Por: TC (r) Gustavo Roa C
Hay «progres» fanfarrones, que viajan por el mundo, promulgando la igualdad social, gastando millones de pesos del presupuesto nacional, pero al mismo tiempo desacreditando sin contemplación al Estado, a las instituciones y al mismo pueblo, el cuál paga sus viáticos y altos gastos de su «calumniosa diplomacia».
Dicen sin vergüenza y lo proclaman con incongruente orgullo, conocer y ser amigos y admiradores de famosos dictadores y sangrientos golpistas, pero al referirse a ellos, los hacen aparecer ante los incautos y rebeldes jóvenes, como faros de virtud y abanderados de la equidad popular, supuestos luchadores sociales ydefensores de la justicia opresiva, esas serie depalabritas, cuyo significado real, es el paternalismo oficial, gracias a la corrupcióngeneradora de la holgazanería popular, término tan utilizado por la dialéctica de la nueva izquierda, como otra hábil estratagema de engaño.
Existe un desesperado proceder para que, gracias a la utilización de términos anticapitalistas, con abrumador cinismo, logren colocar un acento especial en la construcción discursiva, especialmente dirigida a los grupos previamente seleccionados con objetivos de persuasión, tal como lo afirma el filósofo del leguaje John Austin, en el tratado sobre el discurso performativo.
El objetivo final es lograr fabricar y difundir relatos que vayan generando conflictos funcionales, que permiten a la nueva izquierda navegar en aguas tranquilas, a través del engaño, la mentira ideologizada.
Pregonan y vitorean públicamente cualquier iniciativa encaminada a estar aparentemente en contra de la corrupción y de la negligencia contra el medio ambiente, pero la callan, ocultan, desvían y confunden, cuando éstas se gestan en sectores específicos, afines a los intereses de la conocida demagogia popular de izquierda.
Por esa razón nunca manifiestan ni siquiera una reclamación o exigencia a los grupos terroristas de izquierda, que continuamente afectan pueblos, asesinan colombianos y atacan cobardemente soldados y policías.
De esta forma, defienden implícitamente al terrorismo, al narcotráfico, a la mentira, a la trampa, a la hipocresía, predican la «filosofía del engaño», viven resentidos, como si sus actuaciones pasadas y sus nefastas consecuencias, fueran culpa del establecimiento que por el contrario, un día los indultó y los acogió como actores políticos y democráticos.
Después de sus de atroces actos contra el puebloen la década del 70, juraron recomponer sus delitos y dedicarse a aportar propuestas para el mejoramiento del Estado, pero han traicionado la buena fe de la sociedad, pues sólo aportan la venenosa cizaña del odio, la desesperanza y el resentimiento.
Sin embargo abrazan y disfrutan con insaciable apetito de poder, las prerrogativas de sus altos cargos políticos y oficiales asignados con triquiñuelas seudolegales y se encumbran realizando a diario, entrevistas y amenazas, donde sin rubor y con el beneplácito de algunos medios de comunicación, reproducen masivamente sus insulsas y mal intencionadas pretensiones, anunciadas a la opinión pública, como «píldoras letales» cada ocho horas, para agobiar aún más, el pesimismo y la desesperanza popular.
Pero, aun así todos estos miembros de la oligarquía comunista, incluyendo sus familias y a sus círculos más cercanos, disfrutan a hurtadillas de las mieles del capitalismo, al cual sin embargo, continúan reprobando y criticando con apasionada ferocidad.
Son especialistas en mostrarse tan sensibles y sociales, como el que usa costosos zapatos Salvatore Ferragamo, pero hace unos años, con pasamontañas y fusil al hombro, se defecaba en la cabeza de los que pensaban diferentes al él y luego los torturaba en la oscuridad de la clandestinidad, en las siniestras “cárceles del pueblo”.
Esos hipócritas, me causan repugnancia. Todos esos tuertos, populistas y seudoprogresistas, que cacarean y reproducen el frustrado discurso socialista, como silogismos aprendidos en la clandestinidad, mientras viven una vida de riqueza y placidez capitalista.
Alimañas del ayer y demonios enceguecidos por el odio hoy, con apariencia de arcángeles, continúan con su malévola intensión.
Me pregunto, cuándo recuperará Colombia la dignidad?