidar que a Fico lo matricularon como miembro de la oficina de Envigado acabando con su honra, a Sergio Fajardo lo “quemaron” a Rodolfo Hernández lo tildaron de loco, y ni hablar del episodio con Alejandro Gaviria, pero como buen político, NO le importó que lo humillaran y que la poca dignidad que le quedaba, la cambiara por un plato de “lentejas” con tal de quedar en el gobierno de los que son capaces de vender a sus propias “madres” para conseguir lo que sea, sin importar el precio que tengan que pagar.

Donde está la coherencia del que es ahora presidente y sus secuaces que con tal de ganar se aliaron hasta con el “diablo” e incluso les ofrecieron “perdón social”. Su consigna “hay que hacer lo que sea con tal de ganar”, en otras palabras, la cultura del “todo vale”.

Lo que más sorprende, es ver y escuchar a muchas personas diciendo, “esperemos tal vez haga un buen gobierno, a lo mejor nos equivocamos y este señor cambia y es distinto al que siempre hemos conocido”. Que tan rápido se nos olvida que como las Farc, y el mismo Juan Manuel Santos, Petro es igual o peor de mitómano, de los que un día dice blanco y al otro dice negro, pero es que no me lo estoy inventando.

En campaña prometió una reforma tributaria donde aplicaría solo a los 4.000 más ricos, pero ahora será para más de 40.000 personas, que cuentan con un patrimonio superior a los $1.000 Millones, y eso que ni así le alcanzara para cumplir con su meta de los $50 billones y esto es apenas el comienzo, algunos dirán que fue un “simple” error y que se equivocó por un “cero” en el número de personas.

Lo positivo es que por fin todos y “todas” vamos a vivir SABROSO, “clavados” por la irresponsabilidad de más de la mitad de un pueblo ignorante o ingenuo, que aún cree que un árbol que nace torcido, de la noche a la mañana se endereza.

Volviendo al tema que nos interesa, el presidente electo, llama a todos para que “agachemos” la cabeza, le hagamos la venia y nos unamos al tal “acuerdo nacional”, pero les pregunto, ¿Qué estaría ocurriendo hoy en Colombia si hubiera perdido?. Estaría en un estallido social tal como lo “anuncio” su hija Sofía, en un completo caos, habría muertos, tendría una infraestructura destruida, en otras palabras, un país sumido en violencia y en una verdadera batalla campal.

Nosotros la otra mitad, los que no aceptaremos a Petro como presidente, no somos violentos ni tampoco vamos a incitar a la “guerra” como si lo hizo él hace 4 años cuando perdió con Iván Duque, y en su discurso manifestó “No seré impotente siendo testigo de cómo destruyen al país como me toco verlo en los 8 años de Uribe, del cual fui parlamentario, nuestro papel como senador será la de ser el eje fundamental de un movimiento que no se va a dormir a la casa sin dejar de movilizarse permanentemente y ese tiene que ser el pacto, volveré al senado para dirigir a un pueblo que quiere mantenerse activo que debe mantenerse movilizado”.

¿Cómo pretende que ahora aceptemos que será un gran presidente y que además creamos que en estas elecciones no hubo fraude, cuando ni los escándalos por los Petro videos le restaron votos?

De donde salieron en 15 días, más de 2.753.245 votos, cuando el número de electores entre la primera y segunda vuelta solo aumento 1.400.000, ¿los nuevos solo votaron por él y ninguno por Hernández?, pero además ¿la Liga contra la corrupción perdió o cedió 860.000?. Entonces se empiezan a armar conjeturas como ¿será que votaron 1.700.000 de personas fallecidas y otras 650.000 que no han reclamado su cédula?.

Afortunadamente, para el país, la gente de bien no somos delincuentes para salir a protestar y acabar con todo, como sí lo son la gran mayoría de fanáticos e histéricos del Pacto Histórico.

La clase política, cada vez más desprestigiada , que tal Cesar Gaviria que al mejor estilo de Roy, no oculta su afán de gozar de las “mieles” del gobierno, empezó con Alejandro Gaviria, luego desprecio a Petro por Fico, se fue con Hernández, y hoy le ofrece apoyo “incondicional” al Pacto Histórico. Gaviria no se quiere quedar por fuera de la “gobernabilidad” antes conocida como “mermelada”, ¿Y la dignidad?.

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