Por: Roberto Trobajo
Terquedad y Tozudez, aunque crean parecidas, son tan distintas como el pretender vivirse de un país -muy diferente- a quererse vivir en un país.
Tercos son esos que siguen empujando al despeñadero con las mismas políticas y los mismos discursos, ciegos por el poder o ansiando someter.
Bastaba con un ápice de inteligencia o de un mínimo de sentido común para ver que no eran tiempos de “reformas” porque ya la gente no aguanta más.
Empezando este año alerté que “podrían acontecer múltiples estallidos sociales si esos estatus sociopolíticos no se actualizaban o cambiaban y que se tenía que acabar con los pensamientos cortoplacistas que tanto daño han hecho” (columna Sobrevivirnos, del 3 de Enero, aquí en El Expediente)
El terco gobierno, sordo y ciego, a meter reformas, y tras hundirlas, pataleando ahogado, se desespera por hacer renunciar ministros, sustituyéndoles por iguales o peores, pregonando reuniones que serán infructuosas porque no es cambiando las formas que se logran sanear los contenidos contaminados, envenenados, nocivos.
También advertí sobre la urgencia de escucharse a la gente, sobre todo a jóvenes; y que los ególatras, excluyentes, polarizadores, no tendrían cabidas, y que esos políticos que apenas miran hacía las próximas elecciones no vivirán futuros.
No hay peor calaña que esos atizadores de odios y rencores, manipuladores de frustrados que empujan a incendiar, vandalizar, destruir, para empeorar al país; esos tercos oportunistas que desde ya se venden como líderes salvadores del caos.
La gente, millones, nunca perdonaran a esos miles que bloqueando vías hicieron perder cosechas, quebrar empresas, morirse pacientes por faltas de oxígeno y medicamentos.
Tantas noticias falsas en campañas tergiversando, mintiendo, dañan a todo un país ante la comunidad internacional…que debería venir a ver verdades; las mentiras lanzadas al mundo hoy, mañana serán boomerang contra populistas.
La terquedad del gobierno y de su “oposición” está cavando sus tumbas, sin epitafios porque serán innombrables para la gente de bien, mayorías, que nos toca sobrevivirlos.
La tozudez es la que tiene que prevalecer, así nos mantendremos luchando con voluntad inquebrantable a los millones que sí queremos y merecemos vivir en un país sin lacras queriendo vivir de un país.
Tendremos que limpiar cenizas, pero con las memoria viva, vamos a poder sembrar –distinto- y lograrse frutos mejores que sólo obtendríamos cosechando diferente.
Siendo tozudos, constantes y enfocados, sobreviviremos, renaciendo, si logramos tumbar muros y convertirlos en puentes, sin dejarnos contaminar por esos mezquinos tercos enfermos por el poder.
Terquedad que con sus egoísmos asesina matando esperanzas; Tozudez que no se doblegue abriendo caminos. ¿Terquedad o Tozudez? Toca decidir ahora, ¡Ya!