Por: Marco Fidel Ramirez
Soy cristiano por la gracia de Dios, porque quiero, porque puedo y porque no me da miedo. También millones de colombianos lo son y estamos aquí en condición de católicos, evangélicos y otros rótulos que a la luz del corazón y la plena convicción son lo de menos.
La Colombia creyente de la que tanto hablaba mi valiente amigo Alejandro Ordonez, ex Procurador General de la Nación, sigue presente pero no tan influyente. Si no fuese así no estaríamos hoy al borde del abismo con un gobierno que se avecina de corte izquierdista, vergonzosamente progresista, y evidentemente anticristiano como ya se avizora con sus nuevos ministros ateos, feministas, abortistas y paganos.
Pero como dicen por ahí, después del ojo afuera ya tenemos a Petro adentro, elegido y el próximo 7 de agosto ungido como presidente de todos los colombianos, sean creyentes o no, izquierdistas o no, diversos o no, progres o no. Nos guste o no así será por los próximos cuatro años, que podrían ser doce como ya lo predica ese siniestro vocero del nuevo régimen llamado Roy Barreras, recién elegido presidente del nuevo Congreso de la República. Congreso de mayoría petrista, que salvo honrosas excepciones, ya está vendido, enmermelado y arrodillado de antemano.
Así las cosas y de cara al gobierno del “cambio al abismo” prometido por el Pacto Histórico en campana, conviene madrugar en la formación de un Frente Unido de carácter nacional que recoja las diferentes iniciativas de oposición que ya plantean para defender la democracia, entre otros, Rafael Nieto y Enrique Gomez de Salvación Nacional. Pero no deben ser solo ellos , es impresindible incorporar a los evangelicos independientes, a los catolicos provida y a líderes valiosos de otras vertientes ideológicas.
Conozco bien el talante torticero de Gustavo Petro, con el ahora senador Miguel Uribe fuimos su oposición más tenaz cuando ejercimos como concejales de Bogotá del 2012 al 2015, y sabemos que para el nuevo Presidente de la República siempre “el fin justifica los medios” y también sabemos que lo que menos le importa son los criterios éticos en el ejercicio del poder.
Ya es evidente que sin vaselina el nuevo gobierno populista engordará cínicamente la burocracia estatal con la creación de los ministerios de “Paz, Seguridad y Convivencia” para complacer a las Farc y el “Ministerio de la Igualdad” para gratificar a la Vicepresidenta que adora el feminismo radical y la venenosa ideología de género.
Conviene pues recordar ante semejantes peligros, que un gobierno sin una oposición fuerte, inteligente y valiente, solo garantiza una dictadura sin compasión como ya ha ocurrido en Cuba, Nicaragua y Venezuela. Válida pues la advertencia de que si los patriotas no nos unimos ahora , las hordas petristas nos acabarán por separado, en eso de destruir adversarios hasta hoy nadie les ha ganado.
Que el Todopoderoso nos libre porque un manto de oscuridad ha caído sobre Colombia con la elección de Gustavo Petro como Presidente de la República. Dios salve a Colombia durante el sombrío cuatrienio que se avecina con el nuevo mandatario de muy oscuro pasado subversivo en el M-19, ahora convertido en Jefe de Estado de mi pobre país engañado. Repito, soy cristiano y yo no callaré, aunque en este gobierno termine guillotinado.
Posdata: Gracias a El Expediente y a su director Gustavo Rugeles por invitarme a opinar a partir de hoy en este prestigioso portal independiente