Por: Diana Perafán
Los que critican la propuesta de amnistía general del ex presidente Álvaro Uribe Vélez, son los mismos que avalaron la rampante impunidad del proceso de la Habana, miramos en esta semana como salieron de sus madrigueras los áulicos del pacto entre Santos y Farc que fue promocionado invirtiendo miles de millones de nuestro presupuesto, para que la ciudadanía se tragara todos los sapos y le diera el beneplácito a un proceso que nunca trajo paz y mucho menos reconciliación entre los colombianos.
Sumado a eso, que ahora tenemos en el congreso dictando leyes a personas que no han pagado un solo día de cárcel por crímenes atroces y en su mayoría de lesa humanidad.
Hasta los desmovilizados de farc como Lozada y otros, tuvieron la osadía de trinar en sus redes, aun con la impunidad rampante con las que han sido beneficiados, de increpar la propuesta de amnistía del ex presidente Uribe que indudablemente debe y tiene que incluir, a todos los actores del conflicto y/o funcionarios públicos y, eso incluye, a los desmovilizados de las AUTODEFENSAS, ELN, EPL y miembros de la fuerza publica encartados en actos relacionados con la confrontación armada y crímenes políticos y, a desmovilizados o detenidos de las actuales disidencias de FARC que contribuyan con verdad plena, no se puede concebir una amnistía general excluyendo a estos actores de la confrontación y todo eso en merito que se esclarezcan sus crímenes contando verdad plena al país y a la sociedad en general.
¿O es que, de ahora en adelante, cuando cualquier gobierno quiera llegar a acuerdos con algún grupo inmerso en la confrontación armada en Colombia, creen que van a pedir algo menos que lo que Santos y De la Calle le dieron a las FARC en el pacto de la Habana? No señores, no sean, ni nos crean ingenuos, ya no disfracen de justicia la rampante impunidad que es superior a una amnistía general lo que le han concebido a las FARC, aunque por hora, sólo ha sido impunidad total para las FARC, puesto que a los otros actores que según lo pactado puede juzgar la JEP, no vemos el mismo trato, ni la misma benevolencia.
A diario recorro este país en merito a mis labores de derechos humanos que realizo en beneficio de víctimas y personas en estado de vulnerabilidad y, puedo asegurar no hay un sólo departamento de nuestro territorio continental, donde no haya presencia de grupos armados, sean de extrema derecha o de extrema izquierda, pero eso, es lo que hemos vivido los últimos 50 años en Colombia y por ende, ya estamos adaptados o acostumbrados a vivir en medio de la confrontación, lo que me produce rabia e impaciencia, es que Santos y sus áulicos, nos hayan vendido el cuento de la paz con un proceso entre las FARC y ellos como la panacea y fin del conflicto.
Eso es a fiel reflejo, un engaño a la ciudadanía, en los campos que es donde los de pie nos movemos a diario, no hay paz y mucho menos inversión, basta con hacer un recorrido por los municipios de quinta y sexta categoría de departamentos como norte de Santander, Arauca, Sucre, Putumayo, Cauca, Nariño, Córdoba, Boyacá y otros donde no hay soberanía interna de nuestra institucionalidad. Qué bueno sería que el gobierno supiera de eso
Los colombianos debemos levantarnos para exigirle a toda la institucionalidad, un alto en el camino y, ese alto, significa parar todo y reformular todo. Eso incluye todas las ramas del poder público, para reiniciar nuestro país y, sin dudas después de una amnistía general, se debe hacer eso y me gustaría que lo que primero se debe parar es a la comisión de la verdad del cura De Roux, no podemos tener una comisión de la verdad, hablando de fin del conflicto, cuando este fenómeno, cada día esta mas recrudecido en nuestros campos y ciudades.
La comisión de la verdad y su funcionamiento, sin qué se haya llegado a una verdadera paz y fin del conflicto, es otro engaño al que no podemos sucumbir.
Invito a todos los lideres de Derecha e Izquierda de nuestro país, a que se den un paseo y ojalá en chiva por nuestros territorios apartados, para que reconsideren un dialogo nacional y construyan un plan marshal para Colombia con rediseño institucional a 30 años.
Les aseguro que somos capaces de modernizar a nuestro país y de acabar con este conflicto que solo destruye a nuestras generaciones.
Eso sí, el problema de las drogas y cultivos ilícitos, debe ser resuelto principalmente el de la coca, que es lo que mas genera conflicto y recursos ilegales para mantener la chispa de los grupos armados encendida.
Las drogas blandas como la mariguana, necesita la reglamentación de su uso así sea recreativo para adultos, allí hay un mercado que se debe legalizar y que sin duda generaría muchos empleos con visión de Estado, no con la visión mercantilista privada como lo conciben los delfines Martín Santos y Juan Manuel Galán.
Diana Perafan Hurtado
Líder de DD HH Cauca.