Por: El Expediente
Bogotá, 17 de septiembre de 2025
El presidente Gustavo Petro intentó manchar al precandidato presidencial Abelardo De La Espriella con un trino incendiario, acusándolo de nexos con el paramilitarismo y estafas ligadas al narcotráfico en Córdoba.
La respuesta de De La Espriella desmontó las imputaciones como un “montaje” ya archivado por la justicia y expuso una lista de 15 escándalos que desnudan la gestión de Petro, dejando en evidencia las grietas de un Gobierno a la defensiva.
Petro señaló en X: “Tu alianza, Abelardo, con el paramilitarismo sí es una instigación a los crímenes contra la humanidad”.
De La Espriella, sin titubear, replicó que esas acusaciones –concierto para delinquir y lavado de activos– fueron precluidas por la Fiscalía 10 Especializada Antiterrorismo en 2009. “Cosa juzgada”, sentenció, atribuyendo el ataque a un complot de la “izquierda radical” orquestado por el exministro Iván Velásquez.
El precandidato contraatacó con una enumeración implacable: desde la financiación opaca de la campaña de Petro hasta los carrotanques de La Guajira, los contratos de María Isabel Urrutia, el caso Laura Sarabia-Marelbys Meza y el lavado de activos de Nicolás Petro. También apuntó a la “sociedad con la dictadura chavista” y el “apoyo a las FARC, al ELN y bandas criminales”, cerrando con una pulla personal: “Con toda la droga que consumes, eres uno de los mayores financiadores del narcotráfico”.
De La Espriella no solo se defendió; proyectó su visión. “Reitero ante los colombianos que voy a recuperar la seguridad, derrotar el narcotráfico y la corrupción, y fortalecer la salud, las pensiones y el emprendimiento privado”, afirmó, prometiendo un país “próspero y democrático” frente a lo que llamó una “dirección narcoterrorista”.
Su advertencia final –“pronto sabrás lo duro que muerde el tigre”– resonó en X, generando miles de reacciones.
El cruce expone la tensión de una precampaña donde los golpes bajos marcan el ritmo. Mientras Petro busca deslegitimar a un rival en ascenso, De La Espriella convierte la embestida en un altavoz para sus propuestas y una radiografía sin filtros del petrismo.
La pelea, que anticipa un 2026 candente, ya sacude la arena política.
Por El Expediente