Por: Jazmín Balaguer
Los últimos acontecimientos de inseguridad en la capital del país, que son difundidos incesantemente por diferentes medios de comunicación, y redes sociales, la mayoría de veces sin contexto ni análisis, generan pánico en la población civil y su percepción de vulnerabilidad aumenta, sin embargo, la realidad es diferente.
Todas las cifras de delitos y crímenes en el país, vienen en descenso desde hace màs de 20 años. Hoy tenemos una tasa de 24 homicidios por 100 mil habitantes, una de las mejores en nuestra historia, màs si la comparamos con la tasa de los años 90, superior a 80. En las ciudades la tasa es mucho màs baja, y en las zonas rurales, principalmente donde concluyen economías ilícitas, asesinato de lideres sociales, y ex combatientes FARC, son las que aportan màs a esa tasa nacional. Los homicidios en el mundo se presentan principalmente, en un contexto de crimen organizado, así que un ciudadano que no este relacionado con ello, tiene una probabilidad realmente baja de ser víctima. Por 100 mil habitantes, hay màs homicidios en Washington o Las Vegas que en Bogotà.
El delito màs común y probable para un ciudadano promedio, es el hurto. Aunque aùn estamos lejos de la tasa de países nórdicos, que aproximadamente es de 30, porque la nuestra es de 223, si hay menos probabilidad de ser victimizado por este delito, que en países como Sudafrica (332), Chile (633) o Costa Rica (1587), según cifras de ONUDC. Mucho menos probable, si el victimario es un venezolano.
Con el aumento de la penetración a la sociedad, por parte de los diferentes medios, que masifican con mucha más velocidad la información, sumado a desafortunados comentarios y clichés sobre estos migrantes, incluso por parte de autoridades como la Alcaldesa Claudia López, o la Policía Nacional, provoca que se distorsione la realidad, porque llegan noticias más rápido, de las que se pueden procesar objetivamente. Si no se cuenta con herramientas de análisis, terminarà en sesgos.
Para un alcalde, es muy fácil y rentable políticamente, culpar de la inseguridad a un extranjero, aprovechando y retroalimentando irresponsablemente, los idearios que se empiezan a formar sobre ellos, lo cual puede provocar nuevos problemas, como la xenofobia.
Los hechos por su parte, dicen que los venezolanos, a pesar que constituyen un 3 % de la población total del país, con màs de 1.800.000 personas, similar a todo el departamento de Nariño, solo el 0,09% ha estado involucrado en crímenes, según datos de la Fiscalía. Así mismo, del total de la población carcelaria, ellos representan menos del 2%, y por delitos de menor impacto, como hurtos. Las cifras de las autoridades también revelan, que la mayoría de los delitos cometidos por ellos, se concentran en las fronteras. El 98% de los crímenes en el país, son cometidos por colombianos.
La percepción sobre los venezolanos, basada en hechos aislados pero muy mediáticos, que hacen pensar que todo esta empeorando, desviando la atención, es parte de un fenómeno explicado en la teoría del Cisne Negro, del investigador y filosofo Nassim Taleb. En ella explica, como una situación con poca baja probabilidad de ocurrencia, puede tomar tal magnitud y transcendencia, que se cataloga como una generalidad y se le adjudican características de haber sido previsible, por lo mismo, puede ser leída tan equivocadamente, que se puede llegar incluso a tomar decisiones de política pública, de forma ineficiente como peligrosa.
Lamentablemente, por cada delito que vemos en las noticias, en donde esta involucrado un venezolano, hay otros 10 cometiéndose por parte de colombianos, que no tienen el mismo cubrimiento. Esto es un llamado a las autoridades para que sean màs rigurosas y justas en sus comunicaciones a la comunidad, y a ellos como a los medios, para que se entienda, que estos migrantes ya forman parte de todos los aspectos de nuestro país, desde lo económico, cultural, cotidiano, hasta el crimen, algo muy normal en la migración de cualquier país, por lo que no son casos que merezcan particular énfasis. Màs del 90% esta incorporándose de forma positiva, aportando al desarrollo y crecimiento, que se demuestra también, en que pese a su gran dimensión poblacional, no provocó un aumento significativo en la tasa desempleo.
Los problemas de inseguridad siguen siendo en su gran mayoría, responsabilidad de nuestros connacionales; es un mito, que la migración haya empeorado esta situación en ciudades como Bogotà, así como que las cosas en este aspecto están empeorando. Para solucionar lo que no esta bien, primero es necesario investigarlo y entenderlo correctamente.