Por: Rene Galindo
La carrera militar y policial en las Fuerzas Armadas de Colombia obedece y se desarrolla dentro de un estricto proceso de selección que por muchos años lo han hecho y controlado por las mismas instituciones para prevalecer en el tiempo sin los mayores tropiezos siempre firmes a sus principios institucionales, leales a la constitución y la ley colombina. La carrera militar y policía no se construye con populismo, es de verdadero sacrificio personal y profesional. Ser militar o policía es una selección difícil de lograr, es un reto y solo las personas de vocación lo pueden alcanzar. Dar hasta la vida por defender la vida, bienes y honra de los colombianos no lo hace cualquiera, en cambio los sinvergüenzas colombianos nos acostumbramos que los demás nos sirvan, nos defiendan, pero nosotros no damos un paso por la patria.
Sin embargo, la población colombiana reclama seguridad, acción y justicia pero que los hijos de otros vayan a prestar servicio y sean otros los que vayan al campo de combate los míos no. Cuando esto debe ser una obligación moral de todo colombiano y el propósito de servir es precisamente engrandecer ese sentido patrio y nacionalista para defender la soberanía nacional. Todas estas tareas importantísimas y las dependientes de la seguridad nacional se llevan a cabo bajo el liderazgo y comando de los militares y policías más experimentados de la nación, ellos son los sargentos mayores y generales de la república que hoy por hoy son pisoteados como trapo viejo.
Pero contrario a lo anterior, vemos como con hechos populistas como se ha atacado la imagen institucional y de paso se ha atacado la tarea que cumplen los generales de la república. Mantener la seguridad y la defensa del país no es fácil. Esto solo se logra con la voluntad y el mandato del poder político. Para ser general, un colombiano que decide ser alumno de las escuelas de formación debe cumplir un tiempo estricto de carrera profesional, debe estar interno a lo largo de cuatro años recibiendo formación académica, militar y policial de alta calidad, siempre con el noble propósito de servirle a la República de Colombia, porque es allí donde concluye su mayor sueño profesional “ser general”. Su trabajo se labra a lo largo de 35 difíciles años de carrera, en cuyo camino peligroso y espinoso debe sortear muchos obstáculos para llegar allí a la sima que se espera.
Muchos obstáculos como someterse al concepto sesgado de sinvergüenzas y corruptos políticos que señalan la paja en el ojo ajeno sin importar si en ojo de algunos políticos estén los peores crímenes de lesa humanidad. Es cruel e injusto que para ser general deba un coronel desfilar por el Congreso de República para ser insultado o señalado por quienes fueron sus enemigos, algunos que tienen delitos de lesa humanidad a cuestas, para decirle si merece o no ser general.
El nivel de humillación al que han sometido a los militares y policías por parte de politiqueros con ínfulas de monarcas es condenable; como es posible, que en medio del populismo electoral un desagradable político, le diga a los policías “cerdos policías” y no pasa nada; luego se le dice a los miembros del ESMAD que son asesinos cuando su único elemento de defensa ha sido un escudo, casco, armadura y un palo. Y en este mismo sentido otros politiqueros abusando de su condición política insultan y tratan a los policías de asesinos como ocurrió con otro senador del pacto histórico en Cartagena.
Hechos absolutamente condenables y que deben ser investigados hasta aplicar verdadera justicia. ¿Eso es lo que queremos ver los colombianos? Que constantemente ultrajen, calumnien e injurien a los servidores públicos que nos defienden y nos cuidan. No contentos los populistas socialistas amenazan a las fuerzas armadas con desaparecer o acabar el ESMAD, cambiar su doctrina, desmantelar su formación e integrar terroristas a sus filas.
La carrera de ataques a la fuerza pública no termina aquí, en días pasados sin tener consideración humana a la media noche y como los hampones echan por la puerta de atrás, por la ventana diría a un grupo nutrido e importante de generales, “neutralizaron a muchos generales sin disparar un solo cartucho”, los anularon, los aplastaron, los ultrajaron. Estos seres humanos de uniforme se enteraron de tan grave decisión por los medios de comunicación y el gobierno campeón de la vida, de manera cobarde no los cito para decirles al menos gracias por sus servicios. Me pregunto ¿es más importante para el gobierno un general que le dio 35 o 40 años de servicios al país o un populista que solo está para destruir y no para construir.
Los campeones de la vida utilizaron la penumbra para consumar su plan macabro y propinar una estocada escalofriante y fulminante sin gastar un solo cartucho a muchos generales guerreros de la patria, a ellos se les cerceno su dignidad y honor. Pero el gobierno humano y de la vida no lo considero así porque para ellos la Fuerza Pública sigue siendo una ficha del ajedrez que la mueven a su antojo y si es el caso la pueden sacar del tablero, por eso su trato es con desprecio y apatía. Ahora después de sucedido esto digo “¿EL HONOR Y DIGNIDAD DE LOS SOLES DONDE ESTA?”, porque callados están, señores generales es hora de esgrimir la espada de victoria y expresar que cualquiera no debe pisotear y humillar a un general por más errores que cometiera, para eso está su fuero que los investigue con el debido proceso.
Eran conscientes de que algún día debían de colgar el uniforme, pero siempre debió ser con el honroso orgullo a la nación y no por la más baja y criminal decisión de un resentido social. Animo generales de la patria que se ha perdido una batalla mas no la guerra, “pero al monarca una carta debe llegar, para que lo haga reflexionar, que a la Fuerza Pública debe respetar”. “Vivir asustados no debe ser normal, porque la democracia necesita de su conocimiento fenomenal, para sacar adelante esta nación, con el ojo morado no pueden quedar, porque pronto el comunismo celebrara la cobardía del general”. Colombia no se rinde y la constitución se respeta por encima de caprichos que puedan poner en riesgo la seguridad y defensa nacional.
Es preocupante la situación de que tantos generales hayan sido echados sin la mínima consideración por sus familias, por su tiempo al servicio a la patria y por respeto a su propio honor. Razón tenía el señor general Zapateiro cuando expreso que no iba a esperar que un guerrillero indultado lo echara y lo humillara, pero muchos guardaron la esperanza de seguirle sirviendo a la nación y a la patria si saber que mal les pagarían por defenderla tanto tiempo y con pasión ¿para qué?
A trabajar por la democracia y por la libertad y a cuidar de la institucionalidad sin permitir el mínimo desliz que ponga en riesgo a nuestra democracia por culpa de oscuras alianzas y populismo peligroso que la amenaza. Las Fuerzas Armadas han sido siempre respetuosas del poder político, pero hasta estas instancias no habían llegado nunca los politiqueros que pisotearan tanto al militar. Policías y soldados seguirán respaldando al gobierno de turno sin que este soslaye las libertades básicas del pueblo colombiano.
Por estos hechos gravosos el precedente se debe dejar de manera pública y con firmeza, porque si no… los políticos tendrán la disculpa para pisotear al antojo al general.
La democracia necesita de generales motivados, inteligentes, calculadores y prestos a servirle al pueblo colombiano pero el mensaje que se está dejando con tan equivocada decisión es el miedo, la prevención y la incertidumbre. Este acto de bajeza política incide directamente en la moral de las tropas, por cuanto muchos de esos señores generales son sus mentores, guías, lideres y amigos que los orientaron en situaciones difíciles y verlos partir a casa tristes como cualquier ser humano que se le arruga el corazón….
Eso marca al subalterno que piensa si eso hicieron con un señor general, como será el trato conmigo que apenas estoy empezando en la carrera militar o policial, ahora cuando disque los alcaldes el mando tendrán. Recuerdo que el gobierno de la paz, el farsante dijo que casi no era necesario las Fuerzas Armadas entonces procedieron a comprar la conciencia de los militares a través de una condecoración llamada la espada de la victoria, sería bueno que el traidor general le contara a los colombianos cual fue el propósito de otorgar esa condecoración que por cierto la llame “la espada de la vergüenza”, porque ni estábamos en paz ni habíamos logrado la victoria.
Luego dijeron y comentaron que entre todos estas marrullas y acuerdos habaneros había una prima especial para los generales que se conoció como la prima del silencio. Ahora me pregunto si este ataque aleve, premeditado y planeado de neutralizar muchos generales hace parte del silencio obligatorio y humillante que deben pagar por el compromiso a espaldas del país. Hasta cuando los colombianos permanecemos en silencio o nos tenemos que tragar ese sapo también. Tengo fe como muchos colombianos que estos sabios de la guerra y de la paz, de la ley y el orden en el momento más indicado se pondrán al servicio de la libertad para defender la democracia y despejarle muchas dudas al pueblo colombiano.
Al momento los socialistas fundamentalistas se alegran que hayan pisoteado y desmoronado la institucionalidad porque la anarquía generalizada es la que finalmente están promoviendo porque como dice un viejo adagio “en rio revuelto ganancia de pescadores” sacaran.
Finalmente espero no equivocarme al decir que la lealtad al político debe terminar, cuando se pisotea la dignidad del soldado y del policía de la patria. Recuerden colombianos de soles y de insignia lo que juraron frente al tricolor nacional no traicionar a la patria. La libertad y el orden deben reinar para Colombia por siempre como dice el escudo nacional.