Por: Duván Idarraga
Recientemente se conocieron las cifras del recaudo tributario en el 2022 en el país; crece más del 36%, sobrepasa la meta planteada y se obtienen $21 billones adicionales.
No es como dicen los seguidores del presidente actual que es gracias a su llegada y gestión, como si en poco más de un mes pudiese tener tal nivel de repercusión en materia económica.
Como dicen coloquialmente, quieren ganar indulgencias con camándula ajena. No, es el excelente resultado de muchas empresas en Colombia que tuvieron un gran año 2021 y al crecimiento del Producto Interno Bruto en ese año, uno de los mayores del mundo. Todo lo anterior resultado de decisiones y acciones económicas y fiscales del gobierno del Presidente Iván Duque, aunando esfuerzos con el sector privado que apostó a la recuperación y acompañó con inversiones.
Por otro lado, según estimaciones de expertos del sector, la industria petrolera (la misma que el nuevo gobierno estigmatiza y desea acabar usando la falacia que es por el cambio climático, como si comprar y usar gas y gasolina de Venezuela no tuviera el mismo impacto en el medio ambiente) aportará $24 billones adicionales (no estaban previstos) al Estado.
Sumando el mayor recaudo de impuestos, más los ingresos adicionales no previstos del sector petrolero, a las cuentas del país ingresarán $45 billones adicionales, casi el doble de los recursos que el nuevo gobierno busca en la reforma tributaria que ha estimado en $25 billones.
Recuerdo la expresión de los expertos economistas Juan Carlos Echeverry y Alberto Bernal en una conferencia que dieron hace un par de meses; decían que recurrir a una reforma tributaria era algo similar a cuando un paciente estaba hospitalizado, la decisión de llevarlo a cirugía era algo de última instancia.
En opinión de ellos, la economía colombiana estaba en buen estado, en proceso recuperación y estaba lejos de necesitar una nueva reforma tributaria; los resultados mencionados en párrafos anteriores ratifican esa postura.
Más complejo aún, no se ha terminado la discusión del Presupuesto General de la Nación para el 2023, no es claro por qué el nuevo gobierno insiste y fijó en $25 billones la cifra que debe recaudarse en la nueva reforma tributaria. Mas delicado, no se tiene claridad en que se van a destinar (en comisiones económicas del Congreso, han preguntado al Ministro de Hacienda en que van a gastar esa cifra y no han obtenido respuesta), ni mucho menos si es la cifra requerida.
Reitero, si no se ha terminado la discusión del proyecto de presupuesto del año 2023, mal harían en decir que se requieren $5, $50 o $25 billones. Si no hay claridad en que van a gastar, ni cuales serán las partidas asignadas a cada uno de los ministerios ni entes del Estado, ni cual será el presupuesto de 2023, ni cuales serán las necesidades de financiación, si es que las hay; no se entiende por qué, ni para qué el nuevo gobierno requiere $25 billones.
Menos se entiende que si los aliados del nuevo gobierno hablan de una gran crisis, del Estado quebrado, de la olla raspada, por ahora lo único que han anunciado son más gastos: Subsidios de $800.000 mensuales para 100.000 criminales con el pretexto que así no volverán a delinquir (un gasto mensual de $80.000 millones, $960.000 millones al año); traer 20.000 médicos cubanos con un costo mensual de us$7.000 cada uno (una erogación de $140 millones de dólares, $650.000 millones al mes, $7.8 billones al año, aproximadamente); la creación de más burocracia vía nuevos ministerios como los que han anunciado.
Tampoco se explica como el nuevo gobierno desea acabar con la industria minera y en especial la petrolera que aporta mas de $35 billones al año al Estado vía impuestos, dividendos (el Estado es el mayor accionista de ECOPETROL) y regalías.
¿Cómo van a suplir estos ingresos? Mas grave aún, si materializan esa decisión (Dios ni los colombianos lo permitan) de donde van a obtenerse los recursos requeridos para pagar a precios internacionales la gasolina y el gas que se va a necesitar y que piensan comprar a Venezuela?
¿Será que piensan implementar la propuesta del entonces candidato, hoy presidente, de encender la maquina de emitir dinero? Sería algo catastrófico para la economía colombiana, dispararía a niveles exorbitantes la inflación; fue lo que hicieron en Venezuela, país donde Gustavo Petro fue asesor económico del dictador Hugo Chavez.
Algo igual de grave sería la decisión del nuevo gobierno de incrementar el precio de los combustibles y prácticamente duplicarlos. Las medidas tomadas por el gobierno anterior con el Fondo de Estabilización de Precios de los Combustibles, surtieron efecto; de no haberlo hecho hoy tendríamos una inflación desbordada.
Tampoco fue cierto lo afirmado por miembros del nuevo gobierno que el anterior no pagó lo correspondiente, hizo lo pertinente para el primer trimestre de 2022 y en el presupuesto de 2023 dejó partidas para ello; adicionalmente, en el Marco Fiscal de Mediano Plazo quedaron definidos las fuentes y los recursos para continuar subsidiando estos conceptos, mantener la inflación en niveles controlados lo amerita.
Si el nuevo gobierno, desconociendo todo ello, duplica los precisos de la gasolina, será el único responsable del grave impacto que esto tenga en la inflación y en la economía del país. Con las cifras y circunstancias mencionadas en los párrafos anteriores, para mi es claro que no se requiere una nueva reforma tributaria y que la cifra de los $25 billones a recaudar no tiene sustento técnico.
El nuevo gobierno debería dejar de anunciar mas gasto y buscar la manera de disminuir el costo del Estado para que los colombianos tengamos que pagar menos impuestos y para que el crecimiento de la economía se mantenga en beneficio de todos.