Por: David Meza Pretelt
El congresista que se hizo famoso fingiendo ser abogado cuando era simplemente un bachiller, se reencauchó como alfil del petrismo encargado de aceitar las maquinarias en Antioquia, a favor del líder de la izquierda radical.
Julián Bedoya personifica el estereotipo del político petrista a la perfección: es tramposo, corrupto, constriñe a sus electores, clientelista, está con las narco-guerrillas y tiene enredos con paramilitares en su zona de influencia, pero además engañó acerca de su título como abogado, al igual que Petro, quien ha mentido en varias oportunidades en su currículo: ambos cortados con la misma tijera.
Por otra parte, figuras que se muestran como adalides contra la corrupción como Cathy Juvinao ahora terminaron en el mismo bando de quién tanto denunciaron y criticaron, trabajando hombro a hombro para instaurar un régimen populista en la presidencia de Colombia que de ganar buscaría atornillarse allí por décadas.
Juvinao resultó electa representante a la Cámara por Bogotá en la lista de la Alianza Verde, que tiene como candidato oficial a Sergio Fajardo (A quien traicionó). Lideró la iniciativa “trabajen vagos” con la que hizo veeduría al congreso y desde donde amasó un capital político a punta de denunciar casos como el de su nuevo aliado y coequipero Bedoya, pero una vez alcanzada la curul se entregó en brazos de todo lo que juró combatir. ¿Acaso tanto activismo fue una cortina de humo para hacerse a una curul en el Congreso?
Aquel discurso anti-corrupción y contra el “establecimiento”, queda simplemente como una retahíla hipócrita, cuando en el Pacto Histórico tienen entre sus principales fichas personajes de la calaña de Armando Benedetti, Roy Barreras, Piedad Córdoba, Enilce López “La Gata” o quien nos ocupa en este artículo: Julián Bedoya.
Actualmente pesan contra él investigaciones de la Corte Suprema en las que se le acusa de falsedad en documento privado, falsedad en documento público, constreñimiento al elector y fraude procesal, entre otras.
Hay graves sospechas sobre la consecución de su título en 2019 después que se descubriera que llegó al congreso con mentiras y siendo apenas bachiller. De acuerdo con declaraciones del Rector de la Universidad de Medellín: la obtención del título de abogado por parte de Bedoya, está bajo un manto de duda y este podría haber sido comprado u obtenido con trampa, cosa que investigan actualmente la Procuraduría y la Corte Suprema.
El prontuario de Bedoya
Pero esto es solo la punta del iceberg si hablamos de los entuertos que ha protagonizado este congresista Liberal, que traicionó a su partido y se acomodó en las toldas petristas, presuntamente a cambio de puestos o contratos como es su modus operandi.
Una zona de influencia donde Bedoya ha fortalecido su poder y votación es el Bajo Cauca antioqueño, allí hay una historia de dolor y tragedia debido a la presencia de los paramilitares que ha sometido a los más de 300 mil habitantes de estos municipios. En la zona no se mueve una hoja sin que criminales como “Los Rastrojos” o “Las Águilas Negras” lo sepan y las votaciones tanto de Bedoya como de Petro han crecido considerablemente en esos territorios.
Fuentes locales entre las que hay ex concejales y ex alcaldes, han confirmado que existe una alianza entre el flamante alfil de Petro y grupos paramilitares que dominan el área, hecho que se puede corroborar en los resultados electorales y que debe ser investigado por la Procuraduría y la Corte Suprema, ya que es de altísima gravedad.
En tiempos de Santos, Bedoya fue la pieza que se prestó para perseguir opositores desde la Comisión de Acusaciones de la Cámara de Representantes, encargada de investigar a nivel político al presidente y otros aforados. Terminó conociendo muchos secretos que hoy le sirven de seguro para recibir protección desde el santismo, bloqueando cualquier proceso que surja contra él por miedo a que Bedoya los pueda delatar.
Para pertenecer a dicha comisión es requisito ser abogado, porque se manejan casos y acusaciones en un marco jurisprudencial y este fue otro eslabón en la cadena de falsedades y conductas ilegales en las que ha incurrido Bedoya, ya que a pesar de presentarse como abogado, en aquel momento su único título válido era el de bachiller.
La Corte Suprema en Colombia ha venido asumiendo una posición política a favor de la izquierda, que se profundizó con las nominaciones de magistrados hechas durante el régimen santista. Nilson Pinilla, Carlos Gaviria, Iván Velásquez y Luis Ernesto Vargas son prueba fehaciente de la ideologización de la justicia, como parte de la agenda de la izquierda radical para penetrar en todos los órganos del poder y poner en jaque al país.
Debido a sus alianzas Bedoya anda fresco y campante cometiendo fechorías, sabiendo que al estar con Petro, los que lo denunciaban (Cathy Juvinao) ahora lo ven como un aliado y la Corte Suprema jamás dictará orden de captura contra él, así tenga pruebas fehacientes de sus actuaciones fuera de la legalidad, como ha sucedido al interior de las investigaciones abiertas contra el alfil petrista.
Bedoya recibió como premio por los mandados que le hizo a Santos, puestos en el Sena de Antioquia (y otras entidades), con los que fortaleció su estructura política y por los que posteriormente fue también investigado por presiones indebidas al votante para salir favorecido, situación que presuntamente se ha agudizado ahora que obtuvo una mayor votación al Senado y es el encargado de cuadrar caja para Petro en Antioquia; ya que está probado que los senadores electos en la región por el Pacto Histórico, además de “quemar” al contrincante con montajes judiciales como Zuleta, no ponen votos.
El jefe del petrismo en Antioquia Julián Bedoya, jamás fue detenido a pesar que ex congresistas como Bernardo Elías, develaron ante la opinión pública que hubo persecuciones políticas impulsadas por intereses del alto gobierno de las que Bedoya hizo parte.
La justicia politizada y permeada por la izquierda en Colombia se ha prestado para cometer exabruptos como la detención del Ex Presidente Álvaro Uribe partiendo de falsos testimonios y montajes, mientras presuntos delincuentes como Bedoya, contra quien existen acusaciones probadas, siguen libres apoyando una campaña presidencial que raya en la criminalidad: Prácticamente entre más grande sea el prontuario, más petrista se es.
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