Por: Pierre Onzaga
Aquellos que conocemos, que son capaces de azuzar bloqueos para impedir que alimentos, médicos, ambulancias, y en general todos los ciudadanos nos movamos, progresemos y avancemos en una economía de libre mercado hoy son candidatos a la presidencia y vice presidencia, no es gratis ni tampoco casualidad que el “comandante Aureliano” quien incito a los delincuentes en las calles con sus palabras, sea hoy ¨compañero¨ o formula de Francia, que en las calles orientaba, y alentaba a los “muchachos” enceguecidos por el odio, del dinero ruso y del narcotráfico de las farc, para someter a nuestras ciudades en noviembre pasado.
Aquellos que hacen parte de marcha patriótica, del M19, de las Farc, de fecode, y del ELN, algunos creadores de células urbanas, que contaminaron la mente de nuestros niños y jóvenes con el virus comunista del odio, aquellos que captaron la justicia estratégicamente, son hoy ¨adalides anticorrupción”, estos criminales, desestabilizadores, son quienes hoy pretenden dirigir a Colombia, nada más son ellos, olvídese de pensar que son grandes ambientalistas, “ luchadores de causas justas”, ningún hecho los precede como para que eso venga a cobrar algún sentido de verdad.
Estos personajes que representan el famoso “pacto histórico” que ni siquiera existe como partido, ese pacto que más parece un aquelarre de sindicados de crímenes varios y criminales “indultados”, ese pacto que promete el cambio, ese pacto es el que quiere apoderarse no del gobierno, no de las instituciones, si no de sus propiedades, su dinero, y su libertad; sí, la libertad de elegir que comprar, que poseer, que vender, o incluso que arrendar como recientemente lo “propone” el candidato de las bolsas; la libertad de invertir lo ganado o no, simplemente ahorrarlo, la libertad de elegir en que fondo de pensiones poner sus ahorros de toda la vida.
Aquellos que nunca fueron capaces de crear una empresa, de labrar la tierra, de criar un vaca, o sembrar una papa, son los que quieren dictarle al país como será la política agraria y de tierras, aquellos que usan inteligentemente deseos y anhelos generales, como la paz, el empleo, el dinero, la justicia, son aquellos que al mando de Petro y sus cómplices quieren arrebatarle a Colombia la posibilidad de elegir su futuro, de prosperar, de generar abundancia, únicamente desean socavar los fondos de pensiones, administrar a su antojo el banco de la república para crear dinero de la nada, eliminar la exploración petrolera, para dejar al estado sin regalías, forzar a los propietarios a bajar los arriendos, modificar los POT para que en cualquier barrio existan zonas de tolerancia y mezclas de estratos sociales, expropiar o democratizar, como lo llama hoy el de las bolsas.
Estos demagogos del pacto de petro, que nunca han producido para nuestro país riqueza, pretenden no solo eliminar la propiedad privada, sino controlar la economía para administrar toda tierra, toda generación de riqueza, todo capital que en el territorio nacional exista, esto con el fin publico de “crear una sociedad mas justa y humana” pero realmente con un fin oculto de enriquecerse ellos mismos, dejar al pueblo más pobre de lo que ya esta luego de la pandemia y los paros de petro y fecode, esto es lo que realmente quieren, el dinero.
Y para esto se valen de todas las formas de lucha señores, si, estas que pregonan los comunistas, como única vía para llegar al poder, si usted nota en donde estamos hoy, vea el panorama, unos colegios y universidades plegados de docentes comunistas, que adoctrinan a futuros soldados en calles y montes; unas cortes tamizadas por magistrados de extrema izquierda que fallan continuamente a favor de los objetivos trazados por el foro de sao paulo, algunos periodistas que hacen eco, de las bondades de la izquierda, como añorando las románticas letras del perezoso Marx; dineros casi ilimitados (mas de 140 millones de dólares) producto del lavado ruso en las calles colombianas para financiar a los ¨pobres muchachos¨ de Francia y la alcaldesa López, alcaldes hijos de guerrilleros con clara tendencia cómplice de izquierda radical; un registrador cuestionado bajo los resultados de un software dudoso contratado a la carrera, y un gobierno que para unos fue “estratégico” al no controlar a tiempo los paros criminales, pero que realmente demostró debilidad, poco carácter y ausencia casi total de autoridad a la hora de defender a todos los colombianos, no solo a aquellos que pretendían “protestar”.
El panorama parece crudo, parece que estuviéramos sitiados si, y talvez de alguna manera los colombianos lo estemos; pero quiero que imagine esto, ¿Qué tal si estamos sitiados 45 millones de colombianos por 3.000 o 7.000 criminales que pretenden apresar y eliminar las libertades de estos 45 primeros?, los números no mienten, siempre seremos más los que trabajamos, los que sembramos, los que creamos empresa, los que queremos ir a las iglesias en paz, los que damos paso, los que damos trabajo, los que estudiamos con esfuerzo y tesón para sostener una familia, los que después de toda una vida de trabajo nos pensionamos para vivir en la tranquilidad y la satisfacción de la buena labor realizada, siempre seremos más, pero hay algo que no nos permite darnos cuenta de esa realidad…
Ese algo que nos sega, será la apatía, será la desidia, será la cultura arraigada de “que alguien más lo haga”, sin advertir que hay pueblos como el japonés, que piensa que “si nadie lo ha hecho, debo ser yo el primero que lo haga”, ¿qué tal si pensamos diferente?, que tal si creemos que podemos sumar, que tal si cada uno de nosotros inicia con un pequeño gran paso, motivando a los otros a ser parte del verdadero cambio, ese verdadero cambio está en que sea la sociedad entera, la que le envíe un contundente mensaje a la izquierda comunista que copta y compra la mente de nuestro niños de un real NO MAS, ¿Qué pasaría si saliéramos masivamente a votar por la libertad?, que pasaría si por primera vez en la historia de Colombia el abstencionismo fuera del 10% o del 5% y no del o 40%, ¿Qué pasaría si usted creyera que es posible derrotar los cantos de sirena que promete “aureliano candidato” y que la evidencia muestra que traerían miseria, violencia y guerra?.
Deje de pelear con los petristas, realmente son muy pocos, vaya a hablar con los apáticos, los que dicen “igual, todo seguirá igual”, con esos que creen que “todos son lo mismo”, vaya y cuéntele el programa de Fico y Enrique a esas personas que dicen que “de política no se habla”, esos que prefieren no salir a votar porque no le dan nada a cambio, háblele a esos que reciben plata por su voto, para que por primera vez voten en convicción y conciencia, pero por favor no se quede quiero observando, el gran objetivo de todos en estos escasos dos meses que nos quedan de acá al 29 de mayo, está en la abstención, los que votamos por la libertad, ya nos conocemos, sabemos que somos mayoría, claramente pese a que en encuestas el tipo de las bolsas salga en 40%, nosotros elegimos presidente, si, pero hemos permitido que “ la foto de la presidencia” parezca ajustada, como los 8 millones de Aureliano y los casi 11 del presidente Duque, y lo hemos permitido, por que no nos hemos enfocado en esa inmensa abstención.
¿Qué podemos hacer para que los colombianos decidan salir masivamente a las urnas, a votar no solo contra el proyecto populista totalitario de Petro y Francia, sino a favor de la posibilidad de crecer en una Colombia libre, con un estado cada vez más reducido, y cada vez más efectivo?
¿Qué podemos hacer para que nuestro pueblo, que somos todos, entienda que la responsabilidad no es algo que pertenece a otros, sino a mí y a usted individualmente?, ¿Cómo podemos abrir los ojos de la gran mayoría de los ciudadanos para que entiendan que su rol es clave no solo en este coyuntural momento de la historia, sino en el resto de los momentos que tengamos como país?
El aporte de reflexión de esta columna de poder, es que debemos ser nosotros, los líderes, la fuente inagotable de ejemplo, la fuente de responsabilidad que los contagie, mostrarles a los colombianos que cada uno es capaz de ser líder en su comunidad, en su barrio, en su familia, ¡en su vida!, y asumir qué lo que nos falta, no nos falta por que otro lo tiene, o porque a otro “ le sobra” sino porque “yo no he sido capaz de producirlo”, pero también enseñarle a ese ciudadano que puede producirlo, ¡que puede ganarlo!. Este gran concepto a nuestro pueblo no se le enseña, ¡el dinero no se crea, se gana!
Hoy se escucha en las calles, en la gente en los buses, en los taxis, la necesidad de cambio, “queremos un cambio”, pero siguen estos que quieren un cambio, buscando un cambio afuera, “que alguien más haga lo que yo no hago”, ¿por qué?, por miedo, pereza, impotencia o por la razón que sea, estamos ante la inmensa posibilidad de crear ese cambio en cada uno, finalmente tomando las riendas de Colombia para crear el cambio que merecemos, ese que desde el poder individual marca la diferencia, y este cambio será el asumir que si podemos crear la sociedad que anhelamos en seguridad, abundancia y sostenibilidad siempre y cuando seamos hábiles explicando a los apáticos como los demagogos le mienten al pueblo con mensajes esperanzadores, para cooptar sus mentes y sus votos, y llegan al poder a hacer su voluntad la cual esta inmensamente lejos de la voluntad popular.
La inteligencia de más de 200 años de democracia, nos debería permitir hablar a nuestro pueblo, para invitarlo a la madurez, invitarlo a dejar de esperar todo del gobierno, claro viabilizando que se creen clústers productivos locales, créditos blandos para desarrollo de empresas productivas, con bajas tasas y escasos requisitos, con garantías como las del fondo nacional de garantías; pero que por fin los colombianos entiendan y vivan lo que significa crear riqueza, ganar dinero, no obtenerlo de ayudas estatales, que aunque fueron importantes en pandemia, son esclavizantes en el mediano y largo plazo, e insostenibles para cualquier estado.
La invitación de esta Columna es a que cada uno de los que la lee hoy sea un líder y hable con sus amigos, familiares, empleados, con el taxista, la de la tienda, la del bar, con todos, sobre lo que pasa en Colombia hoy, y sobre lo que puede significar un verdadero cambio hoy en Colombia, ese cambio que nos llevara a exigir al mismo tiempo, seguridad y educación, prosperidad y sostenibilidad, pero equiparando los deberes y los derechos para que por fin los colombianos entendamos que la responsabilidad de lo que pasa hoy en Colombia es nuestra y nada más que nuestra, y que si caemos un populismo comunista sería nuestra responsabilidad, pero que si advertimos a tiempo, y abrimos los ojos, podremos crear no solo la mayor votación de la historia colombiana, sino una transformación generacional que nos lleve a ponernos de acuerdo tacita, o estructuradamente en lo que nos une.
Colombia es una gran nación, rica, abundante, con gente inmensa, altamente trabajadora y con la capacidad de resurgir de las cenizas una y otra vez como el fénix, no dejemos que la necesidad del cambio sea obtusa, no dejemos que los abstencionistas sigan en su silla como observadores, busquemos empoderarlos con argumentos, con hechos, y sobre todo con la gran responsabilidad individual que es motor de los grandes inventos y avances de la humanidad, o acaso ¿no cree usted, que el teléfono no existiría si Graham Bell no hubiera decidido y persistido para inventarlo?, ¿o que de no ser por la perseverancia y fuerza de corazón de Churchill, el pueblo ingles no habría soportado los bombardeos alemanes? ¿O que sin la decisión y fortaleza del presidente Álvaro Uribe Vélez, no hubiera transformado este país para bien en tan corto tiempo? ¿O que sin la decisión trabajo y amor de la señora dueña de la panadería de su esquina, de levantarse a las 2am, podría tenerle pan calientico a usted desde las 6am?, los resultados se siembran con decisión, acción y constancia.
Pues no, solo con la fuerza individual, con el espíritu henchido se logran los grandes cambios, así que póngase la camiseta de este país y vaya a contar en las calles, en sus redes, en sus reuniones, porque tenemos la responsabilidad de lo que va a pasar en Colombia en los próximos 30 años; Esto no es de grandes mujeres u hombres de la historia, como Margaret Thatcher, asuma hoy que usted es esa dama de hierro u hombre grande de la historia que se puso bien los pantalanes y contra viento y marea defiende la democracia, defiende su propiedad, su pensión, su honra y su país Colombia, para que sus hijos y nietos sigan viendo libres en democracia y en abundancia.