Por: Roberto Trobajo
En Colombia, las FARC aliadas con narcotraficantes están cometiendo graves ecocidios: destruyen miles de hectáreas de árboles en el Meta y Caquetá.
Gentil Duarte, a través de alias Misingo, utiliza a campesinos para que deforesten, pagándoles 3 millones de pesos por cada hectárea desforestada.
En el Meta, uno de los departamentos más deforestados, ya han acabado con el 25% de los bosques del Parque Natural Tinigua, que al ritmo de deforestación con que lo azotan podría desaparecer en 20 años.
Caño Cristales, el río más famoso del mundo, esa maravilla enclavada en la sierra de la Macarena, está muy amenazado porque la deforestación puede llegar a secar las fuentes hídricas, aconteciendo uno de los peores atentados contra la naturaleza colombiana.
Las FARC mandan a desforestar para asegurarles tierras a los sembradores de cocas que luego venden a los narcotraficantes.
El ecotráfico de maderas finas
, le genera muchísimas ganancias a los terroristas de las FARC: 1 m3 de madera fina colombiana puede estar alrededor de 1 millón de pesos, que revendida en el extranjero puede estar costando 4 o 5 veces más (1.100 dólares) buscan clientes en el exterior y legalizan el dinero en Colombia.
Además, también utilizan la madera para camuflar cargamentos de drogas que mandan al exterior y a través de los compradores internacionales de maderas finas lavan dólares. Sacan las maderas preciosas hacía Panamá, desde donde direccionan la madera hasta el puerto holandés de Ámsterdam, el asiático Hong Kong, y USA.
Las mafias de la madera, ecotráfico que enriquece a las FARC, están empoderándose en la Amazonía y la Orinoquía colombiana que se empeñan en destruirnos.
Sobran razones para hacerles pagar a la FARC por la destrucción de nuestra Colombia, y que Timochenko y sus compinches del brazo político de la FARC no se hagan los desentendidos, culpando a Gentil Duarte, porque la FARC lleva décadas acabando con los bosques colombianos, saqueándonos las selvas, traficando, así que ¡paguen!