Por: Fernando Torres Mejía
En 1957 aún no había tenido la fortuna de haber nacido, por eso recurro a la historia, y aunque los acontecimientos son mejor haberlos vivido para comentarlos con la certeza de que la información disponible no está sesgada, en esta oportunidad ni modo, aunque también debo decir que durante esa época no existían las redes sociales y eso hace que la verdad no haya estado tan expuesta a interpretaciones y mentiras como las que hoy circulan, gracias al avance de la tecnología que la están utilizando para desinformar, polarizar y acrecentar el odio entre las partes tan solo para lograr uno de los tesoros más preciados, el poder.
Hago referencia a ese año porque ocurrió el derrocamiento de Gustavo Rojas Pinilla, época que se caracterizó por su autoritarismo y represión política, lo que generó un clima de violencia y miedo en todo el territorio nacional.
Las razones fueron varias, entre otras la crisis social y de gobernabilidad que se desencadenó debido a su autoritarismo y represión. Ahora bien, para esos años Colombia no era productora de cocaína, sí un corredor estratégico para su tránsito, pero no hay evidencia de que ese gobierno estuviera directamente involucrado con el narcotráfico, pero se presentó un incremento desmedido y significativo de la violencia, las masacres y la represión política como: La Masacre de los Pájaros y la de Santa Bárbara, donde se asesinaron campesinos en Santander y Antioquia, respectivamente; la represión en el Valle del Cauca, donde las fuerzas armadas llevaron a cabo una campaña de represión que concluyó con la muerte de cientos de personas; la censura a la prensa, donde se vivió una política que resultó con la clausura de varios periódicos y la persecución de periodistas.
Adicionalmente, se intentó perpetuar en el poder a través de la creación de la «Tercera Fuerza» y el partido «Movimiento de Acción Popular», lo que generó una fuerte oposición por parte de los partidos tradicionales (Liberal y Conservador), sumado a la insatisfacción de la población con la situación económica y social, que estaban totalmente deterioradas.
Hoy, 67 años después, los hechos nos llaman a preguntarnos: ¿no estamos recorriendo el mismo camino y estamos ad portas de repetir la historia de tener un dictador? Bueno, aunque con grandes diferencias, como:
1. Tenemos como primer mandatario a una persona que sobra comentar todos sus defectos porque ya los conocemos, así como su pasado violento y desquiciado, el mismo con el que intentó gobernar un país que le brindó la mejor oportunidad de su vida, pero la despreció y prefirió seguir viviendo de su pasado.
2. Actualmente, Colombia es el principal productor y exportador de cocaína, la gasolina, que mueve en gran medida su economía.
3. Contamos con un sinnúmero de grupos narcoterroristas con total cercanía y simpatía con el primer mandatario.
4. Con un “socio” en el vecino país que, además de patrocinar y estar involucrado en el negocio de estupefacientes, le manifiesta su apoyo y respaldo total.
5. Desde que inició el gobierno del cambio, se permitió el crecimiento y la permisividad con los grupos terroristas como una estrategia para lograr su apoyo para perpetuarse en el poder.
6. Ante la imposibilidad de una constituyente para su reelección, una de las estrategias que podría, porque no, ser de su autoría sería la de tomarse el país por departamentos, como ya viene sucediendo en el Cauca y Norte de Santander, donde las fuerzas armadas perdieron el control, contando para esto con el apoyo de los grupos delincuenciales y de su nuevo mejor amigo, Nicolás Maduro.
7. El Valle del Cauca es otro de los territorios que incluso lo dio a conocer el alcalde Alejandro Eder, “Hay una amenaza terrorista contra los ciudadanos colombianos y, en especial, para quienes habitamos en Cali y Jamundí.”. Esto, de acuerdo con informes de inteligencia, las disidencias de las Farc, a través del frente Jaime Martínez, quieren desplegar su acción criminal para doblegar a los caleños y generar una mayor sensación de inestabilidad en la región.
8. Convocar a nuevos estallidos sociales (tomas guerrilleras) con voceros de reconocimiento nacional, como lo es el presidente de la CUT, Fabio Arias, quien esta semana, sin ninguna vergüenza ni pudor, así lo manifestó.
9. Agitar a sus “jóvenes gestores de paz” para que sigan incrementando la polarización y el odio entre los colombianos a través de sus grafitis que quieren replicar por todo el país. Muchas dirán que no son historias comparables, pero sí creo que esta sería otra forma de repetir la historia.
Entre tanto, circula este mensaje que, si bien es una “fake news”, guarda una estrecha relación con esta columna: “Diosdado Cabello dijo que, en 15 días, Norte de Santander se llamará Rafael Urdan, en homenaje al hombre de confianza de Simón Bolívar