Por Marco Fidel Ramírez
Con el gobierno socialista del Pacto Histórico que se avecina, los colombianos tenemos mil motivos para estar asustados, por no decir que aterrados. Y no es para menos, pues de entrada nos han prometido que Colombia será con la izquierda en el poder, una ´´Potencia mundial de la vida´´.
Esta exitosa frase de la campaña petrista resultó muy taquillera y efectivamente populista. En esto de la publicidad engañosa a los zurdos no hay quien les gane. Pero creerle a Petro y a Francia el cuento de la defensa de la vida no es posible.
Con el siempre circense Mockus han repetido como loros que ´´la vida es sagrada´´ mientras han aplaudido como focas la práctica criminal del aborto con el argumento de que es un derecho fundamental, como si asesinar bebés en el vientre de las madres fuera el derecho legítimo de alguien en esta tierra y como si la mujer no fuera tremendamente violentada con esa nefasta práctica satanica.
Pero qué decir de los siniestros apoyos que rodean al presidente, que también desmienten el cuentazo de la potencia de la vida. Comenzando por el de las Farc, hoy Partido Comunes. La sola mención de estos personajes aterradores premiados con impunidad y curules por Juan Manuel Santos después de cometer durante 50 años las peores atrocidades contra el pueblo colombiano, es vergonzosa.
Siguiendo por doña Francia Márquez, la emblematica representante del abortista movimiento feminista radical y de quienes, resentidos como los que más, quieren vivir sabroso a costa de quienes nos hemos ganado lo poco o mucho que tenemos pagando el precio del esfuerzo con sangre, sudor y lagrimas durante muchos años.
Y el susto continúa con los fatales anuncios que ya comenzaron a difundir los arrogantes ministros del nuevo régimen petrista. Alejandro Gaviria el MinEducación designado y ateo declarado, adoctrinará a los jóvenes con el discurso diverso, izquierdo y tergiverso de la tal Comisión de la Verdad. Y qué decir de Susana Muhamad, la nueva MinAmbiente, que marchitará irresponsablemente la industria y la exploración petrolera que representa la más importante fuente de ingresos para el país.
Pero la tapa es el próximo MinDefensa, Iván Velázquez, enemigo declarado de las Fuerzas Militares, que promoverá las reformas necesarias para deformar la institucionalidad militar, desmontará el Esmad y arrodillará el estamento castrense. Para redondear la faena, Jose Antonio Ocampo y Cecilia López, ministros designados de Hacienda y Agricultura respectivamente, ya anunciaron que succionarán de nuestros exhaustos bolsillos 50 billones de pesos y expropiarán sin compasión a quienes se nieguen a democratizar sus tierras conforme al capricho del nuevo gobierno petrochavista.
Y para completar los sustos que garantizan que no cesará la horrible noche en esta patria boba, nos mantendrán en el embeleco de la ´´paz total´´ anunciada histéricamente y a grito herido el pasado 20 de julio por el vociferante mamerterio fariano en la instalación del nuevo Congreso de la República, mientras interrumpían, en modo gaminería sindicalista, el discurso final del presidente Iván Duque. Su tal ´´paz total´´ suena a que habrá pronto, al igual que con las Farc en su momento, ¨impunidad total¨ y beneficios generosos para el ELN, para el Clan del Golfo y para las disidencias subversivas bajo el amparo del ´´perdón social´´.
Todo lo precedente asusta ya lo suficiente, pero solo es el abrebocas de lo que serán las adicionales ¨brillantes¨ iniciativas progresistas del Pacto Histórico, como la ratificación del lesivo Acuerdo de Escazú, los diálogos regionales para anarquizar el país, el impuesto draconiano a las ganancias ocasionales, la legalización de la cocaína propuesta por Bolívar, la creación de las guardias campesinas para anular la presencia del Ejército en las zonas cocaleras, etc.
Habida cuenta que la lista es más larga y que la refundación de la patria por cuenta de Petro y Francia será un rosario de sustos, equivocaciones y desgracias, conviene recordar y esperar que ¨´Dios nos ampare y nos favorezca´´ antes que amanezca.