Por: Rene Galindo
El escenario en el que se mueve el país es turbulento y preocupa a todos, lo que se está gestando es de suma gravedad. En días pasados hablábamos de unos grupos de protesta aparentemente legítimos donde salieron a reclamar derechos, luego poco a poco se fueron transformando con más capacidad de violencia como si alguien los estuviera atizando y efectivamente terminaron financiados de manera clandestina movimientos revolucionarios de inconformismo que atacan irracionalmente la institucionalidad. Estos vándalos terroristas produjeron innumerables daños al país, pero hasta ahí todo nos parecía normal. Todo esto que claramente no era protesta sino violencia y terrorismo callejero que lo quisieron disfrazar de protestas y derechos legítimos al descaro de atacar desde el mismo congreso de la república la acción legitima del ESMAD con una mediates espantosa y criminal.
Cuantos congresistas enlodados de criminalidad y duda estuvieron unidos en una campaña sizañosa para segar la honrosa tarea que hace el ESMAD a nivel nacional, este grupo de facinerosos congresistas afilaron sus herramientas juiciosamente para dejar indefensos a los colombianos, para ellos y para el terrorismo urbano el ESMAD ha sido la piedra en el zapato que no los ha dejado cumplir sus ambiciones politiqueras, por eso más que nunca se requiere que los ciudadanos impidamos la sepultura de esta institución que siempre nos ha cuidado.
Con el paso de los días las cosas van escalando en la forma como se cometen los crimines y ataques, ya los vándalos no usan solo piedras y bombas molotov, si no que los criminales de primera línea ahora usan machetes, petardos con explosivos que han herido a varios policías de manera grave bajo la mirada pasmosa del público colombiano.
El terrorismo callejero conocido como primera línea no es una simple y aprendiz organización espontanea, es una organización claramente concebida y planeada para destruir, dañar, asesinar y agredir la institucionalidad; esta organización obedece a un financiamiento, una organización jerárquica, tienen entrenamiento criminal, capacidad de manipulación de la información, poseen también una clara campaña de desprestigio orientada a diezmar la voluntad de acción de las autoridades. Estas organizaciones promueven por redes sociales el odio contra los policías, soldados, comerciantes, ganaderos, banqueros etc. En fin para ellos todo el que trabaja es enemigo, así que éste es el escenario que nos empieza rodear.
Se lee en redes sociales y se escucha en la calle «estoy preocupado», «estamos preocupados», pero de ahí no pasamos, se necesita una acción efectiva y activa ante hechos de grave repercusión. Los ciudadanos no se pueden acostumbrar a legitimar la agresión y los crimines contra los policías y soldados, porque los problemas tarde que temprano tocaran su puerta y será tarde cuando ya la fuerza pública no pueda contener la anarquía, la violencia desatada por el terrorismo y la criminalidad.
El soldado, marino, aviador y el policía se está quedando sin apoyo del pueblo y pareciera que nos estamos acostumbrando a ver terroristas que posan en todo lado de impolutos, éticos, mientras asesinan a los policías y soldados en las calles y campos de la patria. Existe miedo a expresar cuán valioso es ese policía en la calle y ese soldado en las carreteras patrias, no nos sentimos identificados con el sentimiento de nación falta que nos despierten.
La indiferencia se toma las calles, la población está en una incertidumbre generalizada asombrosa y no sabe hacia dónde marchar, hacia donde caminar, pero viendo muchos ejemplos en el mundo, a la sociedad no le queda otro camino sino rodear a la fuerza pública para garantizar los derechos de la mayoría de los ciudadanos, en este caso así tengamos que prescindir de la justicia o de instituciones que no suman, sino que restan lo tenemos que hacer.
Estamos a tiempo de reaccionar y de sumarnos a un gran movimiento de apoyo a la fuerza publica, un movimiento que logre el equilibrio y sea la talanquera de quienes atacan la imagen institucional de las Fuerzas Armadas. Estamos a tiempo para abrazar al soldado, al policía y al aviador y decirle «gracias porque usted me trae paz y seguridad a mi barrio, región o municipio».
La indiferencia no puede aumentar la posibilidad de que el día de mañana la policía que nos vigila sean los bandidos de las farc y quienes por años han asesinado, violado y extorsionado a sus coterráneos. La izquierda radical pretende acabar a la policía nacional, volviéndola gradualmente dependiente de los políticos corruptos para cumplir sus fines. No olvidemos que, en Guatemala, El Salvador prácticamente desaparecieron la policía y al ejército y le dieron paso a unas organizaciones policiales y militares infiltradas; poco entrenadas que fueron derrotadas por los criminales callejeros, como consecuencia de esta problemática la población indefensa debió huir a los Estados Unidos para salvar sus vidas de la guerra entre pandillas llamadas Maras.
El plan politiquero criminal es sacar a la policía del ministerio de defensa para que sea dependiente del ministerio del interior, cuando esto ocurra la policía la politizaran y la vuelven policía de bolsillo sin capacidad de reacción a nivel nacional.
Es necesario unir el esfuerzo para que respaldemos esta noble causa haciendo que el servicio de estos funcionarios públicos sea más cercano al ciudadano y sus necesidades.
El 28 de noviembre del 2021 cuando se llevó a cabo una concentración de respaldo a las Fuerzas Armadas, fue la prueba inicial de que, si uno se lo propone, se logran las cosas, en esta fecha un grupo de ciudadanos decide concentrarse para apoyar a la fuerza pública y el objetivo se logra en varias ciudades del país. Es un movimiento espontaneo nacido del corazón patriota, de quien quiere un mejor futuro para el país y cree en que la mejor decisión es defender la legalidad, los principios y valores democráticos.
Algunos ciudadanos son los que expresan sus sentimientos de cariño y aprecio a los lemas que identifican a la fuerza pública colombiana; «Patria, honor lealtad» el lema que identifica a los valerosos soldados de la patria, «La voluntad todo lo supera» gran lema de la armada nacional que con orgullo defiende los dos mares que rodean nuestros suelos, «Así se va a las estrellas» la identidad propia de quienes surcan los cielos colombianos vigilantes como el águila real y «Dios y patria» el lema de la Policía Nacional, la Policía de los colombianos que orgullosos cuidan el sueño de los ciudadanos.
La fuerza pública necesita que el verdadero poder democrático que es la población le brinde el apoyo para superar la injusticia a la que son sometidos por falta de acción de los políticos y de jueces irresponsables que los han dejado solos y no han sabido respaldar sus acciones. La anarquía no es el camino, toda vez que, si no hay nadie que nos defienda, los ciudadanos también se tendrán que defender y la patria termina en un caos generalizado donde se impone el más fuerte. Necesitamos enderezar el camino de la legalidad, la responsabilidad como ciudadano y la aplicación de verdadera justicia, necesitamos creer en nosotros mismos y recomponer el camino de una Colombia con un futuro esperanzador.
La fuerza pública necesita de nosotros los ciudadanos de Colombia