¿Por qué le tienen tanto miedo a Oscar Iván Zuluaga?

Por: Andrés Villota

Daniel Ortega, dictador de Nicaragua, para poder seguir perpetuándose en el poder, ordenó a sus esbirros encarcelar a todos sus opositores que se presentaron como candidatos a las elecciones presidenciales postizas, realizadas en noviembre del año pasado. Otro dictador, Nicolás Maduro, también ordenó a sus esbirros encarcelar a sus opositores para evitar tenerlos de contrincantes. Desaparecieron de la escena política venezolana a Leopoldo López y a muchos de los otros militantes del Socialismo del Siglo XX que esperan, algún día, que el Socialismo del Siglo XXI les devuelva el dominio sobre Venezuela.

Juan Manuel Santos, también, le daba órdenes al que fuera necesario para poder neutralizar a sus opositores, ante el beneplácito y la euforia de sus fanáticos seguidores que lo justificaban diciendo que era un tahúr, un pokerista, un verraco que sí sabía para qué era el poder y cómo era que se usaba para hacer lo que a él, le diera la gana. Hacer desaparecer a los contrincantes o evitar que se presenten a competir en franca lid, se ha convertido en una arma usada por los políticos perdedores. Ganar por Doble U es la única estrategia válida que, por sus evidentes limitaciones, le permite poder ganar a los que saben, de antemano, que van a perder.

En los estatutos del Partido Centro Democrático dice que el candidato presidencial de la colectividad debe ser elegido por los asistentes a la Convención Nacional. En el año 2017 se hizo una excepción que fue avalada por todos los pre candidatos que estuvieron de acuerdo en obviar lo dicho en los estatutos y hacer, mejor, una encuesta para escoger al candidato del partido, encuesta que ganó Iván Duque y le dio la posibilidad de competir en una consulta interpartidista que finalmente ganó.

En el año 2021 el único candidato que propuso, como debe ser, acatar los dictámenes de los estatutos del partido fue Oscar Iván Zuluaga. Propuesta que fue rechazada por los otros pre candidatos que estuvieron de acuerdo en, mejor, repetir el método de la encuesta para determinar el candidato presidencial del Centro Democrático. Las probabilidades de ganarle a Zuluaga, en la Convención, eran nulas para los otros candidatos que, por eso, le apostaron a la encuesta. El ejemplo de la elección de Iván Duque por encima de candidatos del nivel de Carlos Holmes Trujillo y Rafael Nieto, era más que un aliciente o, por lo menos, una remota posibilidad que no permitía la voluntad de la Convención.

La votación de la primera vuelta de las elecciones presidenciales hace innecesarias las consultas interpartidistas. Más, en medio de la profunda crisis de las finanzas públicas causada por los bloqueos criminales promovidos por Gustavo Petro y materializados por su grupo de choque fascista La Primera Línea. El incentivo financiero perverso de la reposición de los votos, en medio de la desgracia económica, promueve la realización de las consultas como una forma de obtener un premio de consolación millonario para todos los que saben de antemano que no tienen la más remota posibilidad de llegar a la Casa de Nariño.

Coherentes y consecuentes con sus propuestas de racionalizar el gasto público y reducir el tamaño del Estado, Oscar Iván Zuluaga y Enrique Gómez se habían mantenido al margen de esas consultas con nombres rimbombantes a pesar de haber podido realizar una consulta entre los partidos Centro Democrático y Salvación Nacional por su afinidad ideológica y programática que no tiene nada que ver con el discurso y las propuestas hechas por los pre candidatos de las otras consultas. De todas maneras, Alejandro Char, excluyó a Zuluaga de la posibilidad de ser uno de los candidatos en la consulta del Equipo por Colombia porque, como lo confesó Juan Carlos Echeverry, les iba a ganar a todos.

Según los postulados básicos de la estadística, de las probabilidades, de la aritmética básica, de la historia reciente colombiana y del sentido común, Gustavo Petro es imposible que gane en la primera vuelta, salvo que adulteren los resultados de las elecciones como, aparentemente, sucedió en las recientes elecciones del Congreso.

Sin embargo, los de siempre, crearon el mito urbano que afirma, contra toda evidencia, que si la “Derecha” no se une, será vencida en la primera vuelta. Sí ese mito fuera cierto, lo lógico es que toda la “Derecha”, la de verdad, la que no va a Davos a recibir la bendición del ultra marxista Klaus Schwab, ni asiste al casting que hacen en el patio de la casa de Jean Claude, debería rodear a un candidato del nivel superlativo de Oscar Iván Zuluaga, y no, al revés.

La ultra Izquierda colombiana está de plácemes porque logró eliminar al único candidato capaz de vencer a Gustavo Petro. El comunista Antonio Sanguino, por ejemplo, dijo con cara de satisfacción que, Zuluaga, “se había demorado en renunciar”. Curiosamente, Ingrid Betancourt y Enrique Gómez, no renunciaron a sus candidaturas presidenciales a pesar de que los partidos que representan, solo alcanzaron una ínfima votación frente a los votos alcanzados por el partido Centro Democrático.

Cuando hice mi especialización en Derecho del Mercado de Capitales, le aprendí a mis amigos abogados que las cosas, en derecho, se deshacían de la misma forma en que se hacían. Si la militancia del partido Centro Democrático fue la que eligió a Oscar Iván Zuluaga como su candidato, debe ser la misma militancia la que le acepte o no, la renuncia a su candidatura.

No se necesita saber de ciencia de cohetes para entender la algarabía que despertó entre sus contrincantes, la renuncia de Zuluaga. También, es evidente el miedo que siente el Establecimiento frente a lo que representa Oscar Iván. La minoría que domina a Colombia quiere mantener en la Casa de Nariño a un inquilino dócil, un firmón, sin mayor experiencia o conocimiento para que sea más fácil de mangonear, cosa que sería imposible con Zuluaga y su equipo de colaboradores más cercano que, desde siempre, he admirado por su sabiduría y por su enorme vocación de servicio y el afán desinteresado por querer defender los intereses reales de todos los colombianos.

El equipo con el que gobernaría Oscar Iván, es el único capaz de romper con décadas de atraso económico, de promover la libertad y de lograr insertar a Colombia en la nueva estructura mundial que dista mucho de la que nos han vendido los medios de comunicación tradicionales.

El miedo que genera competir contra Oscar Iván Zuluaga, se trata del miedo de competir contra un verdadero estadista.

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